«La primera vez que tienes que alejarte para fumar cuesta, claro. Pero te acostumbras, qué remedio...tengo muy claro que cuesta mucho más dejarse el vicio», dice Paloma Sánchez, cigarro en mano, en una terraza de Trapería. La estampa se repite desde la noche del sábado: a las doce entraron en vigor las medidas extraordinarias tomadas en el Consejo Interterritorial del Servicio Nacional de Salud (CISNS) para tratar de reducir la propagación de la covid-19. Entre ellas se encontaba la prohibición de fumar en la calle si no se puede guardar la distancia de seguridad de dos metros.

«Yo soy enfermera -cuenta Encarna García, sentada en un banco en la plaza del Romea-, y no estoy demasiado de acuerdo con la prohibición de fumar, no le veo ningún sentido, pero mira, tengo que respetar: me tomo el café en una terraza y me busco un banco para poder fumarme un cigarro sin que me multen». Pero las multas, de 100 a 3.000 euros, no se están poniendo. De momento: «Hay que dar al ciudadano un tiempo para que se informe y se adapte a esta medida. A no ser que veamos algo muy flagrante, hasta dentro de tres o cuatro días nos limitaremos a informar a quienes veamos fumando sin respetar la distancia de seguridad», cuenta el subinspector Pérez Bernabéu, del Grupo Especial de Seguridad Ciudadana de la Policía Local de Murcia. Lo mismo en Cartagena: «Se procederá a informar y, solo si no se hace caso del requerimiento, se sancionará», explican desde el Ayuntamiento.

«La mayoría está concienciada»

Dice Pérez Bernabéu que la mayoría de gente está «muy concienciada» con el uso de mascarilla. Sin embargo, «se están poniendo muchas más multas de las deseadas». «Esto no es una broma -continúa-, la gente se está muriendo, pero hay muchos que parece que tienen más miedo a la multa que le podamos poner que al virus. De hecho, muchos se la ponen justo cuando nos ven». En una vuelta de un cuarto de hora por el jardín de Floridablanca y alrededores, Pérez Bernabéu y sus compañeros multan a tres personas. La mayoría alega que estaba fumando y se apresura a buscar la colilla en el suelo cuando los agentes piden explicaciones. Otros aducen problemas de salud. «En ese caso tenemos que pedir un justificante médico que pruebe que ese problema de salud que exime de llevar la mascarilla existe. Si no, estamos obligados a sancionar y después que el ciudadano reclame si lo considera oportuno», conclue el subinspector.