Menos de una semana, salvo complicaciones de última hora; es el tiempo estimado, a dos días de que se cumpliesen nueve meses de la desaparición en Valencia de Marta Calvo, que le resta a la Guardia Civil y a los operarios contratados por el vertedero de Dos Aguas para terminar de remover los cientos de toneladas de basura compactados con tierra que formaban el inmenso cubo de desechos donde se calculó que podrían estar los restos de la joven de Estivella, partiendo de los datos aportados por el que es su presunto asesino, Jorge Ignacio P. J., hoy en prisión.

Ocho meses después del inicio de los trabajos de búsqueda en ese vertedero, que recibe los desechos no reciclables de Valencia y su área metropolitana tras pasar por la planta de Quart de Poblet, la Guardia Civil no ha encontrado un solo resto de Marta Calvo, por lo que adquiere cuerpo la tesis que los investigadores y la familia de la joven manejan desde el principio: su presunto asesino mintió desde el primer momento y el cuerpo nunca llegó a ese punto.

Ni rastro en la vivienda

Marta Calvo murió en la madrugada del pasado 7 de noviembre, tras ser recogida en Valencia por su presunto asesino, Jorge Ignacio P. J., quien la trasladó en su coche a la vivienda de Manuel que tenía alquilada para, entre otras cosas, llevar allí a mujeres a las que contrataba para mantener relaciones sexuales, y posiblemente para utilizarlo en su faceta de narcotraficante, aunque la Guardia Civil no encontró ni rastro de ello durante los dos registros en la vivienda (el acusado dispuso de casi una semana para limpiar a fondo antes de escapar).

La joven mandó desde allí su ubicación a través de Whatsapp a su madre, como hacía cada vez que quedaba con alguien fuera de casa, gesto que sería clave para reconstruir después sus pasos.