Manuel y Elisabeth llevan años esperando encontrarse con su hijo adoptivo. «Nosotros sabíamos que nos faltaba poco, pero claro, eso puede ser una semana o puede ser un año», explica Manuel. Fue en 2011 cuando esta pareja emprendió el camino de la adopción y activó el tramite ese mismo año, tanto para la adopción nacional como internacional. «Fueron tres años de espera para que nos adjudicasen a nuestra primera hija de Etiopía, a través de la adopción internacional», recuerda Elisabeth, «pero nunca imaginé que por la vía nacional tardasen nueve años más», reprocha la madre. Han sido largos momentos de espera para la familia y aseguran que «lo peor ha sido la demora de una llamada en la que nos dijesen: la criatura ya está aquí».

Hay historias que de momento no se volverán a repetir por culpa del cierre de fronteras y la paralización de la adopción internacional, como es la aventura que vivió Toñi, madre de la segunda familia entrevistada. «Mi niño sabe que sus papás se montaron en un avión para viajar al sitio donde él vivía, lugar en el que lo esperamos», cuenta Toñi. La prohibición de no poder viajar ha denegado muchas tramitaciones y por tanto hace que estas historias queden en el pasado. Aunque Toñi remarca que «la adopción internacional dejó de funcionar hace mucho tiempo».

La espera incierta

El retraso en las adopciones por el coronavirus no ha marcado sin embargo la espera de algunas familias murcianas que estaban a expensas de encontrarse con su niño o niña. «Al fin y al cabo esto no es como un embarazo en el que sabes que a los nueve meses va a llegar el niño, es algo tan incierto que no sabíamos si el confinamiento había perjudicado en el atraso o no para la llegada de nuestro hijo», aclara Elisabeth. «Después de tantos años esperando, tres meses más no nos suponía nada», remarca Manuel.

Cuando las parejas emprenden el camino en la adopción es importante que estén concienciadas de que «hay momentos buenos y momentos malos, pero al final esto no solo sucede con las adopciones, sino con la vida en general. Hay que ser fuerte y apoyarte en tu pareja», concluye Elisabeth. «Cuando nos avisaron después del confinamiento de que ya podíamos recoger a nuestro hijo, nosotros teníamos claro que no nos íbamos a echar atrás aun sabiendo todo el tiempo que había pasado», asegura la madre.

A pesar de las complicaciones burocráticas que conlleva una adopción, no todo es tan duro ni hay tantos clichés. «La sociedad piensa que es necesario tener un gran sueldo para poder adoptar, pero no todo es como lo cuentan, al final las fases no son duras. Es cierto que asusta porque es mucho papeleo», desmiente Manuel. «Nosotros somos una familia trabajadora con un sueldo normal y no nos han puesto ninguna pega», cuenta Toñi. Por el contrario, destacan la soledad durante la espera, ya que «no existe ningún tipo de apoyo para los padres que van a realizar la adopción y no saber qué está pasando con todos esos papeles que habías realizado supone un gran desgaste mental», recalca Toñi.

Proceso de ocupamiento

Las medidas que existen entre las adopciones nacionales e internacionales son varias. «La adopción internacional es plena en todo momento, es decir, no existe la fase temporal de supervisión», data Manuel. Sin embargo, la adopción nacional se caracteriza por otro tipo de imposiciones: «Aparte de los años de espera, una vez ya tienes a tu hijo, debes pasar por un proceso de guarda», explica detalladamente el matrimonio. «No tenemos todavía la paternidad plena, por tanto la administración de Protección de Menores está constantemente viniendo para comprobar cómo funciona, evoluciona y se adapta el pequeño a la familia», narra Manuel. Este procedimiento se lleva a cabo hasta que el juez dicta sentencia y pasan a ser los padres oficialmente. Tras esto, «la administración se aparta», concluye Manuel.

Este matrimonio considera que el trámite es muy largo, pero reflexiona que por un lado es lógico, ya que «al fin y al cabo, la criatura de la noche a la mañana rompe con todo lo que estaba viviendo, pero en nuestro caso ha salido muy bien, porque todo se aceleró y en cuatro días ya vieron que era conveniente traerlo a nuestra casa», explica Elisabeth.

Una vez llega el momento del encuentro, «nos explican sus antecedentes», detalla Manuel. Cuando se decide dar el paso en la adopción, es necesario saber que todos los niños traen consigo una historia detrás y unas vivencias. Por tanto, es importante «saber cómo afrontar tu llegada a la vida del niño, ya que el menor ya había comenzado su vida», concluye Toñi.