«A los inmigrantes quiero degollarlos, matarlos y sacarles las tripas y los ojos», escribía en sus redes sociales un vecino de Águilas de 38 años de edad, que fue localizado y detenido por la Benemérita este año, acusado de un delito de odio que el Código Penal castiga con penas de hasta cuatro años de prisión.

Según pudo comprobar el Cuerpo, este hombre tenía varios perfiles en Internet y llevaba desde 2013 publicando mensajes contra extranjeros en general y foráneos de credo musulmán en particular, con expresiones que los investigadores calificaron de «extremadamente violentas», en las que hablaba de matarlos. Lo dijo antes de la llegada masiva de pateras a las costas de la Región, una circunstancia que, admiten fuentes policiales, está dando lugar a una serie de comentarios, también en redes, que podrían ser constitutivos de delito y que, en la mayoría de las ocasiones, no se denunciarán.

El del vecino de Águilas es tan solo uno de los casos que se han registrado en la comunidad murciana en los últimos meses y es, una vez más, un acto delictivo cuyo escenario es la Red, en la que los expertos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ahondan para detectar este tipo de comportamientos.

Los delitos de odio se incrementaron en la Región de Murcia un 13% en un año. Con los datos en la mano (último informe sobre delitos de odio publicado por el Ministerio del Interior, y que ofrece datos de 2019), en la provincia hubo el año pasado un total de 20 personas investigadas y detenidas por cometer delitos de odio (21 en 2018). Delitos en sí, hubo 25 (22 en 2018, 30 en 2017, apunta el Ministerio), la mayoría de ellos relacionados con el racismo (3), los sentimientos religiosos (3) y, especialmente, la ideología (8).

En el conjunto de España, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tuvieron conocimiento de 1.706 casos, lo que supone un incremento del 6,8% respecto a los 12 meses anteriores, cuando se registraron 1.598. También en el ámbito nacional, la motivación más común entre los delitos de odio fue la ideología, con 596 casos (el 35% del total).

Esta misma semana, la Policía Nacional hacía público que había arrestado en el municipio de Murcia a cinco jóvenes que presuntamente formaban una banda que se dedicaba a dar palizas a miembros de grupos rivales, acciones que los propios sospechosos calificaban de ‘cacerías’.

Las agresiones por los que fueron capturados estos individuos se produjeron el pasado mes mayo, cuando en España aún estaba en estado de alarma por la pandemia de coronavirus. Los sospechosos habían fichado a dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, y los siguieron por varias calles, «esperando la oportunidad para agredirles e insultarles», informó la Policía Nacional.

Avalancha de hostilidad

«Qué bonito era cuando podíamos decir tranquilamente ‘no hay moros en la costa’»; «nos van a echar de nuestro país, que es lo que siempre han querido»; «basta ya los españoles primero, deportación inmediata». Son los tres primeros comentarios de usuarios de la red social Facebook que pueden leerse en una noticia sobre la llegada a la Región de más de 400 personas en pateras en apenas unos días.

Este tipo de usuarios, tal y como explican psicólogos consultados, se retroalimentan entre sí y pueden generar «un sentimiento de animadversión, discriminación y hostilidad frente al colectivo migrante». En la misma línea, el pasado viernes el diputado de Vox por Murcia Luis Gestoso avivaba el fuego contra la inmigración con un ‘fake’ en Twitter: difundía una imagen de barcos de pesca artesanal en Mauritania junto al texto ‘Norte de África. Yo ahí lo dejo’. Al poco, borraba su publicación, que no se correspondía con la llegada de pateras.

Desde la Policía explican que la gran mayoría de los delitos de odio que se están detectando últimamente son ‘virtuales’, esto es, que se comenten en Internet. Sin embargo, estas conductas en principio solo ‘online’, no se limitarían a palabras escritas en ocasiones, como pasó en Los Nietos.

Organizaciones humanitarias de la Región han pedido a la Fiscalía que investigue si la actuación de vecinos de Los Nietos, que despidieron al grito de «perros maricones» a inmigrantes acogidos en el pueblo, es constitutiva de un delito de odio. En concreto, las organizaciones que han puesto el caso en conocimiento del Ministerio Público son la Asociación de Mujeres Kasofor; Asociación de Empleadas del Hogar de Murcia; Asociación Ivoirien de Murcia; Afromurcia; Federación de Asociaciones Africanas de Murcia (FAAM); Onda de Murcia; Yospora y Convivir Sin Racismo.

Según explicaron en un comunicado de prensa, «ciertos mensajes discriminatorios hacia colectivos particularmente vulnerables durante esta pandemia, son susceptibles de constituir un delito de incitación al odio que puede deparar importantes consecuencias penales».

No solo se fijan en la actuación de los vecinos de Los Nietos: también en la de algunos residentes en San Antón, donde hubo protestas porque Cruz Roja alojó a unos migrantes en un piso del barrio. Estas personas también tuvieron que marcharse. «Entendemos que el miedo al contagio no puede ser un pretexto para cometer delitos de odio, y menos cuando estos esconden en su origen, la discriminación racial o étnica, así como el desprecio manifiesto a la población en situación de vulnerabilidad», explican.

"Bulos y trolas"

Apunta el abogado Fernando Losana que «la propia configuración del delito de odio busca la protección de la dignidad y la igualdad humana a la vista del incremento de delitos contra personas LGTBI, así como de otras razas o procedencias y contra quienes tienen una ideología distinta».

Quienes cometen este tipo de actos delictivos «creo que se nutren de la ignorancia y el fanatismo que crea una sociedad intoxicada a base de bulos en redes y trolas de populistas reaccionarios que encienden las más bajas pasiones humanas», hace hincapié.

Fernando Losana, abogado.

El letrado subraya que «es evidente la necesidad de denunciar y perseguir este tipo de acciones delictivas, como también es importante educar en valores para que se fomente un libre pensamiento alejado de sesgos y polarizaciones artificiosas que pretenden el mantenimiento de privilegios e ideas de dominación».

«Recientemente pude ver la película Fantasmas del pasado, en la que un fiscal, interpretado por Alec Baldwin, se propone la reapertura de un asesinato cometido contra una activista de derechos civiles que busca la igualdad y la equiparación de derechos entre en negros y blancos. Y, después de 25 años de ocurrir los hechos y dos juicios nulos, todavía tiene que sufrir el descrédito y la violencia por parte de una sociedad clasista y racista que se niega a renunciar a su condición y que no quiere que se condene a uno de los suyos», remarca.

Considera Fernando Losana que «esta situación, basada en hechos reales, se acredita hoy en día a través del movimiento Black Lives Matter y la tensa situación racial generada en Estados Unidos».

«Por tanto, es evidente que, aunque pase el tiempo, sin educación en valores y en el conocimiento de los derechos humanos no hay evolución», deja claro el abogado murciano.

Desde su punto de vista, «es evidente que seguirá incrementándose la comisión de estos delitos mientras no seamos capaces de aceptar, comprender y respetar que cada ser humano, siendo diferente, es igual que tú y que yo».

"Buscan canalizar sus carencias"

Sostiene la terapeuta murciana Carmen Mª Mayor que «aquel que promueva, fomente o incite, directa o indirectamente, al odio, hostilidad, violencia, etcétera, tienen poca o nula capacidad de empatía y de tolerancia», algo que estaría, a su juicio, «en la base» que lleva a este tipo de personas a cometer estos delitos.

Carmen Mª Mayor, terapeuta.

Su carencia está, apunta la experta, en «valores que, desde mi punto de vista, son básicos».

En la misma línea, Mayor opina sobre quienes cometen delitos de odio que «la mayoría de estas personas buscan canalizar sus carencias y rabia contra determinados grupos de personas, ya sea por ideología, raza, condición sexual y demás, simplemente porque creen que lo externo es peligroso o una amenaza para ellos». «O la causa de alguno de sus problemas», apostilla.

A su juicio, a la hora de remediar este tipo de conductas, resulta «primordial» que los ‘odiadores’, «en vez de proyectar hacia afuera todos estos sentimientos y acciones hostiles, primero, vayan hacia dentro, que hagan introspección». De la misma manera, apuesta por «que se trabajen de manera interna pilares fundamentales como, por ejemplo, el respeto y la tolerancia».