Un total de 36 personas, entre niños, terapeutas y voluntarios, se trasladaban de madrugada desde su centro en el polígono Cabezo Beaza, en Cartagena, hasta las instalaciones en el colegio Villalba a instancias de la Consejería de Salud, según informó la presidenta de la Asociación para personas con Trastorno del Espectro Autista de la Región (Asteamur), Nani Martínez de Haro.

El motivo del traslado, indicó, fue que en el pabellón de al lado se alojó a un centenar de inmigrantes que han de guardar cuarentena, por haber estado en contacto con contagiados en la patera en la que viajaban. Las ventanas del pabellón donde se instalaron los argelinos «daban a nuestro patio, y pedimos que no tiraran colillas de nada», explicó la responsable de Asteamur. Aunque pusieron rejas en las ventanas, fue entonces cuando «te recomiendan la salida y tuvimos que cambiar de centro».

Dibujos de niños con autismo usuarios de esta asociación.

«No tenemos nada en contra de nadie», dejó claro Martínez de Haro, al tiempo que apuntó que «la situación es desbordante para todo el mundo». Criticó «la forma en que se ha hecho», ya que, desde Salud, «ayer nos aconsejaban que no fuéramos de allí», algo que hicieron «sin ayuda, con mis trabajadores y unos padres» que fueron llamados de madrugada, «a la una», para «trasladar mesas, sillas y colchonetas» al colegio.

Destacó, asimismo, que «nos han exigido muchísimo por parte de Salud» en cuanto a medidas de aforo e higiene, por la pandemia de coronavirus, para poder reabrir el centro de Cabezo Beaza. Entonces «repartimos los grupos» y ahora juntan en el colegio Villaba «a los que ya había allí más a estos 36» que se trasladan.

«A partir de agosto los grupos serán más reducidos, hay menos niños», precisó Martínez de Haro, y añadió que «nuestra preocupación es de cara a septiembre, no sabemos nada».

Desde la Consejería de Salud aseguraron que es falso que se dijese a las personas de Asteamur que se marchasen.

Por su parte, Graciela Pérez Moreno, madre de un niño de 8 años usuario de Asteamur, dijo que «con esta inseguridad no podemos estar» y se preguntó si en Cabezo Beaza se ha alojado «a alguien con una enfermedad tipo covid». «Sentimos que no se han acordado de nosotros», lamentó la mujer, que consideró que en la Región «hay pabellones aislados, un montón de sitios» para que vivan los extranjeros durante la cuarentena que han de guardar. Por ejemplo, «la Escuela de Infantería de Marina, que está vacía».