¿En qué situación se encuentran, en líneas generales, los bares y cafeterías de la Región? ¿Y el suyo en particular?

Debido a las restricciones provocadas por la covid-19, muchos locales han estado tres meses cerrados y, tras la apertura, la afluencia de público en el interior no ha sido precisamente masiva. Como campana de salvación tenemos las terrazas, pero no todos los locales las tienen. Y quien las tiene, debido a las temperaturas del verano, solo las puede usar por la noche. Un local con poco espacio de terraza se las ve y desea para cubrir gastos.

En cuanto a la situación del Kiosco Ben Arabi, hemos de reconocer que tenemos una situación excepcional. Estamos en un jardín, por lo que todo es exterior, y con la ampliación de espacio concedida por el Ayuntamiento -con casi 2 meses de demora- hemos logrado llegar al 90% de las mesas que disponemos. Es por ello que pudimos recuperar a todos los trabajadores del ERTE.

¿Cuál es el grado de dificultad existente en la actualidad, especialmente tras la crisis del coronavirus, a la hora de poner en marcha un negocio de este tipo?

No digo que imposible, pero con muchas dificultades podríamos iniciar un negocio de hostelería. Esta crisis, no siendo económica, nos ha dejado a todos con pocos recursos económicos. Las fuertes medidas que hay que adoptar en materia de vigilancia de la salud, tanto del cliente como de los trabajadores; la poca afluencia de público; el miedo a los rebrotes; y, sobre todo, la incertidumbre de cómo serán los próximos meses, hace complicado pensar abrir un negocio de estas características. Hay que ser muy osado y valiente -o tener un buen colchón económico detrás-. Y todo esto, sin contar con las nuevas medidas que ha adoptado la Comunidad Autónoma, las cuales hacen que este negocio sea más complicado mantenerlo.

¿De qué forma están logrando los hosteleros sobrevivir en esta larga época de dificultades económicas?

Eso es, estamos sobreviviendo, nos estamos dejando los pocos ahorros que teníamos por mantener el negocio abierto. Las ayudas han venido en forma de aplazamientos y/o préstamos a bajo interés. Con suerte, nos han rebajado el alquiler en el periodo que hemos estado cerrados. Los ayuntamientos, en líneas generales, no han terminado de definir qué pasará con las tasas municipales, etc. Solo la constancia y el trabajo están haciendo que nos mantengamos activos. Pero son muchos ya los que no han podido aguantar y han tenido que bajar la persiana.

¿Qué requisitos deben cumplirse para que un bar funcione correctamente en una ciudad como Murcia? ¿Qué hacen desde Kiosko Benarabi para funcionar con éxito durante tantos años?

Nadie tiene la bolita mágica que nos indique las claves del éxito. En Murcia hay grandes hosteleros que han conseguido poner el nombre de Murcia en las cotas más altas de la gastronomía. El murciano es agradecido, pero exigente en la calidad del producto y trato, y ahí radica principalmente el éxito.

En Kiosco Ben Arabi intentamos tratar al cliente como un amigo al que hay que agasajar, darle lo mejor que tenemos con el mejor servicio posible. Calidad y buen trato del producto, crear un entorno agradable y servicio rápido y eficaz. No siempre es posible, pero no cejamos en el empeño para superarnos cada día un poco más.

¿Cómo contempla el futuro de este sector en particular, y en toda la comunidad autónoma murciana?

Complicado, muy complicado. Están cerrando bastante locales debido a la falta de medios para mantener los gastos, alquileres, sueldos, impuestos, etc.

Las ayudas han llegado mientras estábamos confinados, pero una vez empezada la actividad las ayudas han desaparecido prácticamente. Si se endurecen las restricciones en cuanto a las salidas a la calle y horarios de locales, tendremos serios problemas para poder mantener los negocios. En Murcia dependemos prácticamente del propio murciano, no somos una ciudad de recibir muchos visitantes extranjeros, si se genera miedo éste repercutirá directamente en nuestra actividad.

En cuanto a la situación en toda la Región, tres tantos de lo mismo. Si vamos a los locales de costa con las restricciones de horario actuales se ven con la soga al cuello, y cuando termine el periodo estival muchos no podrán continuar abiertos y será inviable seguir con el negocio. En el interior, vamos a ver como terminamos el verano, pero con la bajada de ingresos está siendo muy importante y las perspectivas de futuro no son muy halagüeñas. Vivimos prácticamente de los vecinos y si tiene miedo a salir o las restricciones son severas, igualmente será complicado continuar la actividad.