El colectivo LGTBI disfruta desde hace quince años de los derechos fundamentales que sólo las parejas heterosexuales disfrutaban hasta el año 2005.

Desde el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, pasando a incluirla como una variación de la sexualidad humana.

En 2004 el PSOE, dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero, se presentaba a las elecciones generales anunciando el compromiso de posibilitar el matrimonio entre personas del mismo sexo y el ejercicio de los derechos que esto conlleva, como la adopción, la herencia o la pensión.

El 30 de junio de 2005 se llevaba a cabo la aprobación de esta ley y finalmente el 3 de julio del mismo año entraba en vigor oficialmente, convirtiendo a España en el cuarto país del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Después de su aprobación, el PP presentó un recurso contra la ley en el Tribunal Constitucional que fue resuelto en 2012 con 8 votos a favor y 3 votos en contra, por lo que la ley no presentó ninguna modificación.

Durante el primer año en el que se aprobó la ley se registraron 4.500 enlaces a nivel nacional y, actualmente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) contabiliza casi 55.000 con los datos provisionales.

«No todo es blanco o negro, es importante que suene la diversidad»

Joseph y Juan Carlos se casaron en 2007 «por el retraso de los trámites al ser Joseph belga»

El 16 de noviembre de 2007 Joseph Delais y Juan Carlos Pineda se casaron en el Ayuntamiento de Cartagena tras dos años intensos de trámites, ya que Joseph es belga y «allí todavía no se había aprobado el matrimonio homosexual, por lo que tuvimos más problemas», explica Juan Carlos.

«Nos conocimos en el Teatro Circo de Cartagena cuando fui a ver con mi hermano la ópera Rigoletto. Nos presentó su amiga en la cola. Él había venido a Cartagena de vacaciones y desde que empezó ese día la conversación sigue durando hasta hoy», cuenta Juan Carlos con alegría.

Juan Carlos y Joseph son además de una de las primeras parejas que contrajeron matrimonio en la Región, los dueños de un bar de ambiente en Cartagena en el cual «todo el mundo es bienvenido, sean homosexuales o no».

«El día de mi boda fue algo precioso, muy bonito y especial», rememora Juan Carlos después de 13 años de matrimonio. «Asistieron nuestros familiares, amigos y conocidos más cercanos y eso lo hizo más emotivo ya que no teníamos muy claro si la familia de Joseph podría estar presente».

«Por la noche nos prepararon una boda al estilo romano con su sacerdote romano y todas las características de un enlace así, fue muy importante para mí ya que siempre he estado muy vinculado con esta tradición», afirma Juan Carlos.

La pareja cuenta que nunca se han escondido de nadie, «hemos sido libres expresando nuestros sentimientos, sobre todo en Murcia, que para nosotros es una ciudad muy abierta y empática».

Tras la aprobación de la ley «la sociedad ha cambiado mucho, pero aún quedan cosas por modificar ya que sigue existiendo gente que nos considera unos enfermos o unos viciosos»; además «la desinformación en muchos sentidos es una traba para nuestra aceptación en la sociedad».

«La etiqueta no nos la ponemos nosotros, nos la ponen los demás. La gente teme a lo desconocido y aún hay muchos que no saben cómo encajar que alguien tenga gustos distintos a los que la sociedad considera normal. Aun así vivimos una vida muy tranquila y sin apreciar ninguna diferencia. No todo es blanco o negro, es importante que suene la diversidad», explica Juan Carlos con esperanza de que cambie pronto.

La Ley de Matrimonio Homosexual les ha dado la oportunidad de «poder compartirlo todo y formalizar y normalizar nuestras relaciones como lo han hecho toda la vida las parejas heterosexuales», comentan Joseph y Juan Carlos.

«Sin la ley, la madre no gestante habría tenido que adoptar a sus hijas»

«La aprobación de la ley ha sido crucial para igualarnos legalmente a las parejas heterosexuales»

Durante el verano de 2005 en el cual se aprobó la ley que permitiría el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, Nuria Montiel y Ade Campillo comenzaron su relación y diez años después, el 19 de septiembre de 2015, contrajeron matrimonio en Cieza.

«Nos casamos en nuestro pueblo, fue una boda con 170 invitados, ceremonia, convite y todo lo que implica una boda normal, porque no sentíamos miedo ni teníamos nada que ocultar a nadie», cuenta decidida Ade Campillo, presidenta de la Asociación de Gais y Lesbianas de la Región de Murcia (Asfagalem).

Tomaron la decisión de casarse, además de por el amor que había entre ellas y la ilusión a nivel personal, por «los efectos legales que podríamos tener cuando naciesen nuestros hijos o cuando alguna de nosotras tuviera un problema médico, por ejemplo; sin estar casadas no tendríamos ningún derecho en estos ámbitos ni en muchos más».

Un año después de la boda, en 2016, Nuria y Ade dieron la bienvenida a sus dos hijas gemelas: «Si no nos hubiésemos casado, la que no hubiese sido la madre gestante tendría que haber pasado por los trámites legales de adoptar a sus propias hijas», afirma Nuria Montiel.

«Hay un antes y un después en la aprobación del matrimonio igualitario. Ha sido crucial para ponernos en las mismas condiciones legales, pero aún queda por conseguir una igualdad real, en el día a día frente a la sociedad y en el trato que recibimos de esta» declara Ade Campillo.

«Según la Federación Estatal LGTBI más de un 70% de las personas del colectivo tienen miedo de salir del armario dentro de su trabajo o en otros ámbitos de la vida cotidiana. Desde el momento en el que sentimos miedo a decir lo que sentimos, dejamos de ser iguales a los demás», manifiesta Ade apenada.

Por otro lado, las parejas homosexuales se sienten todavía desplazadas en algunos aspectos: «Nuestros hijos no sienten a sus familias representadas ni en la televisión, ni en los anuncios, ni en los libros ni en ningún sitio y, además, desde pequeños se les educa con conductas homófobas», lamenta la pareja.

Ade y Nuria, como miembros del colectivo Asfagalem, expresan: «A pesar de la importancia de su papel en la sociedad, nos gustaría que algún día desaparecieran los colectivos LGTBI, porque eso significaría que no hay ninguna diferencia entre ser homosexual o ser heterosexual».

«Hemos pasado de ser ciudadanos de segunda clase a serlo de primera»

«Gracias a la ley podemos estar juntos en el hospital o crear un patrimonio común, si no esto no sería posible»

«No nos casamos en 2005 porque queríamos que fuese justo al pasar un año de la ley, ni antes ni después», afirma Ginés Asensio, actualmente con 51 años y florista de su propio negocio.

«Empezamos nuestra relación en 1995 y al año siguiente nos hicimos pareja de hecho en el Ayuntamiento de Murcia. Fuimos de los primeros en hacerlo en toda la Región», detalla.

Más tarde en 2006, «nos casamos en Lorquí, recuerdo el día de mi boda como un momento precioso desde que empezó hasta que terminó. Nos casó la alcaldesa, contratamos una banda de música, se relataron lecturas de Federico García Lorca, Rafael Alberti y Antonio Machado, hicimos una celebración con 120 invitados y para terminar el día seguimos la fiesta por la noche con más amigos», rememora Ginés Asensio.

Las bodas entre las parejas homosexuales han conseguido dar al colectivo de mayores garantías en cuanto a sus derechos. «Hace poco estuve en el hospital y el que tenía los papeles para hacer todos los trámites y al que los médicos daban todas las explicaciones era a mi pareja, no a mi familia. Además, tenemos conocidos que tras fallecer uno de los dos, la familia ha echado a la pareja de su propia casa por no estar casados. Eso nos convierte en ciudadanos de segunda o tercera clase y no de primera como los demás», cuenta Ginés consternado.

«Siempre me he sentido aceptado por mi entorno al igual que mi pareja»; además, «soy camarero de la Virgen de Fátima y hace unos años llegó un cura nuevo y me acerqué a presentarme. Le conté que mi pareja era un chico y le pregunté si había algún problema; él me respondió preguntándome si yo había elegido el color de mis ojos y cuando le dije que no, me contestó, 'pues esto tampoco se elige, por lo que no soy quién para juzgarte'» recuerda emocionado Ginés.

«La sociedad se encuentra muy avanzada respecto a cómo eran los años anteriores a la aprobación de la ley en 2005», añade Ginés.

«Hoy en día hay algunas cosas que afectan a los homosexuales como pueden ser, desde mi punto de vista, la ultraderecha y el partido popular que votó no a la Ley de Matrimonio Homosexual».

Además, hablan de un «posible retroceso por la actitud de algunas personas en el trato que tienen hacia nosotros», especialmente de los adolescentes, «a los cuales consideramos un poco homófobos, quizás por la educación que han recibido, lo que escuchan en los medios o por los prejuicios con los que conviven desde pequeños» afirma la pareja.