Ya no los instalan en el muelle de Santa Lucía: ahora las carpas están en una zona más apartada del puerto de Cartagena, el lugar al que se decidió, hace unas semanas, que se llevaría a todas las personas llegadas en patera a las costas de la Región, independientemente el lugar al que arribara la barcaza. Casi una treintena de inmigrantes aguardaban ayer, a primera hora de la mañana, en el puerto de Cartagena para saber qué pasaría con ellos. Lo hacían custodiados por una decena de agentes de la Policía Nacional, Cuerpo que tiene las competencias en Extranjería. En horas eran un total de 186, pues las barcazas no dejaron de llegar.

Cruz Roja, la organización humanitaria que se hace cargo de estos extranjeros cuando tocan suelo murciano, había habilitado en el lugar del puerto tres carpas, con bancos y mesas, para repartir a los extranjeros, que esperaban con mascarillas y envueltos en las mantas que les proporcionó la oenegé. «Están hacinados», lamentan agentes que los custodian.

Tal y como confirmaba la Delegación del Gobierno en Murcia, al sureste de Monte de las Cenizas la Guardia Civil interceptaba de madrugada una embarcación tipo patera con 13 migrantes (12 varones y 1 mujer) a bordo, mayores de edad y al parecer nacionalidad argelina. Asimismo, en Cabo de Palos se interceptó una patera con 16 inmigrantes a bordo, todos varones, mayores de edad y también al parecer argelinos.

A las ocho de la mañana de ayer la Benemérita localizaba a 23 migrantes más, 22 varones y una mujer, en La Azohía-Campillo de Adentro. Apenas diez minutos después, se interceptaba otra embarcación, en esta ocasión al sureste de Cabo de Palos, en la que viajaban 12 adultos. A las nueve y diez de la mañana, al sur de Cabo Negrete, se localizaba una embarcación con diez varones mayores de edad. Y siguieron sumando todo el día. Casi 200 en 13 pateras.

Lo que está ocurriendo, indican fuentes policiales, es que hay barcazas que no son localizadas en alta mar, sino que alcanzan la costa por su cuenta y, tras hacerlo, los extranjeros bajan de la patera y echan a correr. La embarcación, que ya no les sirve para nada, queda abandonada en la playa. Es lo que pasaba ayer mismo en las costas de Cartagena y Águilas. En la segunda localidad, bañistas que pasaban el viernes en la isla del Fraile se veían sorprendidos por la llegada tanto de una barca con varios inmigrantes como de los policías que acudieron a custodiar a estos. Alrededor, la gente seguía en el agua.

El protocolo desde que son detectados en alta mal, bien por Salvamento Marítimo o por el Instituto Armado, se vio alternado por la pandemia de coronavirus.

Fue el virus la causa de que países como Marruecos y Argelia (principales lugares receptores de inmigrantes 'sin papeles' deportados desde la Región de Murcia) cerrasen sus fronteras, a la vez que se cerraba también el Centro de Internamiento de Extrajeros (CIE) de Sangonera, que a finales de marzo dejaba libres a decenas de personas, al no poder devolverlas a su tierra natal. Por ley, el periodo máximo de encierro que permite la ley en estos centros son 60 días, al término de los cuales, si no ha habido deportación, la Policía Nacional los deja en libertad.

Ahora, con el CIE de Murcia todavía cerrado (las organizaciones humanitarias piden que se quede así siempre, clausurado de forma definitiva) y con la pandemia mostrando rebrotes, los inmigrantes que siguen llegando al litoral murciano han de quedarse ahí, vigilados, hasta que se movilizan sanitarios a hacerle un PCR.

Vigilados, pero no detenidos. No han cometido delito alguno, salvo la infracción de entrar irregularmente en el país, por lo que, con la ley en la mano, no pueden ser retenidos contra su voluntad.

Horas después de que los primeros migrantes que aguardaban en el puerto se hiciesen la prueba, llegaban los resultados: al menos dos de ellos estaban infectados con el virus y tendrían que ir a un hospital, no porque su estado sea grave, sino porque, al ser positivos, el protocolo marca el ingreso.

Las personas con las que compartían patera han de guardar cuarentena y, al no tener vivienda en la Región donde se les pueda hacer un seguimiento, su destino es el albergue que se habilitó hace unas semanas para ellos: El Valle, un emplazamiento en plena naturaleza murciana. El cual la Guardia Civil se encarga de vigilar, para que esté todo en orden.

Centenares de inmigrantes más son localizados en alta mar

Centenares de inmigrantes más eran interceptados ayer por la tarde en alta mar, indican fuentes policiales. Desde la Delegación del Gobierno confirmaban la presencia de más barcazas, aunque apuntaban que aún no podían precisar cuántas personas iban a bordo de las mismas. El destino de todas ellas, otra vez el puerto de Cartagena.

Debido a la masiva llegada de embarcaciones, se planteó habilitar las instalaciones del superpuerto de Escombreras para que los inmigrantes pernoctasen. Era en estos muelles y explanadas, dado que había más espacio, donde se instalaban sanitarios, policías y miembros de Cruz Roja para recibir a los extranjeros que estaba previsto que llegasen en la madrugada del sábado.