Totana fue el último municipio de la Región en desconfinarse y ahora es el primero en volver atrás. El día 1 de junio, toda la comunidad entraba en la fase 2 de la desescalada, excepto un lugar: esta localidad del Bajo Guadalentín, donde se había detectado un brote de coronavirus en seis trabajadores del campo. Así las cosas, el municipio era obligado a permanecer durante una semana más en la fase 1, la misma a la que ahora regresa.

El Boletín Oficial de la Región de Murcia (BORM) publicaba este miércoles por la tarde la orden de la Consejería de Salud por la que se adoptan «medidas temporales por razón de salud pública». El motivo del paso atrás se justifica con el alto número de casos positivos por coronavirus que se han registrado en las últimas horas, derivados de la asistencia a locales de ocio nocturno, con un total de 55 contagiados.

Así lo anunciaba en el día de ayer el consejero de Salud, Manuel Villegas, tras la reunión extraordinaria de la comisión de seguimiento post-covid y del Consejo de Gobierno. Villegas, en su comparecencia, hizo un especial llamamiento a la comunidad latinoamericana afincada en tierras murcianos, puesto que los latinos, dijo, aglutinan el 60% de los contagios por coronavirus en este tiempo de rebrotes.

El Ejecutivo regional (que es la autoridad sanitaria desde que se puso fin al estado de alarma que decretó el Gobierno central en marzo) decidió prohibir la entrada y salida del municipio de Totana, una población de alrededor de 30.000 habitantes que también verá cómo se clausuran sus centros de día y se restringen las visitas a las residencias, al tiempo que se cerrarán sus centros de salud, excepto para la atención relacionada con la pandemia.

En concreto, los centros de salud se pondrán en código rojo, lo que significa que se centrarán en hacer el seguimiento y atención a pacientes con sospecha de tener el virus. Asimismo, queda garantizada la atención a casos que sean urgencias, tengan que ver o no con el SARS-CoV-2.

En Totana no podrá haber reuniones públicas ni privadas de más de diez personas (excepto en el caso de convivientes) y el interior de los bares permanecerá cerrado. Las terrazas sí pueden abrir, pero al 50%, y han de cerrar como muy tarde a las doce de la noche, «no pudiendo admitirse nuevos clientes a partir de las once y media», detalla el documento oficial del BORM. Descontentos con este medida, medio centenar de hosteleros se concentraban ayer en la puerta del Consistorio totanero con carteles de 'se traspasa' y 'se vende', para ilustrar la ruina que, afirman, supone para sus negocios.

«Es preciso adoptar medidas de prevención que afecten a la movilidad y circulación entre este y otros municipios, así como al desarrollo pleno de diversas actividades que, por sus características, pueden favorecer la propagación del virus», detalla la orden publicada en el BORM.

«No es un confinamiento»

En el casco urbano de Totana «se permite la circulación de personas residentes, si bien se desaconsejan los desplazamientos y realización de actividades no imprescindibles», explican desde Salud, que dejan claro que lo que han hecho «no es un confinamiento, no se confina a nadie».

Pese a estas medidas, la Consejería prevé que los contagiados aumenten de forma «ostensible» en los próximos días.

En cuanto a los centros de día del municipio, tanto de los de personas mayores como de los destinados a discapacitados, la directora gerente del Instituto Murciano de Acción Social (IMAS), Raquel Cancela, ha ordenado su cierre, el de propios y concertados. En el documento oficial no se precisa cuándo está previsto que estos centros vuelvan a abrir sus puertas, dado que no se sabe cuándo recuperará Totana la nueva normalidad que deja atrás. La orden del BORM tiene una vigencia inicial de siete días, pero «podrá ser prorrogada si así lo requiere la evolución de la situación epidemiológica», destaca Salud.

La situación en Totana salpicaba a sus vecinos de Alhama de Murcia, donde la alcaldesa, Mariola Guevara, convocaba de urgencia a la mesa de coordinación policial para analizar la situación sobrevenida con la vuelta a la fase 1 del municipio limítrofe. El fin, «estudiar medidas preventivas» ante la nueva situación.

«Quien abandone el municipio tendrá que justificarlo»

Juan José Cánovas, alcalde de Totana, deja claro que lo que va a vivir su pueblo «no es confinamiento, es fase 1», una situación que les ha pillado por «sopresa», reconoce. Y es que «nunca pensábamos que íbamos a tener este número de positivos y no estaba en nuestros cálculos pasar a la fase 1», explica a LA OPINIÓN.

El regidor subraya que «lo importante es frenar el virus, es una cuestión sanitaria». Preguntado por cómo van a ser los controles que se establezcan en el municipio a la hora de controlar las entradas y salidas, el primer edil reconoce: «No lo sé». No obstante, precisa que «se ha pedido coordinación» con la Delegación del Gobierno y afirma que, por ejemplo, «la gente que vaya a trabajar tiene razones justificadas» para abandonar el pueblo, aunque «tendrá que justificarlo».