La Región de Murcia es una potencia mundial en industria agroalimentaria por la capacidad de las empresas exportadoras murcianas, sus técnicas de cultivo y la profesionalidad de agricultores y regantes, de ahí que sea conocida como la huerta de Europa. De hecho, Murcia es la tercera comunidad exportadora de frutas y hortalizas frescas de España, con un total de 2,5 millones de toneladas y un valor de 2.564 millones de euros en 2019. Actualmente, la actividad directa del sector agrario murciano representa el 4,3% del PIB total de la Región e indirectamente incide en aproximadamente el 50%.

Murcia, huerta de Europa y tercera comunidad autónoma de España con mayor producción de frutas y verduras

La agricultura se erige como motor socioeconómico también a nivel nacional, ya que el 33% de la superficie de España corresponde a tierras de cultivo, lo que nos convierte en el segundo país con más producción agrícola de Europa y a la Región como la huerta de Europa. Por tanto, la Marca España en Frutas y Hortalizas, a la que tanto aporta la Región de Murcia, sigue creciendo y expandiéndose gracias al trabajo bien hecho de los agricultores. En la actualidad, la Marca País en el ámbito agroalimentario cuenta con una magnífica reputación basada en la garantía de máxima calidad a través de estrictos controles.

No obstante, actualmente se está realizando la tramitación de una nueva ley de Protección del Mar Menor, que se votará en la Asamblea de Murcia el próximo 22 de julio. Un paquete de medidas que, en caso de implementarse, «imposibilitaría el óptimo desarrollo de la actividad agraria», según reclaman los agricultores de la Región. Lastrar dicha actividad agrícola puede acarrear una importante pérdida de riqueza para la Región, huerta de Europa, por su incidencia en sectores secundarios (construcción, transporte, HORECA, pesca, turismo, etc.) debido a la transversalidad del sector.

El 78% de los murcianos, orgulloso de los productos y del trabajo en la huerta de Europa

Por tanto, una de las consecuencias más tangibles sería la pérdida de miles de puestos de trabajo en las zonas rurales principalmente, donde precisamente se necesita mantener empleos para la supervivencia de los pueblos. Además, supondría modificar considerablemente el paisaje y acabar con una parte de la cultura y la tradición murciana, que para el 78% de los murcianos es un orgullo, tal como revelan datos recientes de un estudio realizado por Infocom para Fundación Ingenio.