La nueva normalidad a la que ha llegado la Región tras la crisis sanitaria provocada por el coronavirus no sienta bien a la hostelería, y menos al ocio nocturno. Desde la Federación Regional de Empresarios de Hostelería y Turismo(Hostemur) alzan la voz para avisar de que los bares de copas están «al borde de la quiebra».

Según su presidente, Jesús Jiménez, el motivo principal por el que el ocio nocturno no termina de despegar tras la apertura de estos establecimientos es la prohibición impuesta por la Consejería de Salud de no poder estar de pie en el interior de estos locales.

«Se les permite abrir como si fueran cafeterías, cuando ese es un concepto totalmente distinto», asegura Jiménez, quien recuerda que en otras comunidades autónomas como Galicia y Valencia sí que han abierto bares de copas con posibilidad de que la gente esté de pie. «Si las personas se asignan a una mesa en donde pueden permanecer sentadas, ¿qué problema hay en hacerlo para que estén de pie?» se pregunta el empresario.

Además, desde Hostemur critican que la figura del camarero ahora es vista como «persona non grata», ya que ahora «tiene que estar llamando la atención continuamente a los clientes para que se mantengan sentados y se pongan correctamente la mascarilla si se levantan para ir al baño».

Aunque es cierto que las directrices para la reapertura de bares de ocio no son tan flexibles como antes de la pandemia, Jiménez hace hincapié en que las normas en la Región de Murcia, en donde la covid-19 no ha hecho estragos como en otras partes del país, son más restrictivas. «Vamos en dirección contraria», lamenta.

En este sentido, los hosteleros apelan al sentido común de los gobernantes para hacerles ver que «el turismo no se puede entender como algo que se puede acotar por partes. La persona que viene un fin de semana a Murcia no espera quedarse en el hotel, quiere salir a comer, tomarse una copa por la noche, si no va a poder hacerlo con normalidad, directamente no vendrá».

Laboral

La situación laboral de los empleados de la hostelería sigue siendo preocupante. A pesar de llevar varias semanas en la nueva normalidad, desde Hostemur desvelan que cerca del 50% del personal sigue en un expediente de regulación temporal de empleo(ERTE).

Por otra parte, los meses de julio y agosto nunca han sido buenos para los negocios de la capital del Segura, ya que la población se va de vacaciones, provocando que muchos de ellos bajen la persiana.

Esta situación ha provocado que casi un 35% de estos establecimientos haya decidido esperar a septiembre y no haya abierto pese a estar autorizados. «Para qué abrir hora, si la facturación en verano no llega al 20%», comentan desde la Federación.

Revisión el 15 de julio

Los hosteleros albergan algo de esperanza en que a partir del 15 de julio se revisen las normas impuestas en la Región de Murcia para la apertura de los bares, tal y como acordó la administración regional con el sector, y se llegue a una flexibilización.

Sin embargo, Jiménez teme la llegada de septiembre, fecha de finalización de los ERTE: «Aumentarán los despidos», hace hincapié.

"Con las salas de conciertos abiertas perdemos más"

"Con las salas de conciertos abiertas perdemos más"Uno de los pilares del ocio nocturos son las salas de conciertos, que se mantienen cerradas al no poder permitir al público que se mantenga de pie. «El decreto dice que podemos abrir con un 75% del aforo y con la gente sentada; sin embargo, yo hice la prueba en mi sala y, manteniendo las distancias de seguridad entre las mesas, solo cabe el 15%», afirma Isaac Vivero, propietario del Garage Beat Club de Murcia y presidente de la Asociación de Salas de Conciertos de la Región de Murcia Murcia Live!

«Con la persiana cerrada perdemos dinero; con la persiana abierta, perdemos más», lamenta.

Vivero considera que la supervivencia del sector dependerá de que a la vuelta del verano las salas de conciertos puedan volver a abrir con la pista sin mesas, en donde la gente pueda bailar. En verano, las salas de Murcia cierran como consecuencia del éxodo de los ciudadanos hacia la costa. No obstante, lo hacen tras haber recaudado durante los primeros seis meses del año. «Este año, solo se ha abierto enero y febrero. La situación de las salas de conciertos está muy al límite. Es fundamental que se permita a la gente estar de pie», explica.