Vivir en una residencia de ancianos en la Región de Murcia es vivir en un lugar donde a la personas no le va a faltar de nada, cuando ya ha terminado la vida laboral y el mayor ya puede dedicarse solamente a cuidarse, a preocuparse por sí mismo. Tal y como explica el Instituto Murciano de Acción Social (IMAS) en su página web, las residencias «son centros que ofrecen vivienda permanente y atención integral a las personas mayores que, por su problemática de salud, familiar, social o económica, así como por sus limitaciones de autonomía personal, no pueden ser atendidos en sus propios domicilios». Así, «la residencia ofrece atención integral: para ello cuenta con servicios de atención sanitaria, social, rehabilitadora y ocupacional, así como la posibilidad de participar en actividades de carácter socio-cultural y recreativo».

Datos de usuarios y servicios de las residencias de mayores en la Región de Murcia

En la Región de Murcia hay alrededor de 5.000 usuarios de residencias púbicas y privadas de mayores. Manutención y alojamiento, asistencia médica, asistencia social, servicio de fisioterapia, actividades ocupacionales y actividades socio-culturales son los servicios que se ofrecen en estas residencias, que se convierten en un verdadero hogar para las personas en el retiro dorado de sus vidas. De esta forma, las personas que viven en estos centros cuentan con atención médica permanente, tienen con quién compartir el ocio y conversar y pueden realizar actividades para mantenerse activos físicamente y mentalmente.

Las residencias de mayores son hogares en los que cubrir las necesidades de un colectivo, el senior, que en España cada vez más grande por el descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. El nuestro es el país más envejecido del mundo en las proyecciones para 2050 de la Organización de Naciones Unidas, que calcula que para entonces tendrá un 40 por ciento de su población con más de 60 años de edad.

Lo que implica vivir en una residencia de mayores

Ser mayor, no obstante, no significa estar acabado. Vivir en una residencia implica que las necesidades básicas están cubiertas, y la persona puede dedicarse a lo que más le llene, ya sea pintar, leer o simplemente echar un rato con los amigos. Porque hay que tener en cuenta que en las residencias no solo hay personas muy ancianas y con dependencias graves: también suelen vivir en este tipo de hogares para mayores personas de edad avanzada que pueden valerse por sí mismas, pero que, por diversas circunstancias, no es posible que residan en el domicilio que han tenido hasta entonces ni quedarse con un allegado. Los prejuicios han de quedarse a un lado: estos centros son un buen lugar para que vivan las personas mayores, sean dependientes o no.

Obviamente, las personas que viven en una residencia pueden recibir todas las visitas de familiares y amigos que deseen, como si estuvieran en su propia casa. En ocasiones, incluso, la estancia en el centro se convierte en algo ser temporal: es posible volver al domicilio familiar cuando se desee.

En las residencias, por ejemplo, se suelen realizar talleres y actividades para estimular la mente con el fin de prevenir o controlar la demencia, una de las patologías que más afecta a este colectivo, así como ejercitar el cuerpo. También se ha de tener en cuenta la seguridad: la persona está en un entorno controlado y seguro en todos los niveles, lo que da confianza a las familias y al senior.

El personal de las residencias de mayores

Mención aparte merece el personal de este tipo de centros en la comunidad murciana: vocación es la palabra que explica que se dejen la piel en cuidar a sus abuelitos como si fuesen miembros de sus propias familias. Los trabajadores de los centros de mayores de la Región de Murcia están plenamente cualificado para atender las necesidades de los usuarios, velando por su salud y su cuidado. Desde auxiliares, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y cocineros, pasando por los trabajadores sociales, todos ellos prestan una atención especializada, personalizada y de calidad.

No obstante, a veces el uso de residencias de ancianos para el cuidado de los mayores es algo que aún se encuentra estigmatizado, cuando hay que dejar claro que tener a los mayores en una residencia o en un centro de día no es deshacerse de ellos o desentenderse, sino proporcionales unos cuidados mucho mejores de los que podrían tener en sus propios domicilios. En la mayoría de las ocasiones, los hijos y nietos no tienen formación ni vocación, y sí un trabajo que les ocupa la mayor parte del día. Así las cosas, que un mayor ingrese en una residencia no es olvidarse de él: es querer que tenga mayor calidad de vida. Y ahora, con los tiempos que corren, con más máximas y más exigentes medidas higiénico-sanitarias, para que cada centro se convierta en un fortín a prueba de coronavirus.

Ventajas de las residencias de mayores

  • Cuentan con personal cualificado y atención médica continuada.
  • Suelen estar adaptadas para atender todos los niveles de dependencia y patologías que afectan a las personas mayores.
  • Los residentes están permanentemente acompañados y supervisados por el personal del centro, o simplemente cuentan con la compañía de los demás residentes.
  • Los usuarios recibir todas las visitas de allegados que deseen, como si estuvieran en el salón de su casa.
  • Tienen una gran cartera de servicios: manutención con seguimiento de las dietas adaptadas a las necesidades de cada persona y sus prescripciones médicas, atención sociológica y psicológica, rehabilitación muscular, vigilancia y cuidados del estado de salud y personales.
  • Los trabajadores buscan que los mayores mantengan el máximo grado de autonomía que puedan tener.
  • Se suelen realizar talleres y actividades para estimular la mente con el fin de prevenir o controlar la demencia, una de las patologías que más afecta a este colectivo.