Faltaban diez minutos para el mediodía cuando los socorristas daban la voz de alarma: en las rocas del espigón, en la playa de Galúa, había aparecido una bengala del Ejercito. Así, avisaban a Emergencias.

Se balizaba la zona, para que no se acercase nadie, porque la bengala podía ser peligrosa.

Tanto Protección Civil como Guardia Civil se movilizaron y procedieron a custodiar la zona, hasta la llegada de miembros de la Armada. Los expertos confirmaron que, efectivamente, se trataba de una bengala de fósforo.

Estos artilugios, si bien pueden presentar una apariencia inofensiva, deben ser tratados como material peligroso debido a que, si su carga incendiaria no se ha consumido al completo en el momento en el que se empleó, puede prender cuando su contenido se seca después de ser extraído y mantenido fuera del agua un tiempo.

Las recomendaciones en este sentido son: no tocar y no trasladar ningún objeto abandonado que pueda resultar sospechoso de ser un artefacto explosivo, incendiario o pirotécnico y alertar de inmediato a la Benemérita. Los Técnicos en Desactivación de Artefactos Explosivos y de Naturaleza Nuclear, Radiológico, Biológico y Químico (NRBQ) conocen el protocolo a seguir para que no haya ningún tipo de riesgo.

A principios de año, tambien en Cartagena, el Instituto Armado neutralizaba una bengala marina de fósforo, con parte de su carga activa.

Previsiblemente, la bengala encontrada este sábado también se destruirá. El proceso se llevará a cabo en una zona alejada, donde no haya riesgo alguno.