La 'nueva normalidad' fue recibida ayer por muchos habitantes de la Región disfrutando de un día de playa en familia. En familia, porque apenas se notó la llegada de personas de otras comunidades en el primer día en el que era posible viajar de una a otra.

En La Manga, en la parte del Mar Mayor, voluntarios de Protección Civil dieron fe de que había mucha más gente que el fin de semana anterior, pero eso no se tradujo en que se crearan aglomeraciones. Donde apenas se veía gente era en la parte del Mar Menor. «Al no haber masificación, la gente intenta respetar la distancia de seguridad entre toalla y toalla», señalaba una de las voluntarias.

En cuanto a otras medidas de seguridad además de la distancia, en la playa eran muy pocos -a excepción de los trabajadores de los chiringuitos- los que llevaban mascarilla.

Lo cierto es que el tráfico era fluido y los negocios de hostelería tenían mesas libres. De hecho, no era difícil encontrar un espacio para comer en los chiringuitos que ya están abiertos.

Además, hoteles emblemáticos de esta zona, como el Entremares, permanecen aún cerrados.

En Cabo de Palos, la situación era muy parecida con algo más de actividad y con la presencia de muchas embarcaciones de recreo.

Los centros de buceo seguían trabajando con vecinos de la Región de Murcia, pero desde el Islas Hormigas destacaban que ya tienen reservas de aficionados a este deporte de fuera para los próximos días.

Los alojamientos turísticos de la localidad pesquera, cuyo nivel de alojamiento está muy ligado al de la llegada de buceadores, explicaban que también tienen ya habitaciones reservadas desde este lunes en adelante para recibir a los primeros visitantes de otras Comunidades Autónomas.

Cumpliendo las normas

En Águilas, «han sido muchas las personas que han llegado de otras comunidades, se ha notado bastante el incremento de gente que viene a disfrutar de nuestro municipio», indicó ayer a esta Redacción el edil de Seguridad Ciudadana, Tomás Consentino. Los primeros en llegar fueron las personas con segunda residencia en la ciudad costera, procedentes de municipios cercanos de provincias como Almería o Granada; pero, conforme avanzaba la jornada, se podían ver veraneantes llegados desde distintos lugares de España.

Todos concienciados en el respeto de las normas, como coincidían en señalar un grupo de amigos que se bañaban en la playa de Poniente: «Se están cumpliendo las normas de seguridad. He estado en diferentes playas, en otras hay una delimitación o gente de seguridad que te prohíbe jugar o fumar», comentaba un chico, a quien daba la razón una aguileña del mismo grupo de bañistas: «La gente respeta bastante las normas, cada uno en sus grupos, pero bastante bien».

Una familia de Lorca que se bañaba en la playa de La Colonia también destacaba el respeto a las normas: «Venimos a Águilas todos los años con muchas ganas, en esta playa estamos viendo que se respetan las normas y hay una normalidad muy asumida».

Y aunque en las playas la mayoría de bañistas eran murcianos, en los restaurantes sí se ha notado la asistencia de personas llegadas de otras Comunidades Autónomas.

En otros municipios de la Región, fueron los murcianos los que cruzaron la frontera. Es el caso de Lorca, donde decenas de vecinos visitaron por fin sus segundas residencias en la provincia de Almería, principalmente en San Juan de los Terreros y Vera.

«Un domingo de junio normal»

La imagen del litoral lleno distaba mucho de la del interior. Jesús García apuraba una caña en una terraza de la Plaza de las Flores de Murcia. «Pues no he notado mucho la diferencia, la verdad ­-explicaba- si nadie me dice que hoy empieza la nueva normalidad, ni me entero. Esto se parece muchísimo a cualquier domingo de junio, las plazas vacías por el calorazo que empieza a hacer y la gente saliendo cuando cae el sol».

Unos metros más allá, el propietario de Concha Floristas, se lamentaba: «Murcia está muerta. De aquí a septiembre está muerta, como todos los años. Espero que las ayudas a los pequeños empresarios no dejen de fluir y no sea como en la crisis de 2008, que solo se ayudó a los bancos, porque dime tú qué hago yo con el puesto de flores en julio y agosto. Solo me queda sobrevivir como sea hasta que la gente vuelva de la playa».

La estampa era calcada en el resto de plazas de Murcia. Como si el fin del estado de alarma no pudiera con el calor: bares cerrados, terrazas sin montar o unas cañas y olivas aisladas en alguna mesa.

Tras el mostrador de la heladería Sirvent de Santo Domingo, Carmen Ros lo reiteraba: «Igual que cualquier domingo de verano». «Aunque -concedía- ha habido una hora u hora y media esta mañana en la que sí que ha venido mucha gente, quizá sea porque no lo esperábamos, pero hemos estado a punto de sentirnos desbordados. Lo peor es cuando alguien llega con muchísima prisa o se sienta en la mesa sin que la hayas desinfectado o cuando llega un grupo de personas y se pone a juntar mesas sin pedir ningún tipo de permiso. Luego viene la Policía y la culpa me la llevo yo».

Conforme llegaba el mediodía, algunas terrazas notaron un leve repunte, pero efímero, casi un espejismo. Así fue en La Merced. «Yo reconozco que después de todo esto estoy más tranquilo si no tengo a nadie al lado, no te hablo de la distancia de seguridad, me refiero a estar solo sin gente en las mesas de al lado», explicaba Carlos Jiménez en una mesa, efectivamente, la única ocupada, del lateral de Maraña. «Se podría decir que sigo en fase 0 o fase 1 -continuaba-, prefiero salir solo y, si acaso, ver a mis amigos en mi casa o en la suya. «Incluso, aun sabiendo que ya podemos ir de una comunidad a otra, mi novia y yo hemos decidido esperar un par de semanas más para ir a nuetra casa de Campoamor, a ver cómo evoluciona la cosa. Nos jodería mucho que por tener prisa, hubiera un rebrote y tuviéramos que volver al estado de alarma, pasando otros tres meses como mínimo sin salir de casa».

Y mientras, los hoteles van calentando: «De fase 3 a nueva normalidad no hemos experimentado prácticamente ningún cambio -explicaba Anabel Fernández, del Rincón de Pepe-: ya ofrecíamos todas las habitaciones y las zonas comunes estaban limitadas al 75% de su uso habitual. Eso sí, nos alegra mucho tener para esta semana las primeras reservas de turismo nacional».