Mascarillas, hidrogel, desinfectantes, distancias de seguridad, mamparas... los establecimientos hosteleros deben cumplir con un estricto protocolo de seguridad sanitaria para prevenir cualquier rebrote de coronavirus. Pero ¿qué ocurre con los clubes de alterne, donde el objetivo de los usuarios es obtener un servicio sexual? Disuelto el mando único que centralizaba las competencias sanitarias en el Gobierno central, el Ejecutivo de la Región de Murcia es el encargado de regular las condiciones sanitarias de la desescalada en estos locales, cuya definición jurídica es tan eufemística como la actividad misma.

Según indicaron fuentes de la Consejería de Salud de la Región, «estos locales oficialmente no están legalizados en España», por lo que «según el tipo de licencia otorgada, de cafeterías, ocio nocturno o similar, tendrán su regulación adecuada».

Las mujeres que ejercen la prostitución en los clubes tampoco tienen contrato como tal, puesto la prostitución en España se encuentra en una situación de alegalidad: no es directamente legal, pero tampoco es ilegal, y su ejercicio libre (es decir, cuando una persona decide ejercerlo y quedarse con el beneficio) no está penado ni en la Región de Murcia ni en el resto del territorio nacional.

La prostitución libre no está recogida en el Código Penal, que sí establece con claridad los delitos de prostitución de menores, la prostitución forzada o coaccionada en mayores de edad y el hecho de lucrarse de que otra persona ejerza la prostitución, aunque lo haga voluntariamente, si hay explotación sexual o laboral.

De esta manera, muchas chicas que ejercen trabajo sexual en clubes de la Región tienen contrato de camarera o directamente solo un acuerdo para hacer uso de una habitación con los clientes a cambio de un precio preacordado.

¿Cómo se controla sanitariamente esa actividad? La respuesta es que no se puede controlar. No se puede poner a un agente de la Policía en la cabecera de cada cama, y hay que tener en cuenta que, si alguien se da un abrazo o un beso con otra persona a quien no ve desde hace meses, incumple la distancia de seguridad de la misma manera.

Nacho Pardo, coordinador del Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS), asevera que, de cara a la vuelta al trabajo en los burdeles, «sí hay una serie de recomendaciones» que tienen como fin reducir en la medida de lo posible el riesgo de contagio.

En este sentido, destaca que se recomienda «que se haga el trabajo sexual con ciertas posturas» con el objetivo de evitar aquellas que se consideren «de riesgo». Por ejemplo, considera «recomendable impedir el boca a boca».

Conscientes de que el trabajo sexual implica un «altísimo riesgo» de contagio, apuestan por una «reducción de daños», aunque también apostillan que un riesgo similar existe si, por ejemplo, se da una aglomeración de personas dentro de un autobús.

25.000 euros para las más vulnerables

El confinamiento hizo mella en el negocio del sexo desde el momento en que los potenciales clientes no podían salir a la calle. Las trabajadoras sexuales, en situación de alegalidad, muchas veces se vieron con auténticas necesidades. De ahí que se organizase una colecta en la que se logró recaudar 25.000 euros, para repartir entre las prostitutas más vulnerables, comenta Nacho Pardo, coordinador del Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS).

Se da la circunstancia de que estas personas «muchas veces se ven sin posibilidad de tener un recurso público disponible», puesto que no cotizan, dado de que su trabajo «no está reconocido como actividad laboral».

«Como no tienen contrato, no tienen acceso a las ayudas para el alquiler», lamenta el portavoz de CATS, colectivo que lleva años pidiendo que se regularice el trabajo sexual.

Lo que han hecho muchas profesionales durante el confinamiento ha sido, por ejemplo, cobrar por servicios online.

Detalla Pardo que en la Región «la gente de la calle ya lleva una semana y media» trabajando en, por ejemplo, la zona del Eroski en Murcia, una de las vías públicas en las que desde hace años se ponen las prostitutas, al tiempo que apunta que lo hacen «con límites horarios». También están ejerciendo ya las personas que reciben en pisos, y detalla que se espera que los clubes abran con normalidad, aunque tenga que ser nueva, a partir de este lunes.

El responsable de CATS compara la situación con la que pueden vivir en sus trabajos, por ejemplo, los jugadores de fútbol, los cuales «se tocan y sudan» y tienen un riesgo de contagiarse, «aunque ahí no haya penetración», puntualiza.