El pleno del debate sobre el Estado de la Región, que concluyó tras una segunda jornada maratoniana que empezó a las 9.00 horas y duró hasta la medianoche, puso de manifiesto la consistencia del bloque formado por PP, Ciudadanos y Vox, que sustenta al Gobierno regional. El presidente del Ejecutivo murciano, Fernando López Miras, se sintió fortalecido por los elogios que pudo escuchar a la buena gestión del coronavirus en la Región y la escasa incidencia de la pandemia. Su contestación a las quejas de los portavoces del PSOE, Diego Conesa, y de Podemos, María Marín, por la falta de respuesta del Ejecutivo a la degradación del Mar Menor y las consecuencias de la crisis económica causada por la Covid-19 se limitó a reiterar su petición a Pedro Sánchez para que se reúna con él «de presidente a presidente».

El jefe del Ejecutivo regional consiguió así trasladar así toda la responsabilidad sobre la crisis que amenaza a la laguna salada y echar la culpa del desastre a la DANA, mientras que el portavoz socialista se convertía en el centro de las críticas de la derecha.

Tras las discusiones, el presidente regional se despidió con una llamada a la unidad y «tendiendo la mano» a todos los partidos para contribuir al restablecimiento de la Región.

En su euforia, López Miras incluso se permitió insistir con condescendencia a Diego Conesa, para que participe en la elaboración de la Estrategia Reactiva y acuda a la presentación de este plan de recuperación de la economía regional encargado a un grupo de expertos, que el portavoz del Grupo Popular, Domingo Segado, ha presentado como el 'Armagedón' del Ejecutivo frente a la crisis, a pesar de las connotaciones apocalípticas que reviste esta figura bíblica.

La complicidad que percibió el jefe del Gobierno regional le llevó también a recordar a «la madre que en un desfile militar percibe que su hijo es el único que lleva el paso correcto, mientras que ve a todos los demás desacompasados», para definir la situación de DiegoConesa.

El portavoz de Ciudadanos, Juan José Molina, eludió cualquier tipo de crítica hacia el Ejecutivo del que forma parte su partido y se limitó a responder a las recriminaciones del secretario general del PSOE , al que también consideró «descolocado».

Por su parte, la portavoz de Podemos, que acudió a la sesión con un frasco de color gris parduzco lleno de agua del Mar Menor para poner en evidencia la grave situación de la laguna salada, se vio castigada por sus homólogos del bloque afín al Gobierno, que mostraron más interés en vapulear a Pedro Sánchez y a su vicepresidente, Pablo Iglesias, que en entrar a debatir sobre la corrupción o sobre el Mar Menor.

El primer debate sobre el Estado de la Región que se ha celebrado con un gobierno de coalición apoyado por la formación de ultraderecha ha permitido que los tres partidos de la derecha aprovechen la vuelta a la actividad parlamentaria para castigar a los socios del Gobierno central.

De nada sirvió la defensa que hizo Conesa de la gestión de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que, han afectado en la Región a unos 84.000 trabajadores, y de las ayudas destinadas a los 41.000 autónomos, que se beneficiarán de la exoneración en las cuotas a la Seguridad Social.

Los demás portavoces volvían a cargar contra el PSOE por la discriminación que sufre la Región en la financiación autonómica, el reparto de los 16.000 millones destinados por el Gobierno central a las comunidades autónomas para costear los gastos de la crisis sanitaria y las subidas de impuestos.

A pesar de la ruptura que se ha producido en el grupo parlamentario de Vox, como consecuencia de la suspensión de militancia a tres los cuatro diputados que obtuvo el partido de Santiago Abascal, en el debate sobre el Estado de la Región ha seguido ejerciendo el que era su portavoz hasta ahora, Juan José Liarte. Las intervenciones de Liarte resultaron más moderadas que en anteriores plenos, aunque el representante de Vox mantuvo agrias discusiones con los portavoces del PSOE y de Podemos, que resolvió ofreciendo una lección de historia sobre el fascismo. Sin embargo, a pesar de la tensión, no llegó a percibirse la virulencia latente en otros plenos ante este tipo de encontronazos.