Comienza la cuenta atrás para que una de las mujeres estandartes del mundo policial dentro de la Región de Murcia diga definitivamente adiós el próximo año que entra.

Con el paso del tiempo, la labor preventiva y de seguridad que ofrece la Policía se ha ido adaptando a la necesidad de la incorporación de la mujer en sus filas como parte esencial y necesaria para efectuar el papel humano y cercano que desempeña la policía en nuestra sociedad.

Una de las pioneras en dar un paso adelante y servir de ejemplo a todas las mujeres que actualmente desempeñan su labor profesional en cualquier cuerpo armado tanto policial, castrense o de seguridad privada, fue la agente de policía local de Cartagena Mª Carmen Garrido.

Un día cualquiera, hace más de cuarenta años, decidió convertirse en agente de la policía local, algo que seguro que desde niña soñaba ya que su padre pertenecia al cuerpo de la beremérita, lo cual le hizo vivir de cerca el papel de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Mª Carmen fue la primera policía local de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (incluso cuando la Comunidad la componían Albacete y Murcia), y solo se tenía conocimiento de otras mujeres policías en Córdoba y en Madrid. Llegó el momento en el que Garrido tiene que colgar su placa, su uniforme y su revólver, ya que aunque se jubila el 2 de enero, prestará su último servicio el 17 de junio de 2020.

Sin duda, los que conocemos a Mari Carmen de cerca podemos decir de ella que aunque la primera impresión que nos pueda dar es de ser una mujer fuerte y con carácter, también tiene su lado sensible y amable, lo que ha hecho que se gane el respeto de todos los agentes que formamos parte de la plantilla de la Policía Local de Cartagena.

Va a ser difícil el no escuchar su voz tan característica cada vez que llamemos por teléfono al 092, donde ha desempeñado sus funciones estos últimos años.

No es momento de decirle adiós a Mari Carmen, sino que es más bien un hasta siempre, ya que la que ha sido su familia laboral durante tanto tiempo seguirá queriéndola y reconociéndola como lo que de verdad es, una luchadora.