El sector de los feriantes, uno de los más afectados por la crisis del coronavirus, se encuentra preocupado por su futuro, ya que no tienen ingresos y aún no saben cuándo podrán volver a trabajar.

Estos empresarios se encargan, especialmente en estío, de montar las atracciones en las ferias y fiestas de los municipios murcianos. Ahí está el problema, pues «la mayoría de los ayuntamientos, la partida que tenían para las fiestas la han gastado en la lucha» contra el SARS-CoV-2, denuncian los damnificados. El coronavirus ha parado el carrusel.

«Las atracciones las tenemos paradas, mi hermano las tiene aquí en un solar en Alcantarilla; yo, donde vivo, tengo algunos vehículos aparcados en la calle y luego un amigo me ha dejado meterlos en un recinto grande, que es donde tiene él los de su empresa». Así se expresa Cristo López Cañadilla, que atiende a LA OPINIÓN tras una reunión de los feriantes que habitualmente trabajan en Los Alcázares en verano.

Cristo, en su puesto, cuando aún podían feriar de pueblo en pueblo.

Aún no tienen claro qué va a pasar con ellos, por «el tema de la limitación, del aforo, si hay que vallar el recinto para hacer una entrada y una salida...», enumera el hombre, que denuncia que «económicamente, no estamos recibiendo un duro ni nos dejan trabajar».

«Y los gastos vienen. Porque hace cuatro días tuve que ir a gestionar el pago de los impuestos de circulación de los vehículos: el furgón de cargas, el camión, los remolques de la taquilla...», detalla, y sostiene que «los seguros no perdonan». En su caso, «casi toda la ruta la hago en la zona de Murcia: empiezo con las fiestas de El Palmar, luego Molina, y en Los Alcázares es donde más tiempo me tiro, son varias atracciones las que pongo». Concretamente, él solía instalar «camas elásticas, un parque de bolas hinchable, unos caballitos, un remolque de bocatería que lo pongo en la playa y un remolque de golosinas, palomitas, algodón de azúcar y gominolas», comenta.

A su juicio, a medida que avanza la desescalada, «el Gobierno central le deja la responsabilidad a la Comunidad Autónoma y ahora tendremos que pelear nosotros, entre comillas. Tendremos que dialogar y a ver qué condiciones nos ponen».

Solicitan, por ejemplo, «que el pago de las tasas sea un poco más asequible: cuando montamos, tenemos que pagar también la ocupación de la vía pública».

«Aparte de los seguros de nuestras respectivas atracciones, también tenemos que hacer un seguro para el recinto: como el Ayuntamiento nos cede un terreno para montar las atracciones, tenemos que hacer ese seguro, por si algún crío se cae o alguna madre se rompe el tacón», explica.

Isidro, Francisco y Manolín, en el recinto de Alcantarilla donde tienen sus atracciones paradas.

En la misma línea se expresa Manuel ‘Manolín’ López Cañadillas, sobrino de Cristo, que explica que «es una situación no desesperante, pero rara», puesto que «todo el mundo puede ejercer su profesión, menos nuestro sector, y no sabemos el motivo». «Pueden abrir parques de atracciones y pueden abrir parques acuáticos», denuncia el hombre, al tiempo que remarca que «no somos un gremio pequeñito, somos unos 40.000 feriantes». «Aquí en Murcia, sobre las 200 personas, quiero decir como cabeza de familia. Nosotros, autónomos, tenemos nuestras familias, que hay que alimentarlas», manifiesta ‘Manolín’.

«Yo resido en Alcantarilla. Yo economista no soy, pero las pérdidas que ha ocasionado no celebrar las fiestas en Alcantarilla... es mucho dinero», sentencia el empresario, que lamenta que «se ha cancelado todo: ferias de pueblos y ferias grandes». «Incluso en octubre, las fiestas del Rosario de Torre Pacheco y Balsicas, están suspendida», destaca, para añadir que lo que está ocurriendo «es una locura».

Así, «yo era muy escéptico cuando sacaron la orden de que los chiquillos ya podían salir a la calle, yo era de los que pensaba ‘la que se nos viene encima otra vez’... y no ha pasado nada». López Cañadillas, que tiene La Olla y «un remolquito de gofres», insiste en que «a nosotros como feriantes nos duele ver cómo todo el mundo puede ejercer su profesión y nosotros no», puesto que «dan a entender que el virus lo tenemos nosotros».

«Soy la quinta generación»

«Yo soy la quinta generación, soy profesional cien por cien de este sector, estoy todo el año haciendo ferias, no tengo otro trabajo, yo necesito trabajar. Soy feriante de cuna: mi tatarabuelo iba ya por la Feria de Sevilla vendiendo turrón en un carro de madera», rememoria el hombre. Su propuesta es «abrir julio, hacer una prueba, a ver si va bien». Porque, en estas circunstancia, «estamos abandonados y duele mucho», manifiesta al respecto, con pesar.

Foto familiar del hermano de la bisabuela de Manuel, ya trabajando en el carrusel.

Además, «hablamos de la pérdida emocional, la alegría» que se evapora sin la feria estival, mientras los feriantes se sienten «en stand by, que no sabemos si estamos apagados o estamos encendidos», dice ‘Manolín’. Quiere dejar claro que «estamos desde octubre hasta abril sin generar ingresos, pero no sin trabajar: nos dedicamos al mantenimiento y a la mejora de las atracciones. Que parece que estás en tu casa sentado y viendo la tele».

«Todos y cada uno de los feriantes de España estamos parados desde Carnaval: nuestra temporada fuerte de trabajo es desde marzo hasta octubre. Con la actual situación nos vamos a meter en 18 meses en stand by, sin ingresos, pagando autónomos y demás», resalta.

Por su parte, Francisco Javier Fernández, ‘Chico’, presidente de la Asociación Empresarial Feria de Murcia, comenta que «seguimos un poco inmersos en la incertidumbre, porque, al no aparecer en la desescalada, hemos tenido que recurrir con diversos escritos y por medio de amistades acceder hasta la Comunidad Autónoma, donde hemos sido recibidos hace unos días». Preguntado por si habrá en la Región manifestaciones como las que los feriantes han protagonizado en otras partes de España, dijo que «estoy en contacto con otros presidentes y, de momento, no vamos a hacer nada, porque ya se nos han dado explicaciones», en referencia a su reunión con la Comunidad.

«Las fiestas se nos ha puesto claro que están suspendidas y no se van a celebrar», admite, al tiempo que expresa su deseo de que «a ver si nos dejan funcionar a nosotros, que nosotros podamos organizar nuestra feria. No hay fiestas patronales, pero nosotros tenemos un trabajo». Además, «pedimos que tengamos alguna ayuda, buscamos una subvención para nuestro sector, para que se nos ayude a paliar los gastos tan tremendos que estamos teniendo», dice ‘Chico’.

Una petición que no comparten otros damnificados. «Nosotros no pedimos subvenciones, solo pedimos que nos dejen trabajar», contesta ‘Manolín’.

Los coches de choque, parados

«Yo tendría que estar ahora mismo en Lo Pagán, funcionando, y mi primo Christian tendría que estar en Los Alcázares», comenta Miguel García, otro feriante. Él y sus primos Francisco Miguel García y Christian Vicente García son dueños cada uno de una pista de coches de choque. Coches que están parados en una nave de Molina de Segura.

Miguel García coincide con sus colegas en que está «sin saber nada, sin expectativas de nada, nadie nos dice nada ni nos pone nada claro». Se ha cansado de escuchar la frase ‘ya veremos, ya veremos’ y remarca que «nosotros desde diciembre estamos sin ingresos». Una situación que se prolongará «hasta mayo del año que viene, una vez que pase la temporada», lamenta.