Uno de los agentes de Cartagena a los que el departamento de Asuntos Internos de la Policía Nacional investiga por, supuestamente, ayudar a narcotraficantes de la ciudad ha sido puesto en libertad con cargos tras ser detenido y comparecer en el Juzgado de Cartagena.

Tanto este agente como sus compañeros, que no fueron llevados ante la juez, están imputados por falsificación documental, hurto, robo y apropiación indebida, infidelidad en la custodia de documentos, impedir la persecución de delitos y cohecho, indican fuentes del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia.

La investigación, ya judicializada, aunque continúen interviniendo miembros de Asuntos Internos desplazados desde Madrid, se inició a raíz de la macrooperación contra el narcotráfico que llevaba a cabo de la Guardia Civil el pasado martes, tanto en la ciudad portuaria como en municipios cercanos, como La Unión y Torre Pacheco. Doce personas, sospechosas se traficar con drogas, han sido llevadas a prisión preventiva.

El procedimiento está abierto para la investigación de delito de tráfico de drogas que causan grave daño a la salud y que no causan grave daño a la salud, pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas y depósito de munición. Los sospechosos, indican fuentes cercanas al caso, guardarían más de cien kilos de estupefacientes, presumiblemente para su venta, entre los que habría heroína, cocaína, cristal, marihuana y hachís. El juez ya ha levantado el secreto del sumario.

Investigación en el Cuerpo

Volviendo a Asuntos Internos, lo que se trata de dilucidar, explican fuentes próximas a la investigación, es si hay algún viso de realidad en las acusaciones de que estos agentes, miembros del grupo de estupefacientes de la Brigada de Policía Judicial, estarían facilitando las cosas a pequeños traficantes de zonas como Los Mateos y Las 600 (donde se centró la redada del día 9) o si se trataría de una estrategia policial, destinada a conseguir el desmantelamiento de redes de narcotráfico más grandes.

El modus operandi, de confirmarse, consistiría en una colaboración, cuestionable para muchos agentes, entre los policías y estos camellos de barrio. Si, por ejemplo, a uno de ellos le ofrecen participar en una operación de más envergadura, el individuo en cuestión le da el chivatazo al agente de su confianza, gracia a los cual la Policía intercepta al narco más grande y, a cambio del favor, hace la vista gorda con el vecino que le ha dado la pista.

Los agentes serán apartados del servicio mientras esté en marcha la operación. Se abrirá expediente, lo cual no implica que sean sancionados, sino que se investiga para ver si han de serlo.