Vicente Moreno es el gerente de Interempleo, con cerca de 18 años de experiencia en el sector, destaca entre sus funciones el reto de sacar lo mejor de cada uno de los profesionales que conforman el equipo humano de la empresa para ofrecer el mejor servicio a sus clientes.

P ¿En qué momento os encontró la pandemia?

R Estábamos en un momento de crecimiento, estábamos diversificando los sectores y hemos acabado agarrados al sector tradicional agroalimentario y a los trabajos primarios. Cuando llega un momento así y te obliga a digitalizar procesos que nunca hubieras imaginado que llevarías al espacio online, como los recursos humanos, no terminas de creértelo. Sobre todo, para una empresa como la nuestra, que siempre se ha caracterizado por la cercanía con los trabajadores, por ese calor humano que se comparte con quien viene a dejar su currículo. Trasladar eso a la parte digital ha sido muy complicado, y no hubiese sido posible sin la predisposición y el talento de nuestros profesionales; hemos logrado mantener nuestra máxima de no realizar ni un solo proceso de reclutamiento sino de selección, tal y como hemos hecho durante 25 años.

P ¿Cómo valora la actitud del personal de Interempleo?

R Les pondría una capa a cada uno. Optamos en un primer momento por el teletrabajo, (que incidió en el 70% de la plantilla), y nos esforzamos por conservar las garantías en las contrataciones; estos procesos incluyen protocolos de seguridad, tanto de prevención como laborales, y pese a la complejidad que supone hacerlo desde casa, la coordinación ha sido increíble y se ha conseguido.

P Se dice que las ETT son un gran termómetro para medir el estado del mercado laboral, ¿Cuáles son las tendencias hoy?

R En Interempleo siempre decimos que no tenemos comerciales, no vendemos un producto, sino que se trata de un servicio al que acuden aquellas empresas que quieren externalizar parte de sus contrataciones a través de un departamento especializado de recursos humanos. Las contrataciones que se siguen produciendo a diario se encuentran en sectores como el de la industria agroalimentaria. El campo ha cambiado mucho y escasea la mano de obra cualificada. Ahora existen verdaderos expertos y profesionales, tanto a pie de finca como en los almacenes.

El inicio de la pandemia coincidió con los preparativos de las campañas de frutales y cítricos; eso generó un boom, una demanda de contrataciones que fue imposible de atender en su totalidad. Hubo que hacer verdaderas filigranas para encontrar a personas dispuestas a trabajar tanto en este sector como en el de la distribución, la venta online o la logística; los supermercados también tuvieron tres o cuatro semanas con un pico elevado de contrataciones para puesto de cajeros, carga y descarga, reponedores€ La demanda en estos cuatro meses fue brutal. Fue una gestión complicada porque se daba un contraste llamativo entre la pérdida de empleo y la dificultad de encontrar a profesionales para cubrir esas ofertas, un contraste que explico por el miedo en un contexto de cuarentena.

P Preocupa especialmente el sector turístico y hostelero.

R Soy optimista por naturaleza, en la última semana hemos atendido muchas llamadas del sector turístico (hoteles, restaurantes o bares), que si bien es cierto que llegan con altos niveles de preocupación e incertidumbre, ya están valorando las diversas opciones que existen de cara a su reapertura. Ahora es cuando han vuelto a abrir sus puertas, pero todavía no saben cómo será la respuesta del consumidor. Se están interesando mucho por la externalización de los servicios a través de una ETT, para adaptarse con eficacia y rapidez a las necesidades reales que van a encontrar en un escenario inédito ante el cual tendrán que adoptar nuevas medidas, una de ellas será sin duda la flexibilidad en las contrataciones.

P ¿Qué papel jugarán las ETT en el futuro?

R Preferimos considerarnos una prolongación del departamento de recursos humanos, nosotros nos adaptamos y hacemos las cosas exactamente igual que la empresa que nos demanda un trabajador, tanto en obligaciones como en derechos. Hasta el momento hemos estado un poco en la sombra, desde que en el año 1996, se concedieran las primeras autorizaciones administrativas, la evolución del concepto de contratación a través de una ETT ha cambiado muchísimo. Al principio había que explicar qué éramos y cuáles eran nuestras funciones. Todo esto ha ido cambiado conforme aparecieron directivos más jóvenes y más familiarizados con el concepto europeo de trabajo temporal. Para mí, el futuro de la ETT es primordial y pasa por un concepto más moderno de los recursos humanos; si nos empeñamos en conservar los viejos estándares laborales, no seremos competitivos a nivel europeo. Cada empresa tiene que dedicarse a su actividad principal, y cuantos más recursos pueda externalizar, que le ayuden a pensar en hacer más competitivo su producto o servicio, mejor le irá; ahí la Administración, las patronales y los sindicatos tienen mucho que decir.

P ¿Cuáles son esos viejos estándares?

R Pues el que nos decían nuestros padres, el trabajo con el que arrancabas en el mercado laboral tenía que ser el mismo tras tu jubilación, eso es difícil de encontrar ahora, pero es que los propios trabajadores que se incorporan al mercado laboral tampoco lo buscan, quieren más dinamismo, sentirse realizados de formas diferentes en diversas etapas de su vida. Antes, nuestra vida personal dependía de la profesional, y ahora la gente joven, creo que con acierto, adapta su vida profesional a su vida personal; tenemos nuevos estilos de vida, y creo que las líneas de actuación que se emprendan deberán ir por este camino.

P La formación y las nuevas profesiones, ¿serán claves?

R Es más necesario que nunca que todos rememos en la misma dirección, empresas, universidad y centros de formación profesional. No podemos seguir formando a gente para puestos de trabajo que tienden a extinguirse o para los que no hay demanda. Es cierto que en esta época de crisis, los trabajos primarios han sido los más demandados; faltan carniceros, pescaderos, artesanos, pero es verdad que hay que construir puentes para que el futuro profesional de nuestros jóvenes vaya acorde a la evolución de los mercados. Es crucial un plan de actuación formativo y laboral que funcione, sin eso, seremos más débiles en el futuro.

P Se suele decir que a los españoles les cuesta mucho reinventarse, mudarse laboralmente.

R Creo que esa es una mentalidad antigua, algunos siguen viendo con malos ojos a aquel que cambia mucho de trabajo y valoran que una persona haya pasado 30 años de su vida haciendo exactamente lo mismo...

P ¿Han tenido que realizar un ERTE?

R Gracias a Dios, nosotros no. Colaboramos con cerca de 600 empresas y sabemos que es una herramienta muy útil para el presente, pero en cuanto al futuro, hay mucha incertidumbre, por la obligación de mantener al personal tras el ERTE, que no va a depender precisamente de las ganas del empresario sino de la reacción del mercado y la salida de los productos. El ERTE ha sido fundamental, pero necesitamos un plan de actuación para salir airosos.

P ¿Qué ingredientes tiene que tener ese plan?

R Sobre todo, tiene que ser un discurso único y compartido, no puede ser que desde la Administración pública se demonice a un sector como el del campo, una contratación desde una ETT o se tiren piedras sobre el sector turístico español. Tanto empresa, como Administración, trabajadores, sindicatos, patronales, todos los actores sociales deben unificar sus posiciones para no dar bandazos. Si una ministra o un ministro de Turismo tira piedras sobre el sector, por muy bien que lo haga el empresario, no va a venir nadie. Estamos acostumbrados a ese trato despectivo por parte de ciertos gobiernos, pero se ha demostrado que somos muy necesarios. Un 40 o un 45% de las contrataciones que hacemos acaban incorporándose en las empresas.