La Asamblea Regional está viviendo una situación inédita y no recogida en los estatutos. Vox ha suspendido de militancia a tres de sus cuatro diputados, que se niegan a entregar su acta. Luis Gestoso, diputado nacional, pidió al presidente de la Cámara que disolviera el Grupo Parlamentario Vox, de tal manera que sus cuatro miembros pasaran al Grupo Mixto; sin embargo, la petición no ha sido admitida a trámite. El artículo 28 del reglamento establece los supuestos en los que puede disolverse un grupo parlamentario y la Mesa ha entendido que ninguno se cumple. Juan José Liarte, Francisco Carrera y Mabel Campuzano, para desgracia de quienes no los quieren en el partido que ganó las últimas elecciones generales en la Región, siguen siendo parte de su Grupo Parlamentario, quedando Pascual Salvador como un verso suelto del equipo.

Todo comenzó cuando en Vox se enteraron de que Liarte, Carrera y Campuzano, a espaldas de la dirección nacional, habían despedido a los cuatro trabajadores contratados por el Grupo Parlamentario. Además, retiraron los poderes sobre las cuentas bancarias al mismísimo secretario general de Vox, Javier Ortega Smith.

P ¿No había otra manera de hacerlo?

R El problema es más de fondo. La labor de José Ángel Antelo como presidente de la gestora en Murcia era llevar al partido a que se celebren unas elecciones primarias en una situación de equilibrio. Desde el principio, él empieza a ambicionar convertirse en el presidente electo y comienza a realizar operaciones para que la suya sea la única candidatura que, llegado el momento, se pueda presentar. Lo primero que se hace por parte del partido, que parece estar de acuerdo con esta estrategia, es localizar a los posibles competidores que pudiera tener y empiezan a eliminar de los ayuntamientos a las personas de más valía. Ninguno de nosotros había manifestado la voluntad de presentar una candidatura, pero debieron pensar que éramos un peligro y decidieron que teníamos que ser silenciados. Para ello nos imponen a cuatro asesores para trabajar en nuestro Grupo Parlamentario. En la prática, estas personas se dedicaban solo a la candidatura de Antelo, hasta tal punto, que uno de ellos creó con una de nuestras cuentas institucionales de correo electrónico varios perfiles ‘fake’ en Twitter -@JLiante, @KampuzanoMabel y @PAKOCARRERA2- que nos criticaban y nos denigraban. Tenemos pruebas.

P ¿Lo denunciaron?

R Se lo notificamos al coordinador parlamentario y nos dijo que estaba de acuerdo en que tenía que ser cesado, algo que no ocurrió. Mientras tanto, sacábamos trabajo adelante del que no se hacían eco los medios porque no se comunicaban. Por ejemplo,yo he elaborado una proposición de ley de reforma del Código Civil para la custodia compartida de la que nadie ha oído hablar. La persona de comunicación tampoco estaba haciendo su trabajo. Y luego hay una cuarta persona que, simplemente, nunca apareció por la Asamblea. Yo, como portavoz, soy responsable máximo del Grupo Parlamentario, estas personas estaban cobrando del erario público sin trabajar en lo que les corresponde. Eso podría ser malversación de caudales públicos.

P ¿También lo puso en conocimiento del coordinador?

R Sí, pero tampoco se produjo cambio alguno, así que tomé la decisión de cesarles. Por muy buena que sea una idea política, ello no justifica que se incumpla la ley. Tengo casi cincuenta años y a estas alturas no me voy a poner a delinquir, ni por Vox ni por Santiago Abascal.

P El expediente que les han abierto, además de los despidos, habla de la revocación de poderes a Ortega Smith sobre las cuentas.

R Detectamos que algunos contratos de nuestro personal estaban firmados por alguien que ni siquiera estaba apoderado.

P ¿Quién firmaba?

R No lo conozco, creo que es un alto cargo del partido. Habrá quien piense que los diputados regionales conocemos a todo el mundo, pero no es así. Yo con Abascal me he sentado dos veces.

P A él le habéis pedido una «conversación privada».

R Antes de habérsela pedido públicamente cuando saltó la crisis, se las solicitamos, y la respuesta fue la apetura del expediente de expulsión. En él se nos acusa, además , de filtrar a la prensa lo sucedido.

P ¿Y no fueron ustedes?

R No. Sospechamos que fue alguien del aparato del partido con influencia en Murcia para forzar así nuestra expulsión.

P Entiendo que no tiene esperanzas en las alegaciones presentadas al Comité de Garantías.

R Ese capítulo también es complicado. Nos mandaron un escrito de acusación con unos documentos de pruebas contra nosotros con un enlace de ‘drive’, pero sin el código para acceder, así que nos opusimos a las acusaciones en absoluta indefensión, sin saber de qué pruebas exactamente nos teníamos que defender. Como desconfiamos, hicimos un acta notarial que acredita que esto ha sido así. Esta semana, como respuesta a nuestras alegaciones, nos han enviado más pruebas, entre las que está un reportaje de La Sexta, una cadena de la que el partido dice no poder fiarse y cuyos profesionales están vetados, y ahora se basan en un reportaje de ésta para expulsar a sus diputados; es surrealista.

P ¿De qué es el reportaje?

R Hablan de una denuncia de un afiliado de Cartagena que acusaba al coordinador de allí de financiación ilegal. Lo gracioso es que la Fiscalía desechó esa acusación.

P No esperaba vivir algo así cuando entró en política.

R La historia es asquerosa, lo peor que he visto en mi vida en política. Nadie puede dudar es de que los que empezamos, llegamos por puro idealismo. Yo no he pasado, como sí lo ha hecho, por ejemplo, Luis Gestoso, por varios partidos, ni he cobrado nunca del erario público; llevo veinticuatro años trabajando como abogado y viviendo de mi trabajo. Al principio, en Vox solo había gente como yo, profesionales, gente solvente que, ahora, resulta que sobramos. Quieren personas que digan ‘amén’ a lo que sea y que no tengan criterio propio. Reventó Águilas hace un mes, Murcia la semana pasada, Cartagena ésta y algún que otro ayuntamiento que viene de camino. Si alguien puede creerse que esto es la campaña de tres diputados locos, que lo sigan diciendo, pero yo creo que es evidente que lo que hay es una revuelta general de la gente que está en el partido desde el principio.

¿Y ahora qué?

P Es imposible que esto acabe bien mientras Antelo os da por expulsados aunque no haya resolución definitiva.

R Parece enloquecido. Es imposible que esto se arregle, tal vez por eso hablo con la libertad con la que lo hago. Yo creo en la justicia, en el honor y en que una política de otra manera podría hacerse sin pasar por este camino de trampas e insidias.

P Siendo así, ¿dónde se ve usted y sus dos compañersos expulsados dentro de un mes o dos?

R Nuestro planteamiento es que, mientras nos ampare el reglamento de la Asamblea Regional, el Grupo Parlamentario Vox es nuestro. Seguiremos en él, haciendo el trabajo que hemos estado desarrollando hasta ahora, con más libertad de la que hemos disfrutado hasta ahora.

P Ya no tendrán que responder ante Madrid ni ante la gestora.

R Exactamente. Hemos tenido que presentar muchas mociones en la Asamblea con las que no estábamos de acuerdo.

P ¿Podría ponerme algún ejemplo?

R Una moción de condena de los CDR. Mire usted, condenen los CDR en el Parlamento de Cataluña, pero aquí en Murcia... Hubo otra sobre Quim Torra. Ese tipo de cosas nos obligaban a presentarlas. Ya no perderemos el tiempo con eso. Vamos a dedicarnos a cosas que importen a los ciudadanos de la Región y vamos a procurar primar la calidad por encima de la cantidad.

P Esta semana, precisamente, han apoyado la investigación del contrato de las ambulancias, que no ha salido por el voto en contra de Pascual Salvador.

R Pensamos que la Función Pública tiene que ser transpartente, y cuando algunos ciudadanos denuncian irregularidades, que se investigue; aunque yo no he encontrado indicios claros de ilegalidad, también lo digo.

P ¿Cómo es su relación con Pascual Salvador?

R Es una situación un poco rara, pero, a nivel personal, la relación es buena. No es que llevemos un año trabajando codo con codo en la Asamblea, sino que antes hemos compartido mucho, para mí han sido como si fueran diez años. Hay un afecto que no se borra de un día para otro, pero tendremos que adaptarnos a la nueva situación. Ideológicamente nos mantenemos donde estábamos, así que lo normal sería que siguiéramos votando el 99% de las veces lo mismo.

P Lo que es seguro es que Vox no va a conseguir que dejen el acta.

REn el caso de Pascual Salvador, no lo sé, estará pendiente de lo que el partido decida. Respecto a Mabel, Paco y yo, nuestra intención es dejar el acta cuando se convoquen las nuevas elecciones autonómicas.

P Están seguros de que no les expulsarán finalmente del Grupo Parlamentario.

R El reglamento de la Asamblea es muy claro y no lo contempla, pero si se diera el caso, iríamos al Grupo Mixto. Tenemos tres años por delante para desarrollar nuestro proyecto.

P Seguirían siendo Grupo Vox aunque los echen del partido.

R Sí, señor. Podríamos plantearnos un cambio en el nombre.

P Eso se decidiría por mayoría, tres contra uno.

R Efectivamente, la decisión depende de nosotros tres. Esta situación debería hacernos pensar en lo que significa el mandato representativo en una democracia. El diputado no adquiere una responsabilidad con el partido, sino con los ciudadanos que le han votado. Soy leal a ellos.