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A mediados de la década de los 80 del siglo pasado, el Sistema Nacional de Salud español comienza a vivir un importante proceso de evolución y cambios y muy especialmente la reforma de la Atención Primara que, se pude decir, ha sido uno de los hechos más relevantes llevados a cabo en España en el ámbito de la salud.

Se trata de un proceso en el que la asistencia ambulatoria fue dando paso a una nueva cartera de servicios y atención al ciudadano diferente, más próxima y más completa. Toda esta reforma estuvo amparada en el marco legal de la Ley General de la Sanidad de 1986 y supuso un extraordinario esfuerzo por parte de los profesionales para adaptarse a los cambios. Se puede decir que con el traspaso de competencia a las Comunidades Autónoma se cerró un proceso de adaptación que no ha seguido evolucionando al mismo ritmo que lo ha hecho la sociedad.

La Atención Primaria debe responder a las necesidades que demandan a diario los ciudadanos de una manera rápida y próxima. Debe responder a un modelo orientado a la racionalidad, la eficiencia y la equidad de los recursos para poder cumplir así con su objetivo último que no es otro que el de la atención inmediata del ciudadano.

Nuestras sociedades actuales se caracterizan los flujos migratorios y por un envejecimiento notable de la población y unido a ello, el aumento de enfermos crónicos, de atención geriátrica, enfermedades degenerativas y otras patologías que exigen cuidados continuados. Actualmente, cerca de 11,5 millones de ciudadanos en España superan los 65 años y de ellos, el 70% padecen enfermedades crónicas.

Los responsables de esta atención son en gran medida el personal de Enfermería de los centros de Atención Primaria porque son estos profesionales quienes proporcionan al ciudadano no solo el cuidado asistencial y sanitario, sino que a la vez hacen una importante labor de información, seguimiento, adquisición de nuevos hábitos, fomento del autocuidado, prevención y control de enfermos crónicos.

Funciones

El trabajo de la enfermera de Atención Primaria se divide entre la actuación ante la enfermedad y la prevención de la salud. Sin embargo, y a pesar de que estos cambios en los roles enfermeros son bien conocidos, poder hacer frente a ellos es un esfuerzo que no puede hacerse solo con el trabajo y el esfuerzo de los profesionales. Es necesario implementar políticas destinadas al refuerzo de los medios humanos y materiales. Sólo reforzando estos capítulos respecto a la Enfermería en general, y la Atención Primaria en particular, podría acometerse la reforma que se está demandando.

Este es hoy, sin duda alguna, el principal problema al que se enfrenta la Sanidad, y especialmente la Atención Primaria, en nuestro país y muy concretamente en la Región de Murcia. España presenta la ratio más baja de la Unión Europea en cuanto al número de enfermeras por habitantes. Según los datos ofrecidos por el Consejo General de la Enfermería en ‘La radiografía de la situación de los cuidados enfermeros en España’, publicado solo hace unos meses, la media comunitaria se sitúa en 8,52 enfermeras por cada 1.000 habitantes, con países como Alemania que llegan al 12 por 1.000, o Francia con casi un 11 por 1.000 ciudadanos, y frente a ellos España registra un 5,74 por cada 1.000 de media.

Si bien es verdad que hay comunidades autónomas como Navarra y País Vasco que están en la media europea, el caso de la Comunidad de Murcia es muy distinto, siendo junto a Extremadura, la más deficitaria con un 4,5/ 1.000 habitantes.

Estos datos, se ven así mismo reflejados en la tasa de desempleo que afecta a este grupo sanitario y mientras que la media en España es del 2,6%, en la Región de Murcia supera el 6%. Estos datos dan una idea de la precaria situación que atraviesa el sector de la Enfermería en nuestro país, muy especialmente en la Atención Primaria, donde sería necesario la contratación de al menos 130.000 profesionales para poder dar una asistencia similar a la de otros países de la UE.

Según la Consejería de Salud, la Región de Murcia cuenta en la actualidad con 1.190 enfermeras en Atención Primaria, mientras que el número de facultativos asciende a 1.790, esto supone una proporción de 66 enfermeras por cada 100 médicos de Atención Primaria, un porcentaje alejado del 1/1 que reclama el Colegio de Enfermería de la Región y que es el mínimo recomendable por los organismos internacionales de salud. Estas cifras muestran un desequilibrio del 33,51% en la plantilla de enfermería Atención Primaria.