El trabajo de los socorristas, donde en ocasiones tienen que tomar decisiones en cuestión de segundos para que una persona no pierda la vida, va a ser algo más complicado esta temporada de verano con las nuevas medidas de seguridad con las que tienen que lidiar por motivo del coronavirus.

Con la entrada de la Región de Murcia en la fase 2 muchas playas del litoral murciano ya se han abierto al baño y los ciudadanos más madrugadores no han dejado pasar la oportunidad esta semana de darse el primer capuzón. En unos días, cuando arranque de forma oficial la temporada de baño, comenzarán a trabajar en estas zonas de costa los cientos de socorristas que se encargan todos los veranos de velar por la seguridad de los bañistas, quienes este año tienen limitaciones como, por ejemplo, no hacer el boca a boca en una reanimación cardiopulmonar.

Así lo establece el protocolo que ha elaborado la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo para salvaguardar la salud de estos profesionales y evitar exponerlos a posibles contagios de Covid-19. Con este texto es con el que ya han comenzado a trabajar la mayoría de las empresas que prestan el servicio de socorrismo a los municipios costeros de la Región, una actividad que años atrás venía desarrollando Cruz Roja y que en esta ocasión ha salido a concurso y se han quedado otras empresas y UTES.

En San Pedro del Pinatar, por ejemplo, el servicio de socorrismo está coordinado por Protección Civil, que este año tiene previsto contratar entre 42 y 50 socorristas para cubrir todas sus playas. El jefe del Servicio de Emergencias y Protección Civil de San Pedro, Vicente Salas, explica a LA OPINIÓN que a causa de la pandemia del coronavirus tuvieron que parar todos los cursos de socorrismo que tenían preparados y "ahora que estamos en la fase 2 los hemos ido retomando formando pequeños grupos para mantener las distancias de seguridad".

Como en otras zonas de la Región y de la costa española, han tenido que adaptar los protocolos que tenían y ahora está prohibido que los socorristas hagan el boca a boca, por lo que tendrán que modificar la técnica de ventilación cardiopulmonar y practicar sólo el masaje cardíaco hasta que llegue un equipo de soporte vital avanzado.

Además, han tenido que modificar la forma de trabajar y este verano tendrán que ir equipados con EPI (equipos de protección individual), una especie de gafas de buceo que les protegerán las vías respiratorias y los ojos de posibles salpicaduras durante la atención a cualquier usuario. "Nos tendremos que acostumbrar a ver a los socorristas con mascarillas y mochilas de desinfección para tener a punto las instalaciones del puesto de salvamento", apunta el jefe del Servicio de Emergencias y Protección Civil de San Pedro del Pinatar.

Vicente Salas también reconoce que muchas de las atenciones más básicas que se venían prestando hasta ahora como algo rutinario dejarán de practicarse, precisamente para evitar contagios y para no exponer a estos profesionales. Entre ellas estaría, por ejemplo, la atención ante picaduras de medusas, situaciones en las que el afectado tendrá que ir ahora al centro de salud más cercano.

El protocolo de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo establece también que los socorristas deberán atender a cualquier usuario como si fuera una persona contagiada para así poner todas las medidas de seguridad a su alcance y evitar infecciones por Covid-19.

En Águilas el servicio de socorrismo en playas lo lleva la UTE Salvat Socorrismo cuya gerente, María Teresa del Castillo, señala que ya están trabajando en el nuevo protocolo y tienen previsto comenzar el servicio el próximo 6 de junio en cinco de los trece puestos que tienen asignados. Para esos primeros cinco puestos ya han seleccionado a los primeros veinte socorristas, que se ampliarán hasta un total de 56 cuando comiencen a funcionar los trece que hay en la costa de Águilas el 1 de julio.

Lo mismo sucede en Mazarrón, donde esperan tener actualizado el nuevo protocolo de socorrismo esta próxima semana. Allí los primeros puestos de vigilancia abren el 6 de junio, tal y como explican desde el Ayuntamiento, y ese día deben incorporarse los primeros socorristas. Los días 6,7, 9, 13 y 14 de junio abrirán los puestos de socorrismo de Rihuete, La Rella, Castellar y Bolnuevo y a partir del 15 de junio estos cuatro lo harán a diario. Pero no será hasta el 1 de julio cuando esté todos operativos.

Refuerzo del litoral de Cartagena

En Cartagena el Ayuntamiento abrió el concurso de adjudicación del servicio de socorristas para las playas del municipio el pasado mes de abril. A pesar de la situación de crisis sanitaria y la incertidumbre sobre si podrían abrirse las playas al baño este año, el Consistorio quiso anticiparse y lanzó el concurso para contratar los socorristas para este verano. El pliego incluye socorristas en las 26 playas con baño permitido en el municipio y como novedad contempla un refuerzo del litoral oeste, con dos puestos de control más en la playa de la Chapineta, en La Azohía, y en la del Corral, en Isla Plana.

Mientras se hace efectivo el contrato, que se espera que sea en los próximos días, Cartagena dispondrá de un dispositivo especial con efectivos de Protección Civil que se encargarán de la vigilancia y protección de los usuarios de las playas desde el 1 de junio.

"Queremos garantizar la seguridad de los cartageneros y visitantes que quieran empezar a disfrutar de nuestras playas en el inicio de temporada de baño. Los socorristas estarán en sus puestos de vigilancia muy pronto y mientras tanto Protección Civil va a asumir la vigilancia de las playas", explica el concejal de Seguridad Ciudadana de Cartagena, Juan Pedro Torralba.

En Cartagena también está la empresa privada Mediterranean Rescue, uno de los principales centros de gestión de salvamento en playas e instalaciones acuáticas y formación en emergencias prehospitalarias de la Región, donde forman cada año entre 150 y 200 profesionales de este sector. Su director técnico, Antonio Rubio, asegura que toda la formación se ha adaptado a la nueva normativa y han creado una plataforma online para dar las clases teóricas, a la que en los próximos días seguirán las prácticas.

La recomendación es no hacer el boca a boca y por ello habrá que usar un balón de oxígeno al que se coloca una bolsa de plástico para que si el paciente vomita durante la reanimación no transmita partículas al socorrista. Pese a las recomendaciones, Rubio reconoce que no todos los socorristas cuentan en su día a día con este material para hacer una reanimación segura y considera fundamental que se les dote de todas las herramientas necesarias para no correr riesgos.