Un goteo de bañistas han acudido a las playas de la Región en este primer fin de semana que permite el baño. Durante el estreno de la fase 2, la vigilancia por parte de la Policía Local y Guardia Civil ha sido intensiva en las zonas costeras de menor aforo, donde los agentes han controlado la entrada y salida de personas; en las zonas más grandes, la supervisión por carretera ha sido clave.

En Águilas, muchas personas aprovecharon para visitar cualquiera de las 34 playas y calas que se reparten en los 28 km de costa del municipio, en el que no se registró una excesiva afluencia de bañistas, aunque sí superior a otros años en estas fechas.

Estos primeros veraneantes respetaron las normas que ha publicado el Ayuntamiento y editado en una cartelería, las cuales prohíben jugar en la orilla y en las zonas ocupadas por bañistas; tampoco se pueden utilizar las zonas de juego infantiles ni las instalaciones deportivas y no se permite la reserva previa de espacio, la instalación de carpas o similares, fumar, comer, y no estarán operativos ni aseos ni lavapiés. Además, hay que guardar una distancia interpersonal de dos metros, salvo que se conviva en la misma casa; tres metros con otros grupos, que no pueden ser de más de 15 personas, y los seis primeros metros desde la orilla no pueden ocuparse.

Pero no todo son prohibiciones, además del baño, en las playas aguileñas se permite la instalación de sombrillas, la ingesta de bebidas y alimentación para bebés, y el deporte individual, pero nunca en la orilla ni en las zonas ocupadas. El Ayuntamiento aguileño también recomienda que el acceso y salida de la playa sea rápido para evitar aglomeraciones, usar mascarilla al salir y entrar a la playa, llevar gel hidroalcohólico y que los residuos generados sean inmediatamente depositados en las papeleras.

«En estos momentos hay que apelar a la responsabilidad ciudadana, atendiendo a las recomendaciones que nos hacen las autoridades sanitarias y el BOE», señaló la alcaldesa de Águilas, Mari Carmen Moreno, quien recordó que no hay que olvidar que las playas están abiertas, pero «el virus desgraciadamente sigue presente».

Chiringuitos «abarrotados»

Aunque no en todas las playas era posible mantener la distancia de seguridad, según relataron ayer a LA OPINIÓN vecinos de Cartagena que se concentraban en arenas de La Manga del Mar Menor, donde, debido a su gran extensión, el control de visitantes se hace imposible. Según algunos de los bañistas, a pesar de la intención de los allí presentes por mantener la distancia de seguridad, en ocasiones «era inviable». Lo mismo ocurría en los chiringuitos anexos a la playa, que se encontraban «abarrotados» y donde gran parte de los clientes no usaba mascarilla.

Otra de las playas elegidas por gran parte de los habitantes de la ciudad portuaria fue Cala Cortina, a pocos kilómetros del centro. Durante la tarde de ayer, seis agentes de la Policía Local -dos patrullas en vehículos y una furgoneta-controlaban el aforo y organizaban en fila a todo aquel con intención de bajar a la playa, teniendo que obligar a abandonar la fila a algún individuo que se negaba a seguir indicaciones de los agentes.

Sin embargo, el resto del litoral cartagenero recibió pocos invitados durante la soleada jornada del sábado. Tal y como indican algunos bañistas La Azohía, El Portús y Mar de Cristal fueron de los rincones «más tranquilos».