«Todos los días recibimos más de 200 llamadas de teléfono preguntando por las piscinas, es increíble», indica Ibán Vera Vera, dueño de Suministros Costera Sur, empresa ubicada en la localidad murciana de Algezares. Y es que el primer estío tras la pandemia de coronavirus, que ha costado la vida a más de un centenar de personas en la Región y a miles en toda España, llega con la incertidumbre de cómo será el estar en playas o en piscinas públicas y comunitarias, situación que ha llevado a numerosos murcianos a optar por una opción más segura: adquirir una piscina desmontable e instalarla en su terraza, patio o jardín.

De esta manera, la demanda de piscinas hinchables se ha disparado en toda España, también en la comunidad murciana, algo que ha dado lugar a que «ya no haya piscina de goma y, las de chapa, no se pueden suministrar hasta finales de junio», explica Vera.

Las piscinas hinchables, que ahora están agotadas, cuestan a partir de los 60 euros; las de chapa, que también son demontables, están a partir de los 800, detalla este profesional, que aseguran que en su sector se encuentran «desbordados», más que nunca, también para suministrar recambios.

En este sentido, alude a las «bombas de las piscinas comunitarias, una bomba de regulación automática para que el agua tenga el cloro y el PH ajustados».

Vera Vera subraya que «en principio, no hay coronavirus en el agua», pese a lo cual detecta que existe «miedo».

A mediados del mes de mayo, Leroy Merlin anunciaba que había incrementado las ventas de piscinas desmontables este mes con respecto al mismo periodo del año anterior un 350 %. Los usuarios optaban por comprar por Internet o por teléfono, debido a las restricciones de movimiento impuestas por el estado de alarma.

Y no sólo las piscinas hinchables han aumentado sus ventas como la espuma, en la provincia y en toda España: lo han hecho todos los productos de jardín, como tumbonas, barbacoas y pérgolas. En algunos sitios no hay stock.

Los expertos, por otro lado, aconsejan a la gente que se informe antes de adquirir la piscina, ya que no todas las superficies están preparadas para soportar lo que pesa. En grandes superficies y empresas especializadas en este tipo de mobiliario ofrecen servicios se asesoramiento para que cada persona sepa qué es lo que puede o debe comprar, teniendo en cuenta el espacio que tiene.

«El mar lo dejamos de lado»

«Hemos decidido disfrutar de nuestra casa, de la piscina y de la terraza en general. El mar lo dejamos de lado», apunta Félix, residente en la urbanización Altorreal, en Molina de Segura.

«En este tiempo de confinamiento hemos usado más la terraza que en todos los años que llevamos viviendo aquí, y son muchos», destaca este vecino, que comenta que «los veranos siempre han sido de playa y visitas familiares a Asturias».

Sin embargo, «este año, al estar viviendo esta pandemia, nuestro verano transcurrirá aquí, en la terraza», donde «tenemos todo lo necesario: piscina, zona de juegos para la más peque, barbacoa... este año podemos dejar de lado nuestra ansiada playa y nuestra piscina comunitaria, porque amamos nuestra terraza», incide.

«Miedo al coronavirus no: soy sanitario y mi mujer también. Miedo no, respeto», concreta José Antonio Rodríguez, que este año pasará su verano en su casa con piscina de Roche Alto (Cartagena). En estos días de calor «ya estamos dándole uso a la piscina», comenta el hombre, que admite que, contando con esta comodidad en el hogar, «la playa la pisamos poco».

«Si puedo evitar la playa, la evitaré, aunque tampoco creo que sea un sitio peligroso para contagiarse», destaca Rodríguez, a lo que añade que «las piscinas públicas sí que las veo un poco como foco de contagio» el virus que aún sigue sin tener una vacuna.

Pone el acento en la importancia de «protegerse uno», con lo cual «proteges a los demás», y aconseja a las personas «no escupir ni sonarse las narices» cuando estén en el agua.

Las hay grandes, rectangulares, de distintos precios y colores. En portales como Amazon se están vendiendo mucho. En este portal se pueden encontrar chollos que van desde los 12 euros. Aunque el precio sea barato, muchos murcianos tienen un problema: no en todos los hogares hay dónde ubicarlas.