El estado de alarma les ha recortado su principal fuente de ingresos y durante estos dos últimos meses han pasado por algo parecido a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Solo hay un aspecto que ha salvado a los profesores particulares de perder el trabajo con el que obtenían un pequeño sustento económico: El rechazo de la Región de Murcia a aplicar un aprobado general sistemático a todos los alumnos.

El acuerdo que alcanzó el Ministerio de Educación con las comunidades autónomas a finales de abril establecía que todos los alumnos podrán pasar de curso y obtener los títulos de su correspondiente etapa educativa sin que se tenga en cuenta el número de asignaturas suspensas. La repetición de curso sería una medida de carácter «excepcional» y se pedía a los docentes una valoración individualizada de los estudiantes para saber con qué carencias educativas acababan el presente curso para reforzar estos contenidos el próximo año.

La Consejería de Educación de Murcia rechazó este acuerdo y decidió aplicar la normativa vigente, es decir, mantiene los criterios de titulación y promoción de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce): No se puede superar el curso ni obtener el título educativo con más de dos asignaturas suspensas en ESO y Bachillerato.

Estas circunstancias han permitido que los centros educativos continúen en buena medida con exámenes y ejercicios de forma online para sus alumnos con el objetivo de evaluarles, según explican los profesores particulares de refuerzo con los que se ha puesto en contacto este periódico. «Los padres de los alumnos me han vuelto a llamar y he tenido que volver a preparar exámenes y ejercicios porque les siguen evaluando», explica JP, estudiante de Física en la Universidad de Murcia.

Este joven ciezano lleva años dando clases de refuerzo a estudiantes de Secundaria, pero antes del estado de alarma mantenía 10 alumnos para refuerzo de asignaturas como Matemáticas, Física o Química, y ahora «se han quedado conmigo tres estudiantes de segundo de la ESO». JP pensó que tras el cierre de los centros educativos no tendría más clases de apoyo que le ayudaban a obtener unos ingresos. De 400 o 350 euros que ganaba antes del confinamiento, JP consigue ahora en torno a 150 euros. «El volumen de trabajo es mucho menor, doy dos horas por las tardes con estudiantes diferentes, no en grupo, pero no me llega gente nueva». Este estudiante de Física agradece la decisión de la Consejería porque opina que debe prevalecer el criterio de la «meritocracia».

De la misma opinión es Rubén Jesús, graduado en Física y que imparte las mismas asignaturas de refuerzo que JP. «Con las clases presenciales en casa del alumno se daban muchas horas porque los exámenes mantenían una presión en el estudiante y había que reforzar mucho; con la modalidad online van más relajados y tienen más tiempo para preparar deberes, por lo que no necesitan tantas clases de refuerzo», señala el físico, que prepara oposiciones para Secundaria y no tiene otro trabajo. «He perdido a un alumno y con los dos que mantengo les mandan ejercicios online que vamos haciendo uno a uno, yo les enseño la teoría y ellos los resuelven». Rubén ganaba 200 euros cada mes y desde el pasado 13 de marzo solo ha conseguido 120 euros.

Nieves Serrano, opositora al cuerpo de Maestros por la especialidad de educación especial, apoya en estas semanas a los padres de alumnos de colegios bilingües que necesitan ayuda para continuar con el temario de asignaturas como Matemáticas o Ciencias en inglés. No cobra nada, dice que solo echa una mano a los estudiantes que lo necesitan pero antes del estado de alarma daba en torno a 16 horas semanales y ahora pierde cada mes 400 euros. Mantiene en cartera a tres de los siete alumnos que tenía.

«El mérito del alumno debe estar presente, aunque no sea haciendo exámenes sí deben contar para la evaluación ejercicios o trabajos que haga de forma online y la asistencia a las clases virtuales», señala Pepe García, estudiante de Ingeniería Mecánica en la Universidad Politécnica de Valencia que estos días mantiene clases de refuerzo vía telemática con un alumno de Murcia.

Trípode y Skype

Cuando JP vio el interés de algunos padres de volver a dar clases de refuerzo a sus hijos, se adaptó a la situación y en su casa colocó un trípode, un móvil, una pizarra y desde allí enseña a los estudiantes que necesitan apoyo. Nieves utiliza videollamadas con los padres y se graba resolviendo ejercicios, mientras que Rubén utiliza Skype o WhatsApp para atender a sus alumnos.