Los estudios de tatuajes de la Región de Murcia cargan tintas en la desescalada y se adaptan a la tan esperada ‘nueva normalidad’ con un refuerzo a las ya exigentes medidas de higiene y seguridad que caracterizan al sector. Las normas de higiene siempre han sido altas y ahora se refuerzan con los protocolos que marca la prevención del coronavirus.

Así, los estudios murcianos vuelven a abrir la persiana y lo hacen con gafas protectoras, desinfectante para las suelas de los zapatos y mascarillas, un cargamento de esterilidad para que la única preocupación del usuario sea que el diseño elegido le guste.

«Es con cita previa siempre, no puede venir nadie ni a preguntar ni nada», explica Jacinto Conesa, del estudio Jacinto Tatto & Piercing, en Cartagena.

Cuando llega la hora concertada, el cliente aparece «con su mascarilla puesta, que es obligatorio; se le desinfecta aquí el calzado que lleve y de inmediato pasa a lavarse con gel hidroalcohólico», indica el dueño del estudio. «Ya está todo preparado, yo me pongo mi mascarilla, mi pantalla protectora, mis guantes y mi traje de enfermero; tengo dos, uno para la mañana y otro para la tarde», detalla este profesional.

Conesa hace un tatuaje en el muslo un cliente en su estudio de Cartagena. Iván Urquízar

Jacinto Conesa admite que «yo le estoy cogiendo el gusto a esto de trabajar con cita previa, tengo más control que antes».

Asimismo, reconoce que «es superincómodo trabajar con mascarilla», pues llevar nariz y boca tapadas se une «al calor del foco y el calor que desprende el cliente», lo que implica «mucho agobio», manifiesta. Un agobio que queda en segundo plano, pues la prioridad es «la salud del cliente y la salud nuestra».

Cuando volvió a subir la persiana, el tatuador contactó primero «con la gente a la que tuve que anular» y ahora mismo tiene ya citas concertadas para las próximas cuatro semanas.

Preguntado por si ha percibido miedo, deja claro que «nada», y añade que «no falla el día que no viene alguno sin mascarilla o que alguien llama al timbre y pregunta si se puede pasar».

Por su parte, Francisco Javier Carrillo, dueño del estudio Javier Tattoo & Piercing, en Yecla, explica que, en su caso, «como ya todo era con control, con las mascarillas, nosotros lo hemos tenido más fácil» a la hora de volver a trabajar en la desescalada.

En la principal ciudad del Altiplano, junto al salón de tatuajes, «tenemos un salón de belleza, con peluquería y estética, por lo que lo que hemos hecho es prolongar las estrictas medidas al resto del salón», indica el propietario.

Para Francisco Javier Carrillo, que lleva dos décadas en el oficio, ya era habitual «lo de limpiar todo, desinfectar todas las zonas... se tapa todo, se plastifica, tiras papel, tiras guantes... era normal en el tema del tatuaje».

Este profesional del tatuaje hace hincapié en que «nosotros siempre hemos trabajado con cita previa», a lo que añade que «ahora en cuando tenemos que llevar un control y si, por ejemplo, una persona te toca a la puerta, tienes que hacerla esperar».

A la pregunta de si nota temor entre la población, detalla que «la gente no tiene miedo realmente, está bastante confiada». «La verdad es que la gente aquí entra muy cómoda, tenemos espacio... Y, si las cosas están en orden, dan confianza», considera.

Además, opina que las personas «se están acostumbrando a asumir el riesgo» de que pueden contagiarse del virus, ya sea en una terraza o por la calle.

Por otro lado, José de Sola, propietario del estudio de tatuajes De Sola Tattoo, en Caravaca de la Cruz, explica que «cuando cerré, doné las mascarillas que tenía, y ahora se ha multiplicado por diez su precio». Eso unido a que «los guantes, donde los compraba, normalmente me dicen que ya no los sirven», asevera.

«¿Una caja de mil guantes? Compraba tres cajas. Antes los conseguías muy fácil, había mucha competencia a buenos precios. Ahora te tienen que poner en una lista de espera y te dan máximo dos cajas», manifiesta.

Así las cosas, dado que a ellos les sale más caro trabajar, considera que los profesionales «tendríamos que empezar a encarecer un poco el precio» de cada tatuaje, al tiempo que alerta de la existencia en la Región de «tatuadores ilegales», los cuales «no ofrecen seguridad».

Catálogos obsoletos

Que no haya revistas con distintos diseños de tatuajes, para que el cliente pueda elegir, no es algo que vaya a hacer daño al sector. No es una medida que vaya a tomar ahora por coronavirus: es que es raro ya quien escoge el motivo que desea llevar en la piel de estos catálogos, los cuales, indican los profesionales del sector, se han quedado obsoletos desde hace tiempo.

«Todo eso ha cambiado: desde que Internet se ha colado en todos los hogares, casi todo el mundo viene con las ideas de casa», destaca Francisco Javier Carrillo, dueño del estudio Javier Tattoo & Piercing, en Yecla.

Desde su punto de vista, de un tiempo a esta parte «las revistas de tatuajes no te aportaban mucho, no es lo que la gente quiere ver». Rememora este profesional que «llevo ya veinte años tatuando, he tenido Internet siempre y, al principio, los dibujos no existían». «Tú te metían en Internet y no encontrabas, era horrible, era más complicado encontrar diseños», comenta.

En este sentido, detalla que «entonces sí que las revistas tenían sentido», como un muestrario donde los indecisos podía elegir entre distintos diseños de delfines o leones. «Ahora es todo por Internet, la gente casi siempre viene con su móvil» y una foto de lo que les gusta.