Agustín Sánchez es el director general de Depau Sistemas y tras más de 40 años de experiencia profesional en el sector todavía recuerda y conserva la relación con el primer cliente al que vendió un ordenador, fue en el año 1982 y se trataba de un IBM de disco duro de 10 megas, el primero que se vendió en la Región de Murcia. Desde entonces, «con ilusión y mucho trabajo», su empresa se ha convertido en un gigante del sector mayorista en España.

P ¿En qué momento os ha encontrado esta crisis sociosanitaria y ya económica?

R Se dice que una parte de la palabra china para ‘crisis’ significa oportunidad, en nuestro caso ha sido así, el consumo del producto informático o el de tecnología se ha convertido, hoy más que nunca, en una necesidad y esta circunstancia nos ha encontrado en un momento muy bueno para la empresa y muy preparados. A fecha de hoy, hemos experimentado un crecimiento del 43,30%. Hasta que llegó el estado de alarma estábamos creciendo un 29,1%, pero en la franja entre el 13 de marzo y el presente, el crecimiento se ha elevado hasta el 66%. Por suerte, doblamos en su momento nuestra capacidad de producción y hemos realizado doce o trece nuevas contrataciones desde la crisis para hacer frente a la demanda. Ahora, una semana se puede comparar en cuanto a ventas con una del Black Friday, pero es que llevamos en esta situación ya dos meses; no está bajando la demanda y si no sube más es porque no podemos, este es un sector en el que trabajamos siempre con forecast, una previsión de venta a tres meses. Ya hemos consumido lo que teníamos previsto para este trimestre. Estamos pidiendo más pero hay escasez de suministro, la mayoría de las fábricas están en China y llega el producto a través del transporte aéreo, lo cual encarece el precio. En definitiva, estamos en un sector en el que nos podemos sentir unos privilegiados en el contexto actual, lo que lamentamos es que otros sectores como el de las agencias de reparto no se hayan adaptado lo suficiente o no hayan realizado o podido realizar nuevas contrataciones, porque están colapsando el mercado en algunos momentos.

P¿Cuáles son los productos más demandados?

R Los productos estrella son el portátil de gama media, las impresoras, la cámara web (si por la mañana llegan 500, desaparecen por la tarde) el pequeño electrodoméstico, y entre ellos, el último boom es el termómetro digital, a razón de mil ventas diarias. De hecho, en este momento tenemos muy pocos portátiles, pocas impresoras y faltan los consumibles de tinta de las impresoras. Un ejemplo: esta mañana ha llegado un modelo de impresora, de hogar, con un precio de 59 euros; han llegado 500 y se han repartido como si fueran caramelos en la puerta de un colegio. Hay otros productos que sí están llegando, han aumentado su banda pero no hasta el punto de romper el stock, que son las piezas de ordenadores, porque se están haciendo menos ampliaciones de capacidad, menos acciones de modernización de equipos. Cuando empezó la crisis teníamos 23.000 portátiles de stock y ahora mismo no llegan a 3.000. El año pasado vendimos 100.000 portátiles, pero este año, con este ritmo, se superará esa cifra ampliamente. Nos beneficiamos también de que los fabricantes de estos productos hayan sabido innovar, diseñar productos más sofisticados y abaratar los precios, un buen portátil con un procesador i5 te puede costar 450 euros, eso era algo impensable hace pocos años.

P ¿Cuáles son vuestros clientes?

R Nuestro principal cliente es el pequeño profesional, las pequeñas empresas, las tiendas de proximidad. Nadie creía en ellos, pero la crisis ha demostrado que son los que mejor lo han llevado, me refiero a la nueva tienda, aquella que hace uso del dropshipping (envío y entrega de pedidos minoristas) gracias al cual no es necesario que tenga cientos de productos en un almacén, con los costes que eso conlleva, y que además te ofrece una atención personalizada, cercana y técnica de lo que necesitas. Además, cada vez tenemos más tiendas de electrodomésticos como clientes, al final, somos sensibles a la presión de nuestra clientela, por ejemplo, cuando las papelerías comenzaron a vender consumibles de ordenador nos preguntaban si teníamos papel y terminamos ofertándolo. Ten en cuenta que como vivimos en un sector extremadamente duro y complicado, como es el tecnológico, la compra y suministro de cualquier material de papelería nos parece un juego de niños.

P ¿Cómo ve el futuro de su sector?

R Lo que tengo claro es que la digitalización se va a imponer definitivamente, y eso no significa comprar más ordenadores, sino un cambio de mentalidad, disponer de una estructura y que todos los procesos sean digitales, con un acceso centralizado a la información y tomas de decisión en función de los datos. El trabajo en casa parecía un mito, algo de lo que hablábamos todos los años pero no hacía casi nadie. Hay empresas que tenían muy avanzado este tema, como en la sede de HP; nos comentaban que hace meses que por el edificio no va nadie, ni los técnicos, todo están en casa; pero eso sí, tenían muy bien asentado el teletrabajo, y funcionan igual de bien o mejor que antes. ¿Qué hace un periodista yendo a trabajar todos los días a la redacción? Esa es una mentalidad del siglo XX. El trabajo de un periodista es investigar, otra cosa es que tenga que acudir a una reunión concreta, a una puesta en común, pero, ¿a trabajar por sistema? No tiene sentido. Todo eso va a cambiar. Lo que no puede ser es que una empresa, por no estar adaptada, tenga que cerrar porque sus ventas se van a pique durante un mes; sólo habría que cerrar por una negativa coyuntura del mercado que se prolonga en el tiempo o porque el consumo de ciertos productos ha desaparecido para siempre. Si tienes que cerrar por un mes negro es que algo tenías mal hecho. Además, creo que hemos tenido mala suerte por el momento político en el que se encontraba España. La economía va a bajar, eso es ineludible, será un 5% o un 10% pero bajará, y me preocupa una circunstancia: los europeos, y los españoles en particular, son muy malos adaptándose a los cambios, nadie los quiere, y nos cuesta mucho afrontar mudanzas o adaptaciones laborales. Por ejemplo, en el norte de Europa, es muy normal que quede con unos amigos para cenar en casa y venga un restaurante de prestigio a servirte la cena pero aquí, en España o en la Region sigue siendo casi una novedad, algo que ni siquiera se plantean algunos gerentes de restaurantes muy ilustres.

P ¿Llegarán las vacas flacas?

R Eso siempre. El consumo de tecnología ha aumentado y sigue haciéndolo, pero esta situación anormal, con 60 días seguidos de Black Friday, tiene que parar. Será este año o el siguiente, pero las ventas se hundirán, entre otras cosas, porque estarán amortizándose los nuevos productos.

P En cuanto a la protección de los empleados y los cambios operativos, ¿qué medidas se establecieron?

R Esa fue la parte más complicada. Al principio, como saben todos, hubo problemas con las mascarillas, pero las empresas de este sector tenemos una capacidad de reacción muy ágil a la hora de buscar soluciones, nuevos proveedores; a la semana siguiente de establecerse el decreto de alarma teníamos aquí mascarillas de China, y de todo, lamentablemente antes incluso que los sanitarios. Algunos proveedores incluso nos las regalaron, como nosotros hemos hecho con las que tenemos, a nuestros clientes y a quien lo necesitara. Tardamos sólo 24 horas en enviar al personal a su casa; nos hemos beneficiado de un altísimo nivel de digitalización que nos permite funcionar. Aquí tenemos una frase que es: lo que no está en el ordenador, no existe. En cuanto a talleres y almacenes, hemos establecido turnos para reducir el riesgo de contagios y ha funcionado bien. La semana pasada por fin logramos que se realizara el test de seroprevalencia a los trabajadores y ninguno ha dado positivo, pero no hay que bajar la guardia.

Nota personalmente

Le preguntamos al director general de Depau cómo fueron los inicios y responde con contundencia: «Desde cero. Es una historia cómun: cuatro amigos que trabajan en el sector, otros que no, que nos sentíamos atraídos por este mundo tecnológico y decidimos dar el paso. Entonces éramos técnicos vendedores, todo se hacía muy personal, no existía la informática de consumo. Tardamos un mes en poner en marcha la empresa, con programas de contabilidad, de almacén y facturación muy básicos».

Cuando le comentamos que no es tan común el nivel de facturación que tienen ahora, Sánchez responde que la clave estuvo en la especialización, «en lo que aquí llamamos el canal, y éste lo componen pequeñas tiendas y gabinetes de programación, talleres y los llamados superusuarios, personas que saben lo que quieren; ésa es nuestra principal clientela, un sector técnico, y representa el 80% de los pedidos. En Europa esta figura es muy reducida, pero en España alcanza el 45% de las ventas, ahí tenemos una presencia predominante».