«Se medirá la temperatura a todos los usuarios con termómetros digitales con sistema de medición por infrarrojos», anuncian desde el gimnasio Pulso 2, ubicado en la calle Mayor de Murcia, que harán con todos sus clientes, una vez puedan acceder a las instalaciones al estar la Región en la fase 2 de la desescalada.

Responsables de gimnasios de la comunidad consultados por LA OPINIÓN coinciden en que han invertido tiempo y dinero en habilitar sus instalaciones, donde los entrenadores llevarán mascarillas, algo que para los usuarios puede ser contraproducente.

«Crea un déficil de oxígeno», explica Marcos Molina, socio, junto a José Manuel Martínez y Marcos Meseguer, del Gimnasio M10, también en Murcia.

«Mientras haya distancia de seguridad, no es obligatorio llevarla», comenta el experto, que apostilla que «salir a correr con mascarilla tampoco sería recomendable».

De esta manera, «la gente que va a entrenar no va a usar mascarillas, pero nosotros sí, porque nos estamos moviendo por el gimnasio, por si tenemos que corregir algo», manifiesta.

En su centro, la idea es «meter a máximo seis personas en cada entrenamiento», y hacerlo «en zonas limitadas», esto es, «que cada uno entrene dentro de ocho metros cuadrados, donde tendrá sus útiles para el entrenamiento».

«Son clases, son grupos reducidos, y una hora máximo. Cuando acaben el entrenamiento funcional, nosotros desinfectamos la zona, barremos, fregamos y entra el siguiente grupo de hasta seis personas. Es de locos, pero, si no no podemos abrir», lamenta Molina. El Gimnasio M10 no contempla subir ahora precios, «estando como está el tema social y económico», por lo que «intentaremos reducir gastos de otro sitio».

Así las cosas, «también hay que echar una mano a los demás, igual que ellos nos la echan a nosotros», opina. «Acabamos de mandar el mail a todos los usuarios, con un vídeo explicativo, y la gente está apuntándose a las clases. Parece que no hay mucho miedo o que están tranquilos con nuestras medidas de seguridad», celebra.

«Ahora mismo estamos en una situación bastante complicada, trabajando doce horas diarias para coger 30 euros», apunta Pedro Villa, dueño del Gimnasio Pedro J. Villa, en Molina de Segura.

«No puedo abrir al 30% del aforo porque habría bastante afluencia de gente y no sería lo más ético», considera el dueño, al tiempo que revela que «todos los clientes dicen que prefieren seguridad, aunque tengan que pagar un euro más, a tener un agobio de gente brutal». No obstante, en su caso, no subirá los precios.

Con la llegada de la fase 2, «meteremos entre diez y quince personas, iremos haciendo fases horarias», indica el hombre, que espera que «si todo va mejorando, en la fase 3 podamos meter a cinco o diez personas más, con mucha seguridad». En cuanto a la actitud de los usuarios, valora que «que todos van colaborando bastante» y juntos «nos vamos adaptando hasta que vuelva todo a la normalidad».

Destaca que «los alquileres, la luz... tenemos más gastos que los ingresos que podemos tener», por lo que «es muy complicado» mantenerse, ya que «si se nos aumenta un poco el gasto, no salen los números».