«Los dueños de caballos suelen venir a visitarlos durante las hospitalizaciones y operaciones, incluso en alguna ocasión alguno nos ha ayudado para que el animal esté más calmado y tranquilo, piensa que son animales muy caros y valiosos en muchos casos y la vinculación y el cariño son enormes. Ahora, con la nueva situación creada por el coronavirus estamos solos, y los dueños nos dejan al caballo fuera del hospital, lo cogemos por el ramal (la cuerda por la que se sujeta al equino), y lo introducimos en el recinto. El dueño se despide ahí del caballo y todo el trabajo pasa a ser para nosotros».

Quien así describe uno de los cambios que la pandemia ha causado en las urgencias veterinarias es Carmen Albaladejo, que junto a Teresa Balmori, y Ana Romero forman el equipo especializado en caballos que recibe a LA OPINIÓN en el Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Murcia. Otros miembros del equipo son Isidro Ruiz (jefe del equipo), María Jesús Rodríguez y Leandro Bosque.

«No lo habíamos hecho antes, pero ahora incluso en casos muy excepcionales hemos recurrido a hacer alguna foto de los caballos y enviarlas por WhatsApp a los dueños para tranquilizarles y les hace sentirlos más cerca».

No distingo los rasgos de las tres veterinarias que me reciben junto a Paco Marín, mozo especializado en el manejo y trato de caballos, pues los cinco portamos las obligatorias mascarillas que ya forman parte de nuestra vida diaria. «¿En condiciones normales llevaríais guantes y mascarilla?», pregunto. «No, no, guantes sí, pero las mascarillas sólo en la zona quirúrgica», responden.

Durante el confinamiento las urgencias más habituales en equinos han sido los cólicos y las lesiones en huesos y articulaciones, y todo tiene un por qué. Según nos relata Teresa los caballos son muy sensibles al cambio de dieta, y debido al parón de las actividades deportivas los propietarios han tenido que reducir la ingesta habitual de calorías que un caballo de doma o salto suele consumir, por lo que la reducción ha causado en muchos casos importantes cólicos que deben tratarse de forma hospitalaria. Las otras patologías más habituales son las traumatológicas a causa de lesiones arrastradas en el tiempo, o accidentes aislados, «Lo que sí esperamos es un repunte de lesiones articulares y en tendones, porque los animales van a pasar de estar dos meses en reposo para volver a los entrenamientos y rutinas habituales».

Una de esas lesiones que causa cojera es la que afecta a Pako, un magnífico ejemplar de caballo bretón, una raza de tiro francesa, habitual de la romería de la Virgen del Rocío. Podemos acariciarlo y disfrutar de su imponente presencia debido a que es una variedad muy dócil, a diferencia de otros pacientes, como un potro de pura raza española, bastante más inquieto a causa de su edad. Junto a su cuadra, un hermoso frisón negro. «¿Las trenzas se las habéis hecho vosotras?», pregunto. «Paco les hace unas trenzas preciosas, y además cumplen una función muy importante, pues ayudan a sujetar el catéter con fluidoterapia y evitan que se les estropee a caballos de pelo muy largo, en los que la parte estética también es muy importante».

El Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Murcia ha mantenido su actividad durante todo el periodo de confinamiento, y en concreto el área de equinos ha sido una excepción en toda España, pues nos cuentan que sólo dos o tres han estado abiertos.

La Región de Murcia es una Comunidad Autónoma importante en cuanto al número de explotaciones equinas y número total de ejemplares. En 2018 existían 2.814 fincas y un total de 13.000 ejemplares, según los datos ofrecidos por la Consejería de Agricultura, y Lorca presume de ser uno de los lugares de España con mayor población de caballos de pura raza española. Otra especialidad que no ha dejado de prestar su servicio es la de animales exóticos, o NAC (nuevos animales de compañía), entre los que encontramos especies como iguanas, tortugas, loros, serpientes o arácnidos, entre otros.

Decidimos asistir a una de las urgencias que atiende Conchi Ayala, del Centro Veterinario Infante. Se trata de una tortuga rusa horsfieldii, con un sobrecrecimiento de pico que requiere anestesia para su intervención.

«Durante estos dos meses hemos atendido muchas menos citas y consultas ordinarias, pero ha habido un repunte de urgencias, aunque pueda parecer curioso, y se ha debido a que muchos propietarios han apurado mucho y cuando traían la mascota en muchos casos se había agravado el problema, requiriendo operación y en algunos casos, desgraciadamente, acabando en fallecimiento del animal», explica.

Conchi no ha notado el cambio de rutinas por tener que incrementar las medidas de higiene o de protección. «Los veterinarios estamos habituados al uso de guantes, mascarillas, y desinfectantes para manos, pero son los clientes los que notan más el cambio», comenta al respecto.

«Recuerdo a un chico que vino con su mascota, un perro al que le tuvimos que practicar la eutanasia humanitaria debido a unos tumores en fase terminal con dolores insoportables. El chico venía perfectamente protegido con su mascarilla, guantes y respetando la distancia de seguridad, pero, al llegar al momento delicado, no pudo evitar emocionarse y en ese momento, nos guste o no, la mascarilla y los guantes sobran. Dejé que se desahogara llorando. En esos momentos nuestro papel es muy importante porque acompañamos al propietario en la pérdida de un animal al que en la gran mayoría de los casos quieren muchísimo».

Perros y gatos

Los reyes de las clínicas veterinarias siguen siendo los perros, seguidos de los gatos. Manuela Ibernón, de la Clínica de Manuela, ha mantenido la actividad de su clínica aunque ha notado, al igual que Conchi, un repunte de urgencias. Nuestra visita a su clínica coincide con una intervención a un mestizo de pastor belga que trae Miguel, de la protectora José María Párraga de Campos del Río, con la que Manuela colabora habitualmente.

«Creo que esta situación trae algunos cambios positivos, pues los clientes están siendo muy respetuosos, manteniéndose fuera de la clínica esperando su turno si dentro hay otro cliente con su mascota, y aplicando todas las medidas de seguridad e higiene. Por otro lado, las visitas han sido siempre con cita previa, llamando antes, y eso facilita el trabajo de todos».