Si el secreto mejor guardado de una boda es cómo va a ir vestida la novia a su gran día, los encargados de talleres y tiendas se afanan en que este secreto siga luciendo igual de bonito si tienen que hacer alguna modificación porque la pareja ha pasado de casarse en primavera a hacerlo en otoño o invierno.

En Zarandona, lugar conocido en la Región por la gran cantidad de tiendas dedicadas a la venta y confección de vestidos de novia, viven con frenesí estos primeros días de la fase 1, porque frente al 20% de la parejas que por ahora mantienen la primera fecha que escogieron, el otro 80% la han tenido que cambiar a finales de año o a 2021.

Desde el taller Mercedes Cánovas, Jesús Hernández explica que han paralizado todas las modificaciones que tenían que hacer en los trajes, ya que «la novia puede decidir llevar otra cosa o si se casaba en mayo o junio y ahora lo hace en noviembre, puede querer una manga o modificar el escote».

En Cartagena, desde su tienda de Pronovias, Carolina Palazón cree que cuando una novia se enamora de un vestido «es para siempre y es difícil que lo cambie, aunque siempre se le pueden hacer modificaciones». Además, dice que no ha tenido ninguna cancelación y que las parejas se están adaptando.

Pero en la bodas hay otros muchos detalles que también son importantes e imprescindibles. Detalles como son la fotografía, las flores, la celebración...

Por eso hay muchos fotógrafos o floristas a los que la crisis les ha dado de lleno y han dejado de recibir gran parte de sus ingresos anuales, aunque esperan poder recuperarlos durante los próximos meses.

Francisco Javier Vera, florista en Campos Garden, destaca que él esta dispuesto a retomar la normalidad lo antes posible y que, por ahora, «no hemos tenido anulaciones pero sí traslados de fechas. El problema es que hay mucha gente que todavía no sabe ni cuándo ni cómo va a poder celebrar su boda».

Las asociaciones de hostelería han destacado el esfuerzo que están realizando los propietarios de salones de celebraciones y de servicios de catering para adaptarse a las nuevas fechas, pero hacen hincapié en que ellos tienen que cumplir en todo momento con las exigencias sanitarias.

Por otra parte, la normativa que ha puesto en marcha el Gobierno de Pedro Sánchez indica que a partir de la fase 2 se pueden celebrar bodas para un número limitado de asistentes, pero no se concreta un número exacto.

En la fase 3 se habla de un número más amplio de asistentes. En la fase 2 de la desescalada, los invitados deberán ser todos de la misma provincia y en la 3 podrán ser de distintas provincias, siempre que estén en la misma fase.

El sector de la bodas mueve en nuestro país varios millones de euros y, al igual que el turístico, han sido uno de los grandes perjudicados por la crisis del coronavirus, ya que el confinamiento y el estado de alarma comenzaron en primavera, justo cuando lo hacía la temporada alta en el mundo nupcial.

Por eso, y teniendo en cuenta que representan el 0,34% del Producto Interior Bruto, varios representantes del sector han decidido organizarse y crear la Asociación de Profesionales de Bodas de España, con la intención de tener visibilidad de cara a las administraciones y que se les tenga en cuenta a la hora de tomar medidas por la pandemia.

Esta asociación cree que no se puede paralizar el sector durante un año porque puede ser letal para muchos autónomos y sus trabajadores, por lo que piden que se les reconozca como gremio y se hable con ellos para dar con soluciones y alternativas que les permitan seguir con su actividad y su forma de vida, y hacerlo de forma segura.