¡Riiinnnggg! ¡Riiinnnggg! ¡Riiinnnggg! Un día cualquiera, 16 de marzo, nos levantamos, entramos en la rutina, vamos a trabajar y€ ¿algo ha cambiado? El miedo comienza a entrar en nosotros, vemos comportamientos extraños, nuestro sistema se empieza a tambalear y entramos en algo peor que el miedo, la incertidumbre.

Podría parecer el inicio de una película de ficción, pero es la nueva realidad. La presente situación ha cambiado nuestra forma de trabajar, de relacionarnos, de divertirnos y, en algunos casos, de ser. Esta situación ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros, ha puesto a cada uno en el lugar que debe ocupar en distintas facetas de la vida.

Las empresas se han visto ante una situación que pocas tenían contemplada en planes de contingencia o continuidad de negocio, especialmente autónomos, microempresas o PYMES, enfrascadas muchas veces en el día a día y con menos capacidad de respuesta. En este sentido, el teletrabajo nos ha mostrado una puerta abierta a la que debemos asomarnos para coger aire y no olvidar que siempre ha estado ahí.

El teletrabajo nos ha permitido mantener gran parte de los empleos, nos ha hecho ver que podemos ser muy productivos y nos recuerda que debemos mantener una desconexión digital por el bien de nuestra salud. Esto ha sido posible debido al esfuerzo y trabajo de muchas y muchos profesionales de la informática, gracias a los que hemos podido acceder de una forma segura a nuestras herramientas corporativas, seguir manteniendo reuniones con nuestros equipos, adaptar la oferta de nuestro negocio a la situación actual, o reenfocarlos temporal o definitivamente.

Estos profesionales, apoyados en las tecnologías que han ido desarrollando durante años, como la Inteligencia Artificial, Big Data, Ciberseguridad, IoT, Robótica o BlockChain, nos han permitido mantenernos, reactivarnos y, así lo espero, mejorar. Apoyados en estas tecnologías habilitadoras, las empresas de cualquier sector y tamaño, deben afrontar un proceso de Transformación Digital que marcará su éxito o fracaso futuro, más aún en este momento, donde el pistoletazo de salida ha sonado antes de lo que teníamos previsto.

Debemos ser conscientes de que no se trata de un problema que la tecnología por sí sola pueda solucionar. No estamos ante un asunto que afecta solo al departamento de IT, sino que es un esfuerzo que debe ser liderado por la dirección y debe involucrar hasta al último empleado de la organización. Estamos hablando de un cambio cultural, un cambio que implica algo más que automatizar procesos o digitalizar comportamientos, un cambio que sitúa al capital humano como el elemento clave. De lo que estamos hablando, en realidad, es de transformar nuestro negocio para garantizar su viabilidad de futuro, de forma similar a lo que ha ocurrido en otros sectores como el taxi, apartamentos turísticos o la banca.

Nuestra labor como sociedad es evolucionar, sacar el máximo partido a las oportunidades que presenta esta crisis, utilizarla para hacernos más fuertes y luchar para que este 'upgrade' sea para todos, que nadie se quede atrás y que nuestra sociedad de mañana sea más segura, productiva, confortable y ágil para todos y por todos.

¡Riiinnnggg! ¡Riiinnnggg! ¡Riiinnnggg! La cuenta atrás ya ha empezado. ¿Vamos juntos?