Laura (nombre ficticio) tiene 41 años y un hijo de 10 con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDHA) y con síndrome de Asperger. «Cobro la renta básica reducida, porque estuve trabajando en diciembre», comenta esta vecina de Lorca, que antaño estuvo «mucho tiempo trabajando de cara al público», por lo que no quiere que sus conciudadanos sepan que ahora se ve en esta situación, agravada por el virus.

Ella es una de las personas a las que Cruz Roja atiende en la Región de Murcia. «Gracias a Cruz Roja, mi hijo puede hacer los deberes, porque le dieron la tarjeta de Internet», explica la mujer, a la que la ONG también le dio «una tarjeta con un crédito de 300 euros para que pudiéramos comer».

«Me la dieron, no me acuerdo si fue a finales de marzo o a primeros de abril», comenta, y añade que no ha vuelto a tener ayuda de esta organización humanitaria. Sí le echan una mano «en el economato de Servicios Sociales

de Lorca», mientras sigue cobrando la renta básica «reducida, de 500 euros». «Pero pago alquiler, luz, agua...», enumera la vecina. «No es fácil la situación que estamos viviendo ahora mismo», dice Laura, por su caso concreto y por la pandemia, al tiempo que muestra su deseo de que «la gente empiece a ser un poco más consciente» del riesgo del virus

«Yo trabajaba también en una empresa de seguridad como auxiliar y no he podido trabajar», destaca, a lo que añade que «mi hijo es de riesgo y eso me tiene un poco más limitada».

Todo ello en un momento en el que «no se puede pedir la ayuda de la dependencia, no se puede pedir nada, porque está todo paralizado», precisa, así que «está un poco más complicado».

Sostiene que «esto no es un juego, se están yendo muchas vidas», así como que «las normas que ponen tampoco son tan difíciles» de cumplir.

En el caso de Chafia, es la madre de una familia de cinco miembros («mi marido y yo y tres niños», enumera) que reside en la localidad de Cieza.

«Mi niño siempre con Cruz Roja aprende», comenta la mujer, en referencia a que una profesora de la ONG atiende a sus vástagos. Además, «me ayudan con alimentos», por lo que da «gracias a Dios y a Cruz Roja».

En estos momentos, su esposo ha encontrado un trabajo «en el campo», pero con solo ese sueldo en casa a la familia no le da para vivir. En circunstancias normales, «nosotros tenemos que ir (a por los alimentos que les da la ONG), pero como está esta crisis ellos me los traen» a domicilio.

Les han llevado comida «una vez en dos meses», asegura. «¿Qué hacemos? Habrá mucha gente que lo necesite. Busco trabajo, pero como yo no salgo ahora mucho...», comenta la mujer, que no tiene miedo al virus porque «Dios nos cuida».