«Como si hubiera nevado». Así describen los vecinos del Llano del Beal el aspecto que han tomado algunas zonas de la localidad cercanas a la balsa minera Jenny y a sus casas por la aparición de unas eflorescencias salinas que contienen arsénico, plomo, cadmio y zinc y que son muy tóxicas.

La Plataforma de Afectados por Metales Pesados va a presentar una denuncia ante el Seprona para que se tomen medidas lo antes posible.

Su presidente, Juan Francisco Ortuño, explicaba que estas eflorescencias han surgido por efecto de la evaporación del agua de lluvia, que eleva a la superficie estos metales. Además son muy ligeros y el viento los arrastra con facilidad a las calles del pueblo.

Ortuño explica que ya llevan 3 años denunciando esta situación y por eso quieren que la Comunidad Autónoma «actúe para remediar esta situación porque estas sustancias son veneno para nosotros y nuestras familias».

Además, señala que a pesar de la relajación del confinamiento, estas 'sales' hacen que los vecinos no sean muy partidarios de salir a la calle para no verse expuestos.

Hay que recordar que la Comunidad ya actuó en la balsa Jenny, que es de su propiedad, pero que ante la posible contaminación originada por filtraciones en la balsa minera, inició a finales de 2019 la contratación de las obras necesarias para eliminar cualquier duda que pueda haber surgido al respecto.

Fuentes de la consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente señalaban ayer que «el proyecto de sellado estará terminado a finales de este mes y, una vez entregado, iniciaremos la tramitación para su aprobación, y finalmente se procederá a su licitación y ejecución».

Además de afectar a la salud de las personas, diversos colectivos y asociaciones que defienden el Mar Menor, creen que los metales pesados estan afectando a la laguna salada y, por ende, a su fauna y flora por lo que exigen al Gobierno regional que acabe con el problema de manera definitiva.