«Por las especiales características y valor de los artículos a la venta y con aras a mantener las medidas básicas de seguridad del establecimiento se podrá pedir al cliente que se descubra de la mascarilla al pedir entrar en el establecimiento para su identificación más clara y una vez permitido su acceso pueda volver a usarla». Así se detalla en el Protocolo y guía de buenas práctias dirigidas a la actividad comercial en establecimiento físico y no sedenterio, elaborado por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Francisco Blasco, administrador de Blasco Joyero y miembro de la Junta Directiva del Gremio de Joyeros, Plateros y Relojeros de la Región de Murcia, explica al respecto que esto se hace «una vez llega el cliente a la puerta, con ésta aún cerrada» y que, por tanto, la persona «no tiene ningún riesgo de contaminación».

No obstante, en su negocio, que volvió a abrir el día 11, «no está estando prácticamente nadie y a los pocos que han entrado los conozco», por lo que «no les voy a decir que se descubran el rostro si sé quiénes son».

En el caso de los desconocidos, «lo normal es que se descubran el rostro por un segundo y se vuelvan a poner la mascarilla. La cámara lo graba, me parece que es lo normal», manifiesta.

Y es que, independientemente de las medidas sanitarias a tomar, «no podemos bajar la guardia en temas de seguridad» en un sector tradicionalmente golpeado por los asaltos, dado que el material que hay en sus tiendas es especialmente valioso.

Además, para volver a abrir las puertas, «todos nos hemos gastado a pulmón un dinero, entre 400 y 500 euros, en mamparas, geles, guantes... y ninguna administración nos ha ayudado», asegura.

En opinión de Francisco Blasco, «en el comercio pequeño estamos un poco desamparados», por lo que «estamos esperando que abran los grandes, que esos atraen a la gente y tiran mucho del consumo y de todo».

Por su parte, Natalia Muñoz, de Salvador Muñoz Joyero, comenta que en la puerta de su negocio también está el cartel que explica que hay que bajarse la mascarilla un momento antes de acceder, aunque «hay poca gente por la calle, los que vienen son ya clientes y no se nos ha presentado la duda», indica.

Muñoz comenta que antes de la pandemia de coronavirus ya podían tener «dudas» con alguien que llevase, por ejemplo, gorra o gafas de sol. En el caso de que ahora quiera entrar al negocio un desconocido, que se cubre con una mascarilla, «en principio deberíamos decirle que se la baje», aunque «no se nos ha presentado el hecho de dudar de alguien» desde la reapertura.

«Es una recomendación, no es una obligación», subraya el presidente del Gremio de Joyeros, Plateros y Relojeros de la Región, José Joaquín del Campo, que opina que «tenemos que ser todos comprensivos y adaptarnos a las circunstancias». «Si veo en la puerta a una persona con gorra y gafas de sol, como la puerta está cerrada, también le tengo que pedir que se identifique», resalta.

«Yo todavía no le he dicho a nadie que se quite la mascarilla, porque los conozco. Incluso alguno se ha quitado la mascarilla voluntariamente», asevera, y pide «que el cliente sea comprensivo» y se retire la mascarilla, algo que también le recomiendan las compañías de seguros, comenta.

En el caso de que la persona no quiera quitarse la mascarilla, el joyero puede decidir no abrir, «como usted no le abriría la puerta de su casa a una persona que no reconozca», considera.

«Es una decisión de cada joyero si abre la puerta o no», estima, aunque considera que la medida es «razonable», por lo que pide «la compresión» de los clientes que accedan a estos locales.

El virus 'muere' en oro y plata

Recuerda el joyero Francisco Blasco, por otro lado, que «bronce, plata y oro son los materiales en los que menos tiempo dura el virus, unas cuatro horas» y destaca que es peor «la bisutería».

Anima a la gente a seguir luciendo sus joyas por la calle, siempre que, al llegar a casa, las laven «con agua y jabón», puesto que «las joyas no contaminan, lo que contamina es lo que le pueda caer a la joya».

Blasco apuesta por «no generar pánico», ya que «la vida sigue, el mundo sigue», aunque continúe habiendo coronavirus. A su juicio, «no hay que meter miedo, hay que meter conciencia».