Por mucho que lo pareciera, el tiempo no se paró hace dos meses con el decreto del estado de alarma y el confinamiento por la pandemia de coronavirus. La vida ha seguido su curso y prueba de ello son los niños, que no han asistido a sus colegios o guarderías, pero han seguido creciendo.

Este lunes, la Región de Murcia se adentró en la fase 1 de la desescalada fase 1 de la desescalada y, con ella, reabrieron los pequeños negocios, entre los que se encuentran las tiendas de moda infantil. Para sorpresa de muchos, algunos de estos establecimientos subieron la persiana con colas de padres y madres esperando para poder entrar.

Así ocurrió en Calzados Petines, una zapatería ubicada en la céntrica calle José Antonio Ponzoa de Murcia. «Todos los zapatos dejaron de venirle, ha cambiado todas las tallas», comenta Elena, la madre de Leo, un niño de año y medio al que le compró ropa por última vez el pasado mes de septiembre.

Jessica, por su parte, tuvo que cortar hasta los pijamas de su hijo Samuel, de 8 meses, para que pudiera entrar en ellos. «En 2 meses ha experimentado un cambio increíble y está usando ropa que tenía guardada para cuando sea mucho más mayor».

Carmen Fuensanta García, encargada de la zapatería, está muy agradecida por la buena respuesta que están teniendo sus clientes ante la reapertura del negocio. «Está viniendo mucha más gente de lo normal para un día laborable».

«Los bizcochos están saliendo ahora por los pies», explica la vendedora, en alusión a la moda de cocinar repostería que ha invadido las casas durante el confinamiento. El éxito de ventas no solo tiene que ver con el crecimiento de los niños, sino con el cambio de temporada, ya que la fase 1 ha llegado al mismo tiempo que las altas temperaturas a la Región. Mucha ropa se ha podido quedar pequeña tras el paso de dos meses, pero lo que es seguro es que a ningún niño le viene la del verano pasado.

En Calzados Perea, en la avenida de la Constitución de Murcia, también han notado el aluvión de clientes. «Nos han venido muchas madres y abuelas, sobre todos de niños de entre un y tres años». Para Marian Solera Perea y Ángel José Sánchez Vera, el problema con el que tienen que lidiar es que solo puedan entrar dos clientes al mismo tiempo. «Hay gente que ha tenido que esperar hasta una hora en la calle, da pena», aseguran. Por lo menos, añaden, una vez dentro se llevan dos o tres pares de zapatos. «Se ve que no tenían nada».

Ropa de verano

En tiendas de moda infantil más grandes, como Mayoral, en la calle Maestro Alonso de Murcia, se permiten hasta 14 personas en su interior, por lo que no han tenido problemas de acceso. No obstante, las dependientas Tania Muelas e Isabel García afirman que al menos están vendiendo un 20% más que un día normal.

«Se llevan de todo, calzado, gorros, bañadores... No se llegó a vender mucha ropa de verano antes de la crisis del coronavirus», comentan.

Principalmente, y tal y como ocurre en las zapaterías murcianas, la vestimenta que más están vendiendo es la que va diseñada para niños y niñas con edades comprendidas entre los 2 y 8 años, la franja de edad en la que los niños crecen con más rapidez.