Casi dos meses después de quedar separados por el estado de alarma que ha encerrado en sus casas a casi 47 millones de españoles, la familia Gallego Frutos pudo ayer, primer día de la fase 1, volver a sentarse junta alrededor de la mesa y contarse, sin teléfonos de por medio, cómo han sido estos días, al igual que han hecho otras muchas familias murcianas. Aunque en esta ocasión no pudieron estar todos, disfrutaron ese primer momento de volver a abrazarse como no lo hacían desde hace mucho tiempo.

Para esta ocasión, Toñi Frutos preparó una de las comidas más tradicionales de la cocina murciana, una olla con pelotas y caldo para hacer sopa. «Preparé 50 pelotas la noche del domingo porque habíamos quedado en vernos para comer si pasábamos a la fase 1», explica la madre de la familia a LA OPINIÓN. Toñi y su marido, Antonio Gallego, reunieron ayer en casa a dos de sus tres hijas, Amparo y Miriam, junto a dos de sus yernos, José Angel y Francisco José, y sus nietos Hugo y Vega. Sin embargo, faltó Jessica y su marido, Juan, así como la pequeña Noa, de 20 meses, y las nuevas incorporaciones a la familia, Valeria y Saúl.

En este tiempo de confinamiento la familia ha crecido. El pasado 30 de abril, en plena alerta por coronavirus nacieron Valeria y Saúl, quienes ayer no pudieron acudir junto a sus padres y su hermana mayor a esta primera comida familiar de la fase 1, pero quienes estuvieron muy presentes a través del teléfono y fueron uno de los temas centrales de las conversaciones.

A Toñi se le nota al hablar el amor de abuela, «son muy buenos, no dan follón ninguno y sólo hacen dormir y comer», afirma de los nietos más pequeños de la casa.

Sin duda, los niños son quienes más unen a la familia y este es otro ejemplo más, ya que fue Hugo, el mayor de los nietos (11 años) el que se encargó de poner fecha a esta comida con los abuelos para poder volver a verlos después de casi dos meses en los que se ha comunicado con ellos sólo por videollamada.

Hugo estaba deseando ver a Antonio, como llama a su abuelo, pero también a los animales, ya que en el terreno que tienen junto a la casa en la huerta del Barrio del Progreso cuenta con perros, tortugas, patos y un cisne, su distracción los fines de semana hasta que el coronavirus le obligó a quedarse encerrado en casa. Además, el abuelo se encargó el pasado fin de semana de poner a punto la piscina por si los más pequeños se animaban a estrenar la temporada de baño.

La madre de la familia comenzó a trabajar hace apenas una semana y reconoce que estos días de confinamiento han sido muy duros. «Estoy deseando que se muera el bicho y podamos salir», afirma.

Antonio, por ejemplo, ha estado más distraido estas semanas y ha aprovechado para dedicar más tiempo a sus animales. Además de los que tiene en casa, en otra zona cercana tiene yeguas y hace poco plantó un pequeño huerto con lechugas, calabacines y apio, por lo que por las tardes aprovecha y sale a dar una vuelta y cuidar a los caballos. Pero, el matrimonio echa en falta las escapadas de fin de semana. Hace casi un año compraron una casa que están reformando en Elche de la Sierra (Albacete) y ese era su destino los sábados y domingos. «Estamos deseando volver», afirma Toñi, quien de momento se conforma con ver a los suyos y poder celebrar el nacimiento de los nuevos nietos y los tres cumpleaños que han quedado en el calendario del cofinamiento.