La jefa del Servicio de Neorufisiología del Hospital Reina Sofía, Virginia Izura, considera que las fases de desescalada y la recuperación de algunas rutinas va a ser beneficioso, pero cree que ésto no va a solucionar los problemas de sueño de la población. Según sus estimaciones, volver a la normalidad nos podría llevar entre uno y dos meses, por lo que recomienda que si las alteraciones de sueño van más allá de ese tiempo se consulte a un especialista. Otro de los factores externos que influyen en el descanso es el uso de la tecnología. «Pasamos todo el día pegados al teléfono y muchas personas sólo lo apagan a la hora de irse a dormir, ya que con el confinamiento es la única herramienta para estar conectado con el exterior y hablar con la familia y conocidos», afirma la especialista. En el caso de los niños, éstos también han sufrido cambios en sus rutinas que copian, en la mayoría de los casos, de sus padres.