Todo está aún muy verde en Murcia para la fase de la desescalada en la que en los ayuntamientos que ocupan los aproximadamente 250 kilómetros de la Costa Cálida, entre la del Mediterráneo y la del Mar Menor, esperan instrucciones del Gobierno central para planificar la ingente logística de distanciamiento y seguridad que creen que puede llevar aparejada la apertura de playas al baño.

Pues no solo ha de tenerse en cuenta la presencia de gente en la arena y el agua, sino además toda la organización de la vigilancia policial o la planificación de socorrismo, salvamento marítimo y Protección Civil y emergencias, aducen antes de planificar sus movimientos, para lo que ya han mantenido las primeras reuniones técnicas los responsables de las concejalías competentes, aunque sin avances.

El uso de duchas y lavapiés, la instalación de cartelería informativa, la posible modificación del mobiliario urbano como papeleras, bancos o pasarelas de llegada al agua, la estancia en los chiringuitos o el control de accesos han sido asuntos puestos encima de la mesa.

Pero sin directrices concretas, las decisiones se aparcan para no dar pasos en falso, aunque desde algunos consistorios analizan ideas como cuadricular el espacio en la arena.

A San Javier, con 40 kilómetros de costa en los dos mares, le parece menos agresivo que instalar mamparas, para lo que ya han recibido una oferta de una empresa, de momento archivada, pero son alternativas que están viendo por internet o de las que se informan por los medios de comunicación hasta que se despeje el panorama.

Desde este ayuntamiento, que se ha visto obligado a cancelar sus dos emblemáticos festivales de jazz y de teatro, danza y música, dicen estar al habla con el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) para el intercambio de propuestas de higiene y de seguridad sanitaria para garantizar una reapertura segura, pero de momento no han recibido ningún borrador con las posibles medidas.

Adherido al Sistema Integral de Calidad Turística Española en Destinos y poseedor de playas con Q de calidad, quiere conocer cuanto antes los protocolos técnicos de actuación para ponerse en marcha cuando antes porque, como señalan también desde el Gobierno regional, no se aplican de un día para otro.

Como tampoco la organización de un plan de socorrismo y salvamento en la mar que, al igual que para los ayuntamientos, requiere en verano refuerzos y contratación de personal con la tramitación administrativa que acarrea.

En Cartagena, con más de 40 kilómetros de playa, han tenido que paralizar el proceso de contratación de esos profesionales, al igual que el de la concesión de chiringuitos, que a estas alturas de cualquier otro año ya estarían resueltos.

Han pedido ya refuerzos policiales a la administración autonómica a través del plan Copla de salvamento para el control de las normas de distanciamiento social, pues con sus agentes municipales no se ven capaces.

Ya viene solicitando también insistentemente esa colaboración a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para controlar los accesos de posibles visitantes a segundas residencias los fines de semana y puentes festivos durante el estado de alarma, lo que ha traído sus más y sus menos con la Delegación del Gobierno.

En San Pedro del Pinatar, con unos 13 kilómetros de playas, esta semana se ha reunido una mesa técnica con responsables de Turismo, Medio Ambiente, Policía Local, Emergencias y Urbanismo, entre otros, para tratar la situación en este nuevo contexto coronavírico.

Pero pese a plantear la accesibilidad y el aforo, el control de accesos en las plataformas de baño de la zona de lodos, el uso y mantenimiento de espacios comunes o el de los paseos marítimos y zonas adyacentes, siguen sin saber el cómo y el cuándo que plantean las directrices marcadas por los expertos.

No obstante, trabajan para estar preparados y coordinar a todos los departamentos implicados en la gestión, limpieza, mantenimiento y control de las playas de la localidad. Analizan todas las posibilidades, que en la actualidad se limitan a los paseos y a los deportes, aunque los náuticos solo pueden practicarse en la zona de acceso habilitado, en la playa de La Mota.

En Los Alcázares también esperan para decidir qué hacer con unas playas que han salvado tras su reconstrucción la devastación causada desde septiembre de 2019 por cuatro gotas frías consecutivas que no dejaban levantar cabeza al municipio.

Entretanto, han lanzado la iniciativa Los Alcázares, Destino Turístico Seguro como medida de dinamización económica y protección del sector hotelero y comercial, por la que estos negocios que se adhieran a ella seguirán unos requisitos que garanticen la seguridad de los clientes desde que entran hasta que salen, así como la de los trabajadores, para lo que se les entregará material de protección y mamparas.

En Águilas, con 38 kilómetros de costa, y Lorca, con 7, uno de los problemas con los que se encuentran es que hay muchas pequeñas calas de difícil acceso, lo que dificulta su control y vigilancia, al contrario de lo que ocurre en las tres playas de La Unión, con escasos kilómetros de costa.