La crisis sanitaria del covid-19 se ha cobrado, solamente en España, más de 26.000 fallecidos, muchos de ellos personal sanitario y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que dejaron su vida en el camino mientras prestaban su ayuda a los demás. Un papel que ha sido decisivo para ver la luz al final del túnel.

Más de 26.000 despedidas en soledad. Muertos que no han podido ser velados ni despedidos como se merecían.

La sociedad en general, con sus aplausos cada día, ha querido rendir homenaje a todas estas personas. Cuando la situación lo permita serán las entidades públicas quien organicen actos en recuerdo de todas las víctimas del Coronavirus. Para ello, la Asociación de Protocolo ha creado un decálogo para organizar este tipo de actos.

Eventos sencillos, sin presidencia y con solemnidad, en los que se reduzca el aforo para mantener las distancias y garantizar la seguridad y el cumplimiento de la normativa son algunas de las recomendaciones de los más de 500 profesionales de protocolo para los actos de duelo en la era poscoronavirus. Las Jornadas de debate de protocolo covid-19, eventos ante la crisis, que se han venido celebrando de forma virtual desde el 31 de marzo, han permitido alcanzar este consenso a los profesionales y expertos del protocolo, la organización de eventos y las relaciones institucionales.

Fruto del debate en las distintas jornadas, se ha elaborado un documento que, a modo de guía práctica, recoge diez recomendaciones generales y varias propuestas para casos concretos. Estas propuestas pueden ser utilizadas o tenidas en cuenta por administraciones, instituciones, entidades públicas y privadas y profesionales, a la hora de diseñar y organizar actos de duelo o de homenaje, con motivo de la declaración de luto oficial, relacionados con la situación originada por la pandemia de la covid-19.

La responsable en Murcia de la Asociación Española de Protocolo, Ana Fernández, explica que estas jornadas surgen a raíz de la necesidad «de ver cómo iba a reaccionar y cómo se iba a actuar, no solo en organismos públicos, sino también en entidades privadas». En este sentido, explica que también surgen como «una incertidumbre que nunca antes se había vivido». En palabras de Fernández, esta guía está orientada «para todas aquellas personas que se dedican al protocolo, pero también para la gente de prensa que muchas veces tienen una doble labor».

Sobre el decálogo, incide en que «nos da una idea, para que la gente tenga un modelo de cómo organizar un acto de este tipo». Destaca que «nos da los horarios, lugares, así como la estructura que debe tener».

Actos austeros

Esta guía establece varios niveles de aplicación y actuación sobre el objetivo, el modelo, el efecto, la norma o la forma de los actos, así como propuestas sobre posibles fechas, horarios o ubicaciones.

Los profesionales apuestan por los actos austeros y sobrios, sin que estén exentos de solemnidad. Abogan por planteamientos claros y sencillos, en el marco de actos cívicos, en los que se mantenga el necesario equilibrio entre los conceptos de homenaje y de reconocimiento que coinciden en el duelo, respetando siempre los sentimientos de solidaridad, apoyo y el recuerdo a los fallecidos.

El documento recomienda que las intervenciones sean muy medidas, con ausencia de presidencias, pero con una adecuada representación institucional. Los aforos muy limitados, pero que permitan la presencia de representantes de los profesionales, sectores y servicios que han tenido un papel destacado a lo largo de la crisis, como los sanitarios, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, científicos e investigadores, sectores de abastecimiento y consumo, logística, suministros, servicios, limpieza, infraestructuras básicas, empresas, asociaciones de vecinos, ONG, voluntarios, etc.

Los expertos inciden especialmente en que todos los actos deben guardar el obligado respeto a la normativa protocolaria de luto oficial establecida. Además, proponen que los distintos planteamientos de los actos sean previamente consensuados con las diversas fuerzas políticas, agentes sociales y sensibilidades territoriales y confesionales.