El actor, escritor, director y productor cartagenero Pedro Segura atiende a LA OPINIÓN desde su casa en Punta Brava. Con cerca de 40 años de trayectoria profesional, no fue hasta 2015 que inició su aventura empresarial al mando de una compañía de teatro profesional Bonjourmonamour, «no sabíamos muy bien dónde íbamos pero sabíamos lo que queríamos».

Con sólo tres producciones, la compañía se había convertido en un nuevo referente regional y nacional de las artes escénicas.

Ahora, en pleno confinamiento, mira el futuro con escepticismo, consciente de que su sector sufrirá especialmente las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus, pero con la determinación de pelear con uñas y dientes para salvar y reivindicar la cultura en su momento más difícil.

¿Cómo afronta el presente y el futuro de su compañía teatral?

Hay determinados momentos en que piensas que no tienes presente pero podrías tener futuro, en este caso, nos han robado el presente, y el futuro lo vemos incierto y muy negro. No se vislumbra, por lo que dicen, ninguna posibilidad de ponerle fecha a cuándo volveremos a llenar los teatros, y eso está limitando mucho la capacidad de cada uno de nosotros, porque no podemos prever nada, ni proyectar nada, estamos en la más absoluta oscuridad.

Ten en cuenta que nosotros estábamos inmersos en una gira maravillosa que hemos tenido que cancelar con la obra Volvió una noche, el espectáculo que estábamos haciendo, un auténtico bombón, y en el que he tenido la suerte de trabajar con Carlos Santos o la gran Beatriz Carvajal. Veníamos de hacer dos días maravillosos, llenando el Teatro Principal de Alicante, y de repente teníamos Toledo, muchos territorios de Andalucía, un montón de actuaciones que se han caído. Hace poco nos llamaron para darnos algunas fechas, en diciembre, pero creo que no tienen mucho sentido porque no se sabe si en ese mes podremos estar operativos.

¿Qué papel debe jugar la administración pública en este momento?

Las administraciones, tanto ayuntamientos, comunidades autónomas, como el propio Ministerio de Cultura tienen que poner de su parte. En Cartagena, las compañías profesionales nos hemos unido y hemos contactado con el Ayuntamiento para buscar soluciones (espectáculos al aire libre).

El Ayuntamiento de Murcia ha anunciado que tiene 700.000 euros para ayudar al sector cultural y me consta que se están haciendo esfuerzos en ese sentido desde la Comunidad y el Ministerio; con respecto a este último, estamos esperando que nos diga cuáles de las 52 medidas de choque que los profesionales le hemos planteamos se llevarán a cabo. Y que se tenga accesibilidad, porque me conozco el tema: te dicen las posibilidades que tienes y luego el proceso para solicitarlas es algo kafkiano. Y no olvidemos lo mal que lo ha pasado este sector; con la crisis del 2008 se fueron a tomar por saco los circuitos; era ahora cuando estábamos sacando otra vez la cabeza. Esto ha sido tremendo para el sector.

Los aforos limitados han sido rechazados por el sector de las artes escénicas.

Tengo claro que eso ya no sería teatro. Si llegamos al punto de que no vamos a poder besarnos ni abrazarnos, el mundo habrá cambiado, y ése es otro debate, pero yo creo que no va a llegar a tanto. Lo que es cierto es que cuando llegue el momento de volver, no sabemos cuándo, sí existe la posibilidad de que volvamos de otra manera, no sé cómo; porque la gente se sentará uno al lado del otro, y pensará que le pueden contagiar el virus; y eso, mientras estás viendo un espectáculo... es algo que te echa para atrás.

Al principio se planteó, por gente que no sabe de esto, una ridiculez: cada tres butacas, un espectador, eso es imposible. Una empresa como la nuestra, que tiene un reparto muy potente, necesita, cuando va a taquilla, llenar el 80 por ciento de un teatro para poder conseguir un euro. Menos de ese porcentaje es perder dinero. ¿Cómo vamos a sobrevivir con un teatro a la mitad, o con un tercio? Eso es inviable para cualquier compañía profesional. Si hacen algo así, los ayuntamientos, las comunidades o el Ministerio tendrían que pagar la parte del caché que corresponde a los que no pueden ir. Esto sería un batiburrillo, no sería teatro.

¿Cómo está la situación en Cartagena? ¿Qué nos puede avanzar de la reunión con el Ayuntamiento de Cartagena?

Hemos perdido la Mar de Músicas, el Festival de Jazz de Cartagena, el Cartagena Folk, entre otros muchos actos culturales. En Cartagena, las siete empresas profesionales que existen nos hemos coordinado para hacer un frente común a esta crisis, porque hablamos el mismo idioma (obligaciones y posibilidades similares). Nos hemos reunido con los concejales del área de Cultura; además de las actuaciones al aire libre (está por ver con qué periodicidad, con qué medidas de seguridad), hemos pedido sacar el escenario del Teatro Apolo de El Algar a la calle, frente a su fachada.

Otra propuesta ha sido organizar, cuando todo esto acabe, una feria para las compañías profesionales de Cartagena, ampliada con alguna de Murcia, como una oportunidad para que vengan los programadores al Parque Torres y puedan conocer los espectáculos que tenemos. Sería muy bueno para que el tejido teatral profesional del municipio salga adelante.

Hay quien dice que no es tiempo para la cultura. «Primero la vida y después el cine», llegó a parafrasear el ministro.

Cuando algunos dicen que no es el tiempo de la cultura o del arte, yo les diría que es el tiempo de seguir comiendo.

¿Cómo es posible que alguien pueda decir una cosa así? cuando resulta que, en este confinamiento, precisamente, lo que ha hecho la gente es consumir aquello que algunos no encuentran tan necesario para el futuro, y sin embargo, en su presente, es imprescindible: seguir una serie de televisión, ver una película, leer un libro; nuestra vida es cultura, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, siempre estamos rodeados de ella aunque no seamos conscientes.

Más allá de que esa cultura te agite el cerebro, te haga pensar, ser más libre, te haga la vida más fácil o te haga sonreír, la cultura forma parte de ti, aunque mucha gente todavía no lo sepa. Y es una obviedad que mediante la cultura se construye la identidad de un país, pero también la de una comunidad autónoma o una ciudad como la de Cartagena, con unas posibilidades culturales absolutamente increíbles; dentro de 20 años, con los políticos adecuados, si lo hacen bien y sacan provecho de las infinitas posibilidades que tienen la historia y el patrimonio de Cartagena, no habrá límite. Y eso tiene implicaciones en el turismo, en la economía...

¿Cómo lleva el confinamiento?

Tengo la suerte de que mi novia desde hace un año es mi socia desde hace muchísimos años, y entre los dos nos hemos ido alimentando de positivismo porque en muchas ocasiones era necesario; uno se levantaba por la mañana preguntándose qué iba a ser de nosotros, pero, como estamos locos de positivismo, le damos la vuelta a todo.

Nos acordamos mucho de esas personas que viven en 40 ó 50 metros cuadrados, o no tienen un balconcito, o siquiera una ventana al exterior, que es una situación terrible, más si hay niños. En plena vorágine de las giras, decidimos alejarnos del centro y cogernos una casa en Punta Brava, con una terraza maravillosa, y un balcón enorme, y ha sido para nosotros menos dificultoso que para otra gente.

¿Está preparando algo nuevo?

Todavía no lo hemos hecho público pero estoy terminando de escribir un proyecto que ya he presentado al Ayuntamiento de Cartagena sobre la vida y la muerte de Isidoro Máiquez (el actor español más importante del siglo XVIII).

Una obra que dirigiré, en la que actuaré y para la que hemos hecho un reparto extraordinario. A ver si la Administración local nos ayuda en la producción. Este año celebramos el bicentenario de su muerte, y se había creado una plataforma para organizar diversos actos de homenaje. Ojalá salga.