La Universidad de Murcia

El estado de alarma derivado de la pandemia de la Covid-19 ha llevado a un cierre de gran parte de las actividades laborales de todo tipo, afectando a empresarios, empleados y autónomos. Esta situación se agravó por el periodo de confinamiento reforzado, en el que solo se ha permitido el mantenimiento de las actividades esenciales, y por supuesto, por el tiempo prolongado del cese de toda actividad. Esto va a causar graves problemas en aquellas familias que han perdido parcial o totalmente los ingresos que recibían antes de esta crisis. Muchos de nuestros y nuestras estudiantes son miembros de estas familias, y no podemos dejar de pensar en la situación que están viviendo ni permitir que la pérdida de la economía familiar corte de raíz sus aspiraciones de obtener un título universitario que mejoraría sin duda alguna, sus expectativas laborales.

¿Qué consecuencias graves puede tener una crisis sanitaria y económica como la provocada por este coronavirus para los alumnos

En la Universidad de Murcia, como en el resto de las universidades españolas, la crisis de la COVID-19 ha provocado un cambio brusco de la docencia, que de un día para otro ha tenido que pasar en nuestros títulos, casi todos ellos presenciales, a la modalidad a distancia. Con la intervención de los vicerrectorados de Estudios, Estrategia y Universidad Digital y Calidad, Cultura y Comunicación, y con la colaboración de toda la universidad en su conjunto, hemos sido capaces de realizar este cambio. Pero no todo el alumnado se ha podido adaptar igualmente a esta nueva situación y, de hecho, el Área de Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones Aplicadas ha atendido numerosas peticiones de recursos TIC de nuestro alumnado para facilitar el seguimiento de las actividades formativas a distancia. Más allá de eso, como he dicho anteriormente, hay una parte del alumnado que se va a ver gravemente afectada por la crisis económica que la Región de Murcia va a sufrir. Para intentar paliar estos problemas, a través del vicerrectorado de Transparencia y Responsabilidad Social Corporativa hemos puesto en marcha el programa #NingúnEstudianteAtrásUMU. Todos estamos sufriendo el confinamiento, cada uno con sus circunstancias familiares y personales, y sus peculiaridades, agravadas a veces por los problemas económicos. Sean cuales sean estas circunstancias, sabemos que puede haber un impacto en el bienestar emocional, y que va a haber un antes y un después de esta crisis, nadie va a salir igual que entró en este confinamiento, y nuestro alumnado no es una excepción. En este sentido, a través del vicerrectorado de Estudiantes y Servicios a la Comunidad Universitaria hemos seguido manteniendo la oferta de atención psicológica gratuita que nuestro Servicio de Psicología Aplicada presta al alumnado, en modalidad a distancia. Además, nuestra Unidad de Ergonomía y Psicosociología Aplicada elaboró y distribuyó unas recomendaciones para mantener el bienestar emocional en este periodo de confinamiento.

¿En qué medida y de qué forma entra de lleno la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en el proyecto #NingúnEstudianteAtrásUMU?

Uno de los ejes principales de la Agenda 2030 es que nadie se quede atrás entendido, de manera amplia, en términos económicos y sociales. Nuestro proyecto está íntimamente relacionado con este objetivo. EL estudiantado conforma el colectivo más perjudicado en esta crisis. Sabemos que su protección social debe venir de las becas y ayudas estatales y autonómicas, pero seguramente serán insuficientes, habida cuenta de la gravedad de la crisis. Todos los esfuerzos por ayudarles serán pocos, y con este proyecto queremos sumar recursos y esfuerzos para proteger lo que ha sido y debe seguir siendo el principal ascensor social, la universidad pública.

Los retos planteados por ODSesiones como la salud, la desigualdad, el trabajo, la revolución digital, la educación o el cambio climático adquieren un cambio con esta pandemia, ¿Cómo va a afectar a estos retos el coronavirus

La nueva situación supondrá nuevos retos, en un nuevo entorno, y con parámetros distintos, pero todos interrelacionados. Seguimos teniendo un serio problema medioambiental de cambio climático, retos de desigualdad o de equidad social, y seguiremos luchando por afrontar esos retos.

¿De qué formas se podrían replantear las becas para los estudiantes universitarios de cara al año que viene?

La concesión de becas y ayudas al estudio está ligada a una serie de requisitos, el principal de los cuales es el económico, pero también a otros relacionados con el rendimiento académico que pueden variar, en algunos casos sustancialmente, la cuantía de la beca. Es lógico pensar que esta situación y las consecuencias derivadas de la misma pueden afectar negativamente al rendimiento de una parte de nuestro alumnado. Por ello, sería muy importante tener en cuenta esto a la hora de elaborar las convocatorias de becas para el próximo curso.

¿Qué circunstancias deben mejorarse entre los estudiantes de cara al curso próximo y cómo cambiará el coronavirus la educación que se imparte desde una universidad?

Dejando aparte esa necesaria ayuda económica a nuestro alumnado, y la necesidad de revisar las tasas de segundas y sucesivas matrículas, el vicerrectorado de Estudios a través de la Unidad de Gestión Académica está revisando diversos procedimientos, como el aplazamiento de pagos, para permitir que el alumnado afectado pueda seguir adelante con sus estudios. En cuanto a qué debe mejorarse de cara al próximo curso, es algo difícil de contestar porque ahora mismo no sabemos qué va a pasar en el nuevo inicio de curso. De hecho, el pasado jueves conocimos unas declaraciones del Ministro afirmando que era posible que no se pudiera volver a la docencia presencial en el primer cuatrimestre. ¿De qué va a depender esto? Fundamentalmente de la evolución de la enfermedad, y sobre todo de la inmunidad de la población y la obtención de una vacuna eficaz para el SARS-CoV-2. Por esa razón, ahora mismo se plantean dos escenarios. Si hablamos de un escenario de incorporación a la docencia presencial, no será necesario hacer nada especial, teniendo en cuenta que nuestros títulos ya tienen sistemas de calidad que permiten la revisión y la mejora continua de todos los procesos asociados a la formación de nuestro alumnado. Si por el contrario hubiera que arrancar nuevamente la docencia en modo no presencial, este segundo cuatrimestre está sirviendo de experiencia, junto a la acumulada anteriormente con los títulos que se imparten en modalidad no presencial o semipresencial, para introducir los cambios necesarios que mejoren todos los procesos, y también ha servido al profesorado y al alumnado para ponerse al día en herramientas de docencia no presencial. Pensamos que todo ello disminuiría notablemente el nivel de incertidumbre y nerviosismo, y queremos pensar que la situación se normalizaría en gran medida. Esto no quiere decir que vayamos a transformarnos en una universidad a distancia, la Universidad de Murcia es una universidad presencial y lo seguirá siendo después de esta crisis de la COVID-19.