La flota que compone la Cofradía de Pescadores de Cartagena sigue saliendo cada día a faenar para traer pescado fresco a las tiendas y mercados. El coronavirus no ha mermado su actividad, pero para poder desarrollarla necesitan medidas de protección como mascarillas y estas se les están agotando.

El Patrón Mayor de los pescadores de la ciudad portuaria, Bartolomé Navarro, explica que en los barcos, debido al agua , elementos como mascarillas o guantes duran como mucho, uno o dos días.

Según Navarro, la Cofradía ha intentado adquirir lo que necesitan en el mercado y, de hecho, hace dos semanas tenían «un pedido ya cerrado de mascarillas y de guantes en una empresa y no se pudo concretar porque lo confiscó la Guardia Civil para llevárselo a los hospitales».

Ahora mismo están trabajando gracias a las casi 500 mascarillas que les proporcionó la Autoridad Portuaria, pero necesitan más para poder trabajar de forma segura.

Por esta razón se pusieron en contacto hace una semanas con la Consejería de Agua, Agricultura, Pesca y Medio Ambiente para pedirle a su titular, Antonio Luengo que les ayudara. El consejero les dijo que haría todo lo posible pero, según Navarro, «todavía no han llegado y sabemos que lo están buscando, pero que es muy difícil conseguirlo».

Por otra parte, y a la espera de la normativa que se dictamine para comenzar la desescalada, la Cofradía de Pescadores de Cartagena sigue implementando las medidas de seguridad que pusieron en marcha los primeros días de la pandemia y que les ha proporcionado muy buenos resultados, ya que no han registrado ningún caso de contagio.

Este gremio siempre trabaja con guantes y los barcos son lo suficientemente grandes como para mantener la distancia de seguridad. En la lonja donde se venden las capturas, la Cofradía ha obligado al uso de guantes, ha separado un metro y medio a cada comprador y hay gel de manos.

Bartolomé Navarro asegura que incluso en estas condiciones, y siempre que los compradores sigan acudiendo a la lonja a adquirir pescado, van a seguir faenando con normalidad porque «hay que estar con la ciudadanía y llenar los mercados».

Precisamente estos mercados de abastos son la mejor prueba de que la labor de los pescadores es muy necesaria, ya que los ciudadanos siguen acudiendo a comprar pescado fresco. Los vendedores se han organizado para continuar con su labor y cumplir con las normas de seguridad.