«Me llama un hombre de una empresa y me dice: 'oiga, ¿le puedo mandar a usted pescado fresco?' Y pienso, 'si tuviera congeladores'.... pero no tengo», explica José López Cerdán, secretario del Banco de Alimentos del Segura.

«Hay muchos productos, pero a los dos días ya no queda ninguno», apunta López Cerdán, en referencia a las numerosas donaciones que están recibiendo a propósito de la pandemia de coronavirus. El Banco de Alimentos distribuye las donaciones a asociaciones como Cáritas o Jesús Abandonado, que las hacen llegar a las familias más necesitadas, a comedores sociales y entidades de inserción social en coordinación con los servicios sociales.

Ahora mismo, calcula el secretario del Banco de Alimentos, tienen «150.000 kilos» de comida, lo que pasa es que «el lunes tenemos que ponernos manos a la obra para conseguir más, porque el martes ya no queda», indica.

«Hoy (por ayer) nos han entrado 20.00 kilos de plátanos de Canarias, han sido un balón de oxígeno», comenta. Y más cosas: 30 toneladas de alimentos donados por la Asociación de Supermercados de la Región de Murcia (ASUMUR), que incluyen productos frescos, comida preparada y productos no perecederos, y que López Cerdán agradece de corazón.

"Da igual la fecha de caducidad"

Preguntado por cuáles son los alimentos que más falta hacen ahora mismo, López Cerdán manifiesta que «zumos, cacao, café y potitos», los cuales «da igual la fecha de caducidad que tengan», apostilla, ya que siempre hacen falta y no llegarán a 'pasarse': se entregarán antes a una familia que los necesite.

El Ayuntamiento de Murcia está gestionando las donaciones solidarias a través del teléfono 010, al que deben dirigirse las empresas interesadas en realizar aportaciones de productos de alimentación, higiene o limpieza.

Asimismo, se ha puesto a disposición del Banco de Alimentos el Servicio de Emergencias Móvil de Derechos Sociales y Familia (SEMAS), reforzando la entrega de alimentos a las personas que más los necesitan en colaboración con otras entidades como Cruz Roja.

Además de las empresas, hay «particulares que nos ayudan con dinero», agradece el secretario del Banco de Alimentos, que pone el acento en un problema con el que se han visto: la gran mayoría de los voluntarios del lugar, él mismo incluso, son personas mayores, que ahora mismo permanecen confinadas en sus domicilios».

«Tenemos seis jóvenes voluntarios que están ahí con cariño y entusiasmo, y nos van viniendo alguno más», comenta el hombre, que hace un llamamiento a las personas que deseen ayudar. Así, «necesitamos jóvenes que vengan a echar una mano, a cargar y a descargar», insiste.