Un año sin medidas, un año perdido para el Mar Menor. Los parámetros que miden el estado del agua de la laguna salada reflejan un ecosistema peor que hace 365 días. La salinidad, uno de los aspectos que más inquieta, marca una diferencia de 5,6 gramos por litro menos que en abril de 2019, hasta llegar a 37,8 g/l este mes. Preocupa entre la comunidad científica que unos niveles tan bajos de salinidad, los más inferiores desde abril de 2017, provoque que las poblaciones de especies de agua marina sean bajas este año y con la llegada de la primavera no logren asentarse nuevas poblaciones de especies adultas en la laguna llegadas del Mar Mediterráneo.

En cuanto a los niveles de turbidez, los datos públicos de la página web Canal Mar Menor señalan que han aumentado las partículas en suspensión con respecto a hace un año, pasando de 4,13 a 6,5. Igual incremento sufren los parámetros de la clorofila y de la transparencia. En el caso del primero los microgramos por litro alcanzan a 1 de abril de 2020 un nivel de 4,12, cuando hace justo un año era de 0,32. La transparencia alcanza ahora 1,20 metros, mientras que en el mismo periodo del año pasado esta distancia de claridad llegaba hasta 4,66 metros. Es decir, la transparencia se ha reducido hasta tres veces con respecto a abril del año pasado, según los datos de Canal Mar Menor.

«Estos niveles reflejan un año sin tomar medidas en el Mar Menor», remarca el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia Ángel Pérez Ruzafa. «Este año está entrando tres veces más agua dulce en la laguna que en el famoso verano de la 'sopa verde' de 2016». Aquel verano de hace cuatro años la entrada de agua dulce y cargada de nutrientes solo se producía por la rambla del Albujón y podía llegar a circular 400 litros por segundo, mientras que ahora, como señala el catedrático, circula la misma cantidad por el Albujón pero se le suma la entrada de agua desde otras ramblas como la de Miranda o de otras escorrentías desde San Javier hasta la cubeta sur del Mar Menor. «A esto hay que sumarle la entrada de agua de origen urbano este año que ya no solo lleva nitratos, sino también fósforo y fosfato».

Los datos de salinidad preocupan para el también portavoz del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor: «Las poblaciones de muchas especies llegan del Mediterráneo en primavera y colonizan siendo adultas la laguna. Estas poblaciones lograrían filtrar el agua y crear la red trófica del ecosistema». Para esta temporada primaveral no espera la llegada de especies desde el mar Mediterráneo; y lograr reducir la salinidad ahora solo ayudaría «a que especies que suelen colonizar en octubre puedan asentarse para esa parte del año y recuperarse hasta la primavera de 2021».

Defensa con temperatura baja

La temperatura del Mar Menor, que se mantiene en torno a los 16 grados, igual que hace un año, es una defensa estos días para el ecosistema. La producción fitoplanctónica derivada del proceso de eutrofización debido a los altos niveles de clorofila se activan más cuando la temperatura es alta. Para el catedrático la bajada de temperatura permite que se disuelva más oxígeno y se produzca menos proliferación de algas, «pero el calor acabará llegando», señala mientras concluye que «debemos renunciar a un Mar Menor en condiciones para este verano».

El alto nivel freático del acuífero preocupa ante futuras inundaciones

El principal problema que preocupa al catedrático de Ecología Ángel Pérez Ruzafa es la sobreelevación del nivel freático del acuífero cuaternarioacuífero cuaternario del Campo de Cartagena. Un acuífero que ya ha dejado imágenes destacadas en los últimos días en el entorno del Mar Menor para los vecinos de localidades como Los Alcázares.

El agua acumulada en muchos bancales cerca de la laguna por las fuertes lluvias de hace dos semanas, así como hasta «seis kilómetros tierra adentro», no logra filtrarse en el suelo por el nivel freático del acuífero. Santiago Pérez, presidente de la plataforma Stop Inundaciones en Los Alcázares, señala este hecho y añade que en muchos punto «desde El Carmolí hasta San Javier ocurre lo mismo».

Este hecho preocupa porque «a nada que llueva un poco, toda esa agua corre por la superficie hasta volver a desembocar en las calles de las localidades costeras». Pérez remarca que hay que extraer agua del acuífero «urgentemente».

En la misma línea se expresa Ruzafa: «Nos dedicamos a poner prohibiciones pero no infraestructuras. Siguen sin tomar medidas drásticas cuando hay pozos legales por los que se podía extraer agua y reutilizarla en la agricultura». Actuar en el origen de la contaminación del Mar Menor, la agricultura, es «lógico y razonable» para Ruzafa, y hay que buscar la «sostenibilidad» del campo. Para él, el borboteo o las afloraciones de agua que se han documentado en playas de Los Narejos o Lo Pagán es señal de que el agua ha comenzado a rebosar en muchos puntos del litoral de la laguna por el acuífero.