Centenares de personas se encuentran en estos momentos confinadas en sus respectivas autocaravanas en el Puerto de Tánger Med debido al cierre de fronteras ocasionado por la declaración del estado de alarma por coronavirus tanto en España como en Marruecos. No pudieron cruzar hasta Algeciras a tiempo, y por lo tanto deberán esperar a que se decrete el final del periodo de reclusión para poder volver a sus casas. María de los Reyes y Antonio Arroyo, una pareja con residencia en Alicante y aficionada a viajar por todo el país y parte del extranjero en su autocaravana, sí consiguió entrar en la península a tiempo, pero las medidas que acompañan al estado de alarma desde el pasado 14 de marzo les han supuesto unos riesgos que podrían haberse ahorrado fácilmente y que provocaron que tuvieran que hacer parada en Murcia.

La crisis sanitaria ha pillado a esta pareja originaria de Andalucía en la carretera, y lejos de su pensamiento de pasar toda la etapa de cuarentena en Palmones, un pequeño pueblo situado junto al puerto de Algeciras. Las autoridades acabaron por ordenarles el desplazamiento obligatorio hasta su residencia en Alicante. «Cuando se anuncia el estado de alarma, nuestra idea es la de quedarnos en Palmones con la autocaravana y así desplazarnos lo menos posible, solo para hacer la compra, con la intención de evitar cualquier riesgo de contagio, pero las autoridades no nos lo han permitido», afirma María, quien también apunta los riesgos que en un viaje por carretera de más de 620 kilómetros pueden generarse: «Durante el trayecto de Palmones a Alicante podemos tener cualquier accidente, o un simple pinchazo, lo que obligaría a cualquier tipo de contacto que se puede evitar».

Tras tres meses y medio de viaje que comenzó por la costa mediterránea hasta llegar a la frontera de Marruecos con Argelia, pasando por Safí, María y Antonio decidieron emprender el viaje de vuelta antes de lo deseado, llegando a suelo español el 10 de marzo. Se instalaron en un área acondicionada para el estacionamiento de autocaravanas en la barriada de los Palmones, donde pretendían pasar el resto del confinamiento, pero la apertura de la frontera de Ceuta el día 20, que llevó a Algeciras a casi 200 autocaravanas, obligó a la Guardia Civil a aliviar la concentración de personas de esa zona, y a ellos se les instó a pasar la cuarentena en el pueblo de Palmones, a tan solo 1 kilómetro de distancia, donde estarían más tranquilos. El 30 de marzo volvieron a recibir instrucciones de la Policía Municipal para reubicarse en una playa cercana donde no molestarían a nadie, y tan solo unas horas más tarde, en la mañana del día 31, agentes de la Guardia Civil les ordenaron abandonar el lugar y dirigirse hacia su residencia en Alicante, a donde tendrían que llegar en un plazo máximo de 24 horas. «No es normal que las autoridades nos estén mareando de un lado a otro, y ahora nos digan que tenemos que llegar a Alicante en menos de 24 horas. Si no estamos en condiciones de conducir todo el día hasta nuestra casa, tendremos que hacer noche en Murcia, les guste más o menos», declara María.

Desde 2001 que compraron su primera autocaravana, aunque ya llevaban 15 años recorriendo toda España, María y Antonio se han acostumbrado a la vida nómada, y lo que ello supone, pero la situación de confinamiento les ha obligado a agudizar aún más el ingenio y lidiar con la crisis sanitaria lo mejor posible. «Estos días solo hemos salido de la autocaravana para hacer la compra. Aproveché unas telas que tenía a mano para fabricar unas mascarillas caseras que vamos lavando y a las que cambiamos las gasas. Además, cuando estamos apartados y no tenemos a nadie cerca salimos a darle vueltas al vehículo, unos diez minutos, solo para estirar las piernas. El momento de salir a hacer la compra también lo aprovechamos para vaciar el depósito de agua de la autocaravana», dice María.

Al llegar a Murcia se encontraron con que el área para autocaravanas situada en el Centro Comercial Thader estaba precintado, por lo que tuvieron que mantenerse en las inmediaciones del propio parking. Tras parar a comer, su objetivo pasó a ser el de realizar la compra, las tareas de mantenimiento del vehículo y a aquellas propias del hogar, pasar allí la noche para descansar y llegar a Alicante por la mañana.

También quieren dar valor a la iniciativa 'Autocaravanistas solidarios', propuesta por la Federación Española de Asociaciones Autocaravanistas (FEAA), que mediante un comunicado animó a todos los aficionados al viaje en autocaravana a, una vez superada la crisis sanitaria y acabado el confinamiento, fomentar el turismo dentro del país y disfrutar así de la cultura, la gastronomía y las gentes de cada rincón de España. «Por supuesto que apoyamos la iniciativa, ahora falta ver dónde podremos ir, porque todavía hay muchas regiones en las que no se nos permite el paso, no se nos quiere, y eso es duro. Cuando nosotros viajamos, lo hacemos durante tres o cuatro meses, nos gusta ser uno más de cada pueblo al que vamos, relacionarnos», asegura María.