Mantenerse ocupado, contactar de forma regular con familiares y conocidos, disfrutar de la cultura y hacer ejercicio físico son algunos de los consejos que el catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia (UMU) José María Martínez Selva propone para combatir los efectos del confinamiento impuesto para luchar contra el coronavirus.

En declaraciones a Efe, Martínez Selva ha dicho que "los datos de confinamientos y cuarentenas de epidemias anteriores hablan de efectos negativos durante el encierro que, en algunas personas, pueden extenderse a meses o años después".

Este profesor advierte diferencias con otros episodios, debido a que ahora la mayoría de los afectados por el confinamiento están en casa, en un entorno que conocen, acompañados de su pareja o familia, con acceso a las comunicaciones por la red y por el teléfono y sin sufrir, también en general, de la falta de suministros básicos.

Martínez Selva ha comentado que, "a corto plazo, durante la reclusión suele aparecer en todas las personas una serie de cambios negativos, propios de la ansiedad, que forman parte de la reacción a acontecimientos estresantes, como son alteración en el estado de ánimo, emociones de malestar, miedo, tedio, depresión, confusión, irritabilidad o ira, además de alteraciones del sueño".

También puede aparecer una sensación de frustración por la interrupción de tareas y proyectos y la preocupación por la enfermedad, las perspectivas de empleo y la economía.

Las situaciones de crisis, recalca este profesor de la UMU, van acompañadas de incertidumbre, de falta de información veraz o de fuentes fiables, a lo que se une el temor al contagio, a la gravedad de la enfermedad y a lo que le puede suceder a uno mismo y a las personas queridas, "lo que hace más intenso el impacto del confinamiento".

"Contribuye a ello -ha añadido- el darse cuenta de golpe de nuestra vulnerabilidad, de nuestra falta de control sobre lo que nos rodea; esto va en contra de nuestra mentalidad actual, de exceso de confianza en la sociedad en general, en las instituciones y en la tecnología".

Para Martínez Selva, aunque uno esté acompañado siente que está aislado, lo que en muchas personas provoca o refuerza una sensación de soledad que, a su vez, contribuirá a la incertidumbre y el miedo.

Otro consejo que ofrece este catedrático de la UMU es no estar todo el tiempo pendiente de las noticias, ya que considera que es mejor distanciarse de ellas y prestar atención solo a determinadas horas del día y a las que procedan de fuentes fiables o de expertos reconocidos.

Otras recomendaciones destacan la conveniencia de hacer cosas, de forma que se rellene el tiempo, acudir al trabajo y teletrabajo, realizar funciones relacionadas con el mantenimiento del hogar, acudir a la lectura y ayudar a los demás, que es una de las actividades que más satisfacciones producen, comenta.

En cuanto a los ancianos, Martínez Selva señala que constituyen el grupo más castigado por la enfermedad y de mayor mortalidad, y recomienda reforzar algunas medidas dirigidas a aumentar el contacto social directo y por vía telemática, el ejercicio físico y el mantenimiento de sus rutinas.

También se puede acudir con respecto a ellos al fomento de la lectura, a ver películas o desarrollar actividades para mantener la actividad intelectual, directamente o a través de las nuevas tecnologías.

En cuanto a los niños, "que pueden convertirse en un factor de estrés añadido y que requieren una atención especial", recomienda la organización de actividades escolares y, así mismo, otras, como las de contribuir a la limpieza y arreglo de la casa, sin olvidar el tiempo de ocio y diversión.

"Las nuevas tecnologías son una buena ayuda; que hagan ejercicio físico es muy importante también", ha concluido Martínez Selva.