Las diez monjas de clausura que viven en el monasterio de Santa Ana y Santa Magdalena de Lorca, conocidas popularmente como las Clarisas, están atravesando por momentos muy difíciles, al haber caído la venta de los productos que elaboran en el horno del convento, hasta en un 95%.

No es la primera vez que este colectivo, tan arraigado en Lorca y querido en toda la comarca, vive momentos complicados.

Con motivo de los terremotos que sacudieron la ciudad en el año 2011, se quedaron prácticamente en la calle al verse afectadas buena parte de sus instalaciones. Gracias al Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura y a su entonces presidente, José Manuel Claver, pudieron salir adelante, tras la implantación del céntimo solidario, consistente en que por cada metro cúbico de agua que se vendiera para el regadío, un céntimo fue destinado a la recuperación del monasterio.

Su futuro depende, prácticamente, de lo que da de sí el horno con el que trabajan y también de la ropa que planchan. Entre los productos que elaboran para después vender a las personas que acuden a sus dependencias, para servirse de ellos, están las empanadas, bizcochos, tortas de pascua u hojaldres, entre otros. Su mantenimiento depende de ello lo mismo que del planchado y costura de trajes de primera comunión y bautizos.

A pesar de la situación en la que está sumida la Región, como consecuencia de la crisis sanitaria a causa del coronavirus, las monjas siguen vendiendo sus productos, pero el número de clientes se ha reducido de forma considerable. Hasta el punto de que hay días en los que solamente llegan a vender una empanada, lo que origina que el horno esté, prácticamente, parado. Sin embargo, el horno sigue abierto cada día, a la espera de poder atender las peticiones que les hagan los lorquinos, como han hecho hasta ahora.

Los encargos se pueden seguir haciendo llamando al teléfono 968 47 77 73.

Además de otros productos de alimentación siguen elaborando sus deliciosas empanadas y bizcochos. Los encargos son servidos a los clientes, a través del torno del convento, al tratarse de monjas de clausura. Temen, asimismo, que con las comuniones de este año pueda pasar algo parecido, teniendo en cuenta que sus ingresos dependen de la venta de productos y de los trabajos que realizan al público que confía en ellas, especialmente del planchado de ropa.

Misa por la tele

Durante estos días de confinamiento, la capilla del monasterio permanece cerrada aunque las monjas siguen cada día las misas a través de la televisión, como en su momento mandó el obispo Lorca Planes. Desde el convento donde residen, hacen cada día sus plegarias para que esta situación acabe lo antes posible.

El monasterio de Santa Ana y Santa Magdalena se encuentra ubicado en la Avenida de Santa Clara, junto al Puente de Hierro.