En marzo de 2019 Pilar Lorente (Fuente Álamo, 1995) compró por unos 500 euros un billete de avión para volar a Australia, un país en el que hoy se siente atrapada a causa del coronavirus: ha gastado más de 2.400 euros en vuelos que han sido cancelados y conseguir una nueva conexión con España se ha vuelto casi misión imposible.

Como ella, unos 300 españoles con visados de estudiante o de trabajo temporal buscan ayuda para regresar a sus hogares y hasta ahora no han tenido respuesta de la embajada, más allá de que deben encontrar un vuelo en una línea comercial de las que todavía operan, según explica por videoconferencia.

La única que ofrece esa posibilidad es Qatar Airways, con vuelos Sidney-Madrid con escala en Doha, la única ciudad en la ruta desde las antípodas que no ha cerrado sus fronteras a los vuelos en tránsito, pero con precios que oscilan desde los 12.000 euros en turista a los 20.000 en preferente.

"La mayoría de los españoles con residencias temporales en Australia tenemos trabajos relacionados con la hostelería, con salarios que no nos permiten acceder a esos vuelos. Eso sin contar el dinero que ya hemos perdido por cancelaciones previas", lamenta.

El tiempo, además, parece acabarse para ellos, ya que Doha ha anunciado el cierre de fronteras para el próximo 15 de abril, y los españoles lamentan que, ya que el estado no fleta vuelos, como ha hecho en algunos países en Latinoamérica, no se plantee al menos negociar con la aerolínea unas condiciones económicas "asumibles".

"Me vine a Australia durante un año a vivir una nueva experiencia y aprender inglés, pero ni en mis peores pesadillas me imaginaba que acabaría atrapada sin poder volver", subraya esta murciana, graduada en periodismo, que trabaja sirviendo cafés en un bar de Brisbane, la capital de Queensland.

Se siente afortunada porque es la única que no ha sido despedida en el negocio, aunque le han reducido las horas de trabajo, ya que bares y restaurantes solo ofrecen ahora productos para llevar.

En Australia no se han establecido aún medidas de confinamiento por la crisis del coronavirus y Lorente ve un reflejo de la situación vivida en España hace apenas un mes.

"Los australianos no están siendo conscientes de la gravedad de la situación, de lo rápido que se contagia el virus. Nunca han vivido una crisis, ni económica ni sanitaria, y siguen con su vida normal sin imaginar lo que se les puede venir encima", ha subrayado.

Por eso, su principal preocupación con respecto a la pandemia es cuánto se alargarán las medidas de confinamiento a nivel mundial y, en definitiva, la imposibilidad de regresar a casa.

En el caso de Lorente, su visado caduca en julio, aunque entre sus contactos españoles (una treintena de ellos, murcianos) muchos tenían permiso hasta finales de este mes.

El Gobierno australiano ya ha anunciado que articulará medidas para que esas personas no queden en situación irregular; sin embargo, el problema que se planteará para estas personas será el de conseguir ingresos con una economía cada vez más paralizada por la crisis del coronavirus.

"Lo difícil será seguir sobreviviendo, pagando los gastos de comida o de alquiler", apunta. En su caso, comparte vivienda con otros tres españoles, pero solo ella y otro de sus compañeros continúan trabajando: "La situación es crítica".

Lorente sigue buscando a diario algún vuelo que pueda pagar, aunque con dos incertidumbres constantes: si volverán a cancelárselo y si podrá viajar a Sidney para cogerlo, ya que hoteles y transportes están negando todas las reservas a quienes tienen pasaporte español por el creciente número de casos en nuestro país.