No solo los supermercados están abiertos y con producto fresco. Las plazas de abastos de Murcia también están dando servicio a todos los ciudadanos, con un trato directo y cercano, aunque tomando el metro y medio de seguridad para seguir las recomendaciones. Con cintas que delimitan la zona y mascarillas, decenas de comerciantes murcianos se afanan cada mañana para dar servicio a sus clientes. Están sufriendo, como todos, los efectos de la pandemia del coronavirus Menos ventas pero el mismo producto, de calidad y recién llegado de las lonjas. El cierre de los bares ha dejado sin sus mejores compradores a los comerciantes del Mercado de Verónicas, de Murcia, que suelen abastecer a todos los restaurantes de la zona.

"El 80% de mi negocio está en los bares", afirma Cristóbal Teruel, quien regenta dos puestos de pescado con un buen número de trabajadores a su cargo. Han seguido adelante, tratando de capear el chaparrón y celebrando que "ha subido el número de ciudadanos de la calle que vienen a comprar aquí".

El pescado, como el resto de productos, sigue llegando fresto a la plaza. "Ha bajado un poco el precio en general, sobre todo de los productos más caros, los que más se consumían en los bares, como las gambas, pero, por ejemplo, ha subido el precio del boquerón, que es un producto que consume más el ciudadano de a pie", afirma Teruel.

Carmen Guillamón está empleada en un puesto de encurtidos. "Ha bajado bastante la venta", asegura rotundamente. Ella también lo achaca a que dos puertas, entre ellas la del lateral donde está su negocio, está cerrada. "La gente llega y piensa que no estamos abiertos porque hay dos puertas cerradas", se lamenta, "y por eso en mi pasillo se ve menos actividad". Reclama más visibilidad, que "el Ayuntamiento haga algo para solucionarlo, porque muchos no se enteran de que estamos aquí", dice Guillamón, quien también está notando que "la gente tiene miedo a infectarse, aunque aquí estamos todos tomando las medidas necesarias para que no ocurra".

Paco Consuelo tiene una de las carnicerías con más solera de Verónicas. Está desolado porque la gente "no viene y, sin embargo, está haciendo cola en los grandes supermercados. Esto es un desastre", afirma un comerciante que también vivía en gran parte de suministrar a los restaurantes de la Plaza de las Flores, que ahora están cerrados a cal y canto por el estado de alarma. La reducción de ventas se está notando, sobre todo, en los productos de mayor calidad: "La gente no se lleva cabrito y cordero", afirma, mientras que reclama que de una vez por todas se acabe con la libertad que tienen las grandes superficies para abrir todos los días. "En el País Vasco, por ejemplo, cierran todos los domingos, nadie abre. ¿Por qué aquí no?", se pregunta un autónomo que también tiene a su cargo a varios trabajadores, que siguen despachando en su puesto pese a que las ventas han caído en picado "por el cierre de la hostelería". "Los políticos tienen que escucharnos, pero no lo hacen", lamenta Consuelo.

En la planta superior de Verónicas están las fruterías. Una de ellas es Tomates Ramón Quiles, una familia que también está sufriendo la caída de ventas y, además, no poder salir a correr, ya que el padre y uno de los hijos son grandes aficionados a las carreras populares que pertenecen al Club Deportivo La Mota, de Puente Tocinos. "Cada vez que veo el cartel de la carrera que organizamos el años pasado -aún lo tiene puesto en una columna de su puesto-, se me caen las lágrimas. Estoy que me subo por las paredes sin poder salir a correr", dice Ramón, que con 54 años participó hace unas semanas en la media maratón que se celebró con motivo de la Murcia Maratón. En cualquier caso, no dejan de poner buena cara al mal tiempo.